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21/08/2025

Un avión espacial podría llevar a pasajeros a contemplar la curvatura de la Tierra y vivir experiencias inéditas

Fuente: telam

Se trata de una aeronave que despegaría desde bases en Estados Unidos e Italia, equipada con tecnología de última generación

>Una nueva generación de aeronaves busca, potencialmente, transformar los viajes con trayectos fuera de la atmósfera, tecnología avanzada y propuestas de aventura pensadas para el público general.

Después de suspender sus vuelos con la nave VSS Unity en 2024, los expertos de “Nos complace anunciar que nuestro primer vuelo espacial con nuestros nuevos Delta SpaceShips está previsto para 2026”, afirmó el director ejecutivo Michael Colglazier.

El primer vuelo será en el verano boreal de 2026 y estará orientado a la investigación científica. Recién en otoño de ese mismo año se abrirá la puerta a los viajes turísticos privados con astronautas civiles.

El desarrollo del avión espacial Delta no es un paso aislado, sino la pieza central de un plan industrial y comercial que estos expertos venían preparando desde hace tiempo. Colglazier explicó en la conferencia con inversores del segundo trimestre de 2025 que “el progreso en nuestras naves espaciales continúa en todos los sistemas y estructuras”. El ensamblaje de las alas se completará en el cuarto trimestre de este año, mientras que el fuselaje quedará terminado hacia finales de 2025 o principios de 2026.

Uno de los elementos más innovadores es el sistema de “plumas”, un mecanismo que se despliega cuando la nave regresa a la atmósfera y le proporciona estabilidad en la reentrada. Esta característica se probó en Unity y ahora se perfeccionó para Delta, garantizando mayor seguridad y control en una de las fases más delicadas del vuelo.

El ensamblaje final de las naves se llevará a cabo en las instalaciones Delta, cerca de Phoenix, Arizona. Allí se construyen los vehículos que, según la firma, podrán realizar hasta ocho misiones por mes, lo que equivale a doce veces la capacidad de carga útil de Unity. Este salto productivo no es menor: significa que se podrá atender una demanda mucho más amplia y transformar el turismo espacial en un servicio recurrente, y no en un acontecimiento excepcional.

Este grupo de especialistas también avanza en estudios de viabilidad para expandir su red de operaciones. Entre las opciones, aparece el desarrollo de un segundo puerto espacial en Italia, que se sumaría al de Nuevo México, donde se encuentra la actual base de despegue. Esta posible expansión refleja una visión de futuro en la que el turismo espacial podría tener múltiples sedes alrededor del mundo, acercando la experiencia a clientes de diferentes regiones.

Esta alternativa convertiría a la flota en una infraestructura más versátil y no solo en vehículos turísticos, diversificando el negocio y ampliando su alcance en la industria espacial.

Cada vuelo Delta transportará seis pasajeros y dos pilotos.

En ese punto, los pasajeros flotarán en microgravedad y podrán contemplar la curvatura de la Tierra a través de 17 ventanas panorámicas especialmente distribuidas en la cabina. Luego, la nave planeará de regreso y aterrizará en la misma pista de partida. El concepto combina la adrenalina de un vuelo espacial con la elegancia de un trayecto breve pero intenso, diseñado para quienes buscan exclusividad y lujo.

Cada pasajero recibirá un traje espacial a medida que combina seguridad con estilo. El objetivo es que el viaje no sea solo un traslado, sino una vivencia integral.

El precio de los boletos aún no se confirmó, pero todo indica que superará los 600.000 dólares que se cobraban en las misiones anteriores. A pesar de la cifra, más de 700 personas ya reservaron su asiento, lo que muestra que existe un mercado dispuesto a pagar por una experiencia única.

La competencia no es menor. Blue Origin continúa desarrollando sus cápsulas con despegue vertical y SpaceX apunta a la colonización lunar y eventualmente marciana. Frente a estas propuestas, Virgin Galactic se posiciona en un nicho intermedio: no promete viajes interplanetarios, pero sí experiencias espaciales recurrentes y de alta calidad, pensadas para un público dispuesto a invertir en exclusividad.

En ese sentido, el turismo espacial podría seguir el camino de la aviación comercial en sus primeras décadas. Lo que comenzó como un lujo reservado a unos pocos terminó convirtiéndose en un servicio masivo. Aunque la barrera de entrada económica aún es alta, la compañía confía en que el modelo Delta reducirá progresivamente los costos y abrirá la puerta a un mercado más amplio en el futuro.

El debut de Delta no solo marcará un avance tecnológico, sino también un cambio cultural. Llevar a ciudadanos comunes al espacio altera la percepción de lo que significa ser astronauta. Ya no se tratará solo de pilotos militares o científicos altamente entrenados, sino de turistas, empresarios, artistas o exploradores curiosos que quieren vivir en carne propia la experiencia de observar la Tierra desde el espacio.

El proyecto Delta no está exento de desafíos. La seguridad, la eficiencia operativa y la sostenibilidad económica son aspectos que deberán probarse en el terreno.

Con 2026 como fecha marcada en el calendario, el mundo observará si la promesa de vuelos espaciales semanales se convierte en realidad.

Fuente: telam

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