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19/08/2025

A 50 años del asesinato de Larrabure: 372 días encerrado bajo tierra y el proceso de la Iglesia para reconocer su martirio

Fuente: telam

Un 19 de agosto de 1975 aparecía su cuerpo en un zanjón en una calle de Rosario. A través de las cartas que mandó a la familia y del diario que tiempo después se encontró, reveló una personalidad piadosa hacia sus captores y una resignación hacia la muerte, que hizo que la iglesia abriese un proceso de beatificación a partir del martirio sufrido. Monseñor Olivera, capellán castrense, destacó “la capacidad del perdón” del militar

>Sus captores, en un último acto de miserabilidad, pretendieron simular que Larrabure se había ahorcado en su inhumano encierro, en esa celda infame, bajo tierra, sin luz y ventilada por tubos, disimulada en un subsuelo improvisado en una mercería en el barrio rosarino de Bella Vista.

Cincuenta años después continúan apareciendo elementos de este impactante caso.

Por la década del setenta, Mendiolaza era un páramo soñado para el descanso y el disfrute de la naturaleza, con muy pocas casas. Ubicado a cuatro kilómetros al norte de la ciudad de Villa Allende y a 23 al noroeste de la capital provincial, en las Sierras Chicas, se había iniciado como un pequeño poblado. Esas tierras, pertenecientes a la Estancia del Retiro del Rosario, fue convertido en municipio de segunda categoría en 1964 y recién 23 años después tendría su primer intendente. En 1914 había llegado el ferrocarril y la primera escuela en los alrededores data de 1921.

Ese fue el sitio elegido por los terroristas del ERP para mantener cautivo a Larrabure cuando fue secuestrado de la fábrica militar de Villa María la noche del 11 de agosto de 1974.

Como resultado del ataque el mayor Argentino del Valle Larrabure y el capitán Roberto García, ingeniero químico, al darse a conocer, se los llevaron.

García terminó malherido al querer fugarse y fue abandonado más adelante, ya que los terroristas creyeron que había muerto por los tiros en la espalda que recibió. El combate dejó un saldo de un policía muerto y siete heridos, entre policías y militares.

Fueron meses angustiantes: el ERP solo negociaba con la familia ya que se negaba a hacerlo con el Ejército. A través de cartas escritas por Larrabure y solicitadas publicadas por la familia, se mantenía la comunicación.

La primera carta de Larrabure está fechada en septiembre. Manifestó su preocupación por los ingresos familiares y aventuró que quizá con la venta del auto más los ahorros la familia podría comprar un departamento. “Marianita, todas las noches te hago un huequito y siento tu cabeza sobre mi brazo y hombro”, contó. Dijo que escribió otras cartas que no les llegaron, que recibía un trato caballeresco de prisionero de guerra, que tenía sus remedios para el asma. Pidió que en una solicitada en La Nación le contasen las novedades, la salud de su esposa y recomendaba que los chicos siguiesen estudiando.

La primera solicitada fue el 28 de septiembre, donde su esposa Marisú le informaba que la salud de su mamá declinaba y reclamaba su presencia. Le decía que contaba con el apoyo de todos, que por el momento se quedarían en Villa María y que no tenían dificultades económicas. “Animo, que todo se solucionará”, terminaba el texto.

El 8 de octubre escribió dos cartas, una a la hija por su cumpleaños. En su carta del 22 de ese mes se quejó de no haber leído nada en el diario, que del asma estaba mejor y que antes de dormir hablaba con cada uno de ellos. Alentaba a su mujer a no bajar la guardia y que, si sucedía lo peor, sus hijos no debían odiar a nadie y que debían poner la otra mejilla.

Una semana después, en otra solicitada, su esposa le comunicó que su madre había fallecido. En el diario que se encontró, por esos días él intuyó que alguien de la familia había ido a despedirse de él.

El 16 de ese mes el personal civil de la fábrica le mandó su afecto y solidaridad, sin odios ni rencores. En diciembre su esposa le anunció su mudanza a Buenos Aires y que su hija había regresado de su viaje a Bariloche.

Su esposo le confiesa que había vivido momentos muy inciertos, pero que los estaba superando y les indicó que, a través de una solicitada que debía salir en la sexta de La Razón, le contasen cómo iban las cosas. Ya Larrabure presentía su fin: “No tengan mucha esperanza de volverme a ver. Sepan siempre que los quise mucho”.

El 28 de febrero su hermano le hizo saber que esperaban su liberación y que para la subversión, él era un trofeo de guerra. El 31 de marzo su hermano Narciso les pidió “a los jóvenes secuestradores…” poder ver a su hermano para verificar que recibía el tratamiento adecuado a un prisionero de guerra, certificar su salud y si, en definitiva, seguía con vida. Hasta se ofreció a reemplazarlo en su cautiverio. Eran tan compinches que un año después de la muerte de su hermano, Narciso murió de tristeza por no poder salvarlo.

En marzo, con un “querido vasco”, su esposa le anunció que habían recibido “tus siempre esperadas líneas”, y que su salud estaba bien. Larrabure había escrito el 15 de ese mes.

Los captores, a cambio de liberarlo, exigieron canjearlo por cinco terroristas: Invernizzi, Gómez, Suárez, Debenedetti y Ponce de León.

Con el no de Isabel Perón se cortaron las negociaciones. Por testimonios conocidos posteriormente, los terroristas le propusieron dejarlo libre a cambio de que trabajase para ellos en el armado de explosivos. No aceptó. Los propios subversivos lo calificaron de patriota.

Lo velaron en el regimiento de Patricios y a la viuda le comentaron la intención de Isabel Perón de concurrir al velorio. “Ahora la que no la quiere recibir soy yo”, respondió la viuda.

Cuando allanaron el lugar donde había estado cautivo, encontraron una poesía escrita por él a la que había titulado “Soledad, desesperanza”, en la que reveló cómo se sentía en realidad, y donde exponía todo aquello que había ocultado en sus cartas. “En la soledad del cautiverio, lascerado por el recuerdo y la tristeza…” comienza.

Hoy Mendiolaza cambió. Ya en la década del noventa experimentó un crecimiento poblacional cuando mucha gente, que vivía en la ciudad de Córdoba y alrededores, la eligieron para vivir. De un poco más de 500 habitantes que tenía según el censo de 1991, hoy cuenta con unos treinta mil.

Ese día los pobladores se enteraron de que allí se ocultaba una cárcel del pueblo, y que Larrabure había estado encerrado los primeros meses de su cautiverio.

Lo que a ella siempre le llamó la atención fue cómo, en una comunidad tan chica que era en la década del setenta, nadie se hubiera percatado de la presencia de gente extraña y de movimientos. Cuando fue el allanamiento, recuperaron armas, explosivos y demás elementos de los terroristas, y en la lógica de la mujer habrían habido camiones o camionetas que los llevaron allí. Ella presume que por miedo nadie denunció nada o que tal vez habrían estado amenazados.

Un viejo vecino, que trabajaba en la municipalidad, le señaló la casa en cuestión. La mujer estuvo un mes tomando fuerza y cuando se animó, se acercó y palmeó las manos. Contó a Infobae que la atendió una pareja, que son los caseros, que la dueña es de Tucumán, que ellos no sabían nada. Hace años que la cárcel del pueblo había sido rellenada. La casa se mantiene tal cual, salvo por el color de la pintura del frente y de las refacciones que debieron hacerle cuando fue afectada cuando fue allanada.

La idea de Rodríguez es que no se siga recordando a Mendiolaza como el sitio donde se mortificó a Larrabure, sino como “la ciudad que le agradece su integridad como ciudadano argentino dando su vida por Dios, su familia y nuestra querida Patria”, según sus propias palabras.

“Hombre del perdón” y “faro de reconciliación”. Estas son algunas de las frases con las que monseñor Santiago Olivera, obispo castrense, usa para definir a Larrabure.

A instancias de la iglesia argentina, se abrió una causa para su beatificación por el martirio que soportó y al abrir el proceso se lo declaró el 14 de marzo de 2023 Siervo de Dios.

Contó que el proceso por delante es largo. Comenzó con tomarles testimonios a los testigos, el análisis del contexto histórico, la posible participación de médicos, además del dictamen de los peritos teólogos y la recopilación de toda la documentación del candidato. Calculó que para octubre todo ese material se enviará al Vaticano, quien hará su evaluación y será el Papa quien tenga la última palabra.

Hoy martes, en el ministerio de Defensa, se hará una ceremonia que Arturo Larrabure califica de inédita. Por primera vez, relacionada a su padre, se hará un acto conjunto de esa cartera, Ejército e Iglesia, durante el cual se estrenará la marcha militar “Coronel Argentino del Valle Larrabure”. Por la tarde, se oficiará una misa.

Adolfo Storni, un economista, amante de la historia, pariente lejano de la poetisa Alfonsina Storni, escribió la letra. “Me causa mucha admiración la postura de Larrabure cuando habla del perdón y la familia de justicia y no de venganza”, remarcó Storni.

Ya tu nombre anunciaba tu valor,

Salesiano, místico de amor

pero tu alma santa los perdonó.

y el ejemplo a tus hijos nos quedó.

como símbolo de patriota y protector,

Y en Rosario, cuna de la Bandera,

que a los ciegos captores perdonó.

venerable siervo del amor.

y el Ejército horna tu valor.

nos diste ejemplo de cristiano con valor.

a ese gran hombre y santo de Dios.

Al hijo de Larrabure, que cuando secuestraron a su papá tenía 15 años, le quedaron grabadas las palabras del Papa Francisco cuando en octubre del 2023 viajó a Roma a verlo. Aquel le dijo que “parece mentira (repitió estas dos palabras) que tengas que mendigar la historia”, y también calificó el secuestro y asesinato de su padre como “el Aldo Moro de la Argentina”.

Fuente: telam

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