16/08/2025
Estado presente, ¿sí o no?: debate caliente (y ficticio) entre el mayor referente de Milei y un Premio Nobel heterodoxo

Fuente: telam
Extractos de “Economía Conversada. Para no economistas (y economistas también)”, un libro del argentino Alberto Ades, argentino con más de 30 años de experiencia en Wall Street. Además, una “entrevista” con Adam Smith, el “padre de la economía moderna”
>El argentino Alberto Ades, abogado de la UBA, doctor en Economía de Harvard y con una muy amplia experiencia en Wall Street, es el autor de tres tomos de “Economía Conversada. Para no economistas (y economistas también)”.
“El objetivo de este libro no es formar expertos, sino ofrecer una herramienta práctica y clara para pensar los grandes temas económicos que nos atraviesan cada día: por qué suben los precios, qué impulsa el crecimiento de un país, cómo lo afectan las políticas de un banco central o qué consecuencias tienen las trabas al comercio internacional”, agregó en la introducción del primer tomo.
“Ese método tiene una ventaja adicional: humaniza las teorías. No se trata solo de estudiar “la mano invisible” o “el multiplicador keynesiano” como abstracciones, sino de advertir cómo y por qué surgieron esas ideas, qué problemas buscaban resolver, y en qué contextos históricos y políticos las desarrollaron. Imaginar un nutritivo diálogo con Keynes o con Milton Friedman nos permite conocer sus propuestas, y también interpelarlas, cuestionarlas, y pensar cómo se aplican —o no— a los desafíos contemporáneos >Los tres tomos siguen la organización clásica de la disciplina: microeconomía, macroeconomía y economía internacional.
Ades, que vive en Nueva York, lleva más de tres décadas de trabajo en los mercados financieros globales. Actualmente se desempeña como Director de Investigación y Estrategia en el fondo NWI Management. A lo largo de su carrera ocupó cargos de liderazgo en BofA Merrill Lynch, Citigroup y Goldman Sachs, donde dirigió equipos de investigación y desarrolló modelos económicos y financieros innovadores.A continuación, extractos de los de sus conversaciones: un debate entre uno de los grandes referentes del presidente Javier Milei, el economista de la escuela austríaca Friedrich von Hayek, y Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía y uno de los representantes del la heterodoxia económica. Además, una “entrevista” a Adam Smith, el padre de la economía moderna. Un auditorio lleno en una prestigiosa universidad. El público, compuesto por estudiantes, académicos y profesionales, espera este debate entre dos economistas de renombre mundial: Friedrich von Hayek, defensor a ultranza del libre mercado y crítico de la intervención gubernamental, y Joseph Stiglitz, proponente de la intervención del gobierno para corregir fallas del mercado. El tema del debate imaginario es: ¿Debe el gobierno intervenir en los mercados de bienes y servicios?Friedrich von Hayek: Muchas gracias. Permítanme comenzar afirmando que la intervención del gobierno en los mercados microeconómicos es, en la mayoría de los casos, innecesaria y contraproducente. Como argumenté en mi obra Camino de servidumbre, los mercados libres son los mejores mecanismos para asignar recursos de manera eficiente. La razón es simple: los mercados agregan el conocimiento disperso entre millones de individuos, cada uno actuando según su información localizada y sus preferencias personales. Cualquier intervención del gobierno, mediante controles de precios, subsidios o regulaciones excesivas, distorsiona las señales de los precios, fundamentales para la coordinación económica. Esto conduce a una mala asignación de recursos y, a menudo, genera ineficiencias económicas que afectan el bienestar general.
Joseph Stiglitz: Respeto las contribuciones de von Hayek a la teoría del mercado, pero creo que su visión es demasiado idealista y no tiene en cuenta las imperfecciones del mercado que vemos en la realidad. Mi trabajo, particularmente en La economía del sector público, se centra en cómo los mercados, incluso a nivel microeconómico, a menudo no funcionan de manera eficiente debido a fallas de mercado como las externalidades, la información asimétrica, y los monopolios. En estos casos, la intervención del gobierno no solo es beneficiosa, sino esencial para corregir estas fallas y promover el bienestar social.
Friedrich von Hayek: Stiglitz, parece que está demasiado ansioso por entregar el poder a los burócratas y políticos, en lugar de confiar en los mecanismos del mercado. Los problemas que menciona, como las externalidades y la información asimétrica son problemas reales, pero no siempre justifican la intervención del gobierno. Los mercados tienen formas de adaptarse y corregirse a sí mismos. Por ejemplo, las externalidades pueden ser abordadas a través de la creación de derechos de propiedad o mecanismos de mercado, como los permisos de emisión para la contaminación.Moderadora: Permítame detenerlo ahí, prof. von Hayek. Para que la audiencia lo entienda mejor, ¿podría explicar de forma sencilla qué son los permisos de emisión?Moderadora: Gracias, prof. von Hayek, por su clara explicación. Ahora, prof. Stiglitz, continúe con su intervención, por favor..
Friedrich von Hayek: Sin embargo, Stiglitz, el problema con su enfoque es que subestima la capacidad del mercado para encontrar soluciones a estos problemas. La intervención del gobierno, aunque bien intencionada, a menudo genera consecuencias no deseadas. Por ejemplo, la regulación excesiva, a lo mejor, sofoca la innovación, crea barreras de entrada para nuevas empresas, y consolida el poder de los monopolios que ya existen, en lugar de fomentar la competencia. Además, los burócratas que implementan estas políticas no siempre tienen la información o los incentivos adecuados para hacerlo de manera eficiente. Peor aún, la intervención estatal abre la puerta a la corrupción, ya que quienes deciden pueden verse influenciados por intereses privados o políticos, beneficiando a ciertos grupos a expensas del bienestar general.
Joseph Stiglitz: Hayek, su fe en la autorregulación del mercado es admirable, pero también me parece ingenua, por ejemplo, cuando hablamos de mercados con información asimétrica, como el de los seguros. En este tipo de mercados, los compradores (asegurados) y los vendedores (aseguradoras) no tienen acceso a la misma información. Los aseguradores pueden desconocer qué tan riesgosos son los asegurados, y los consumidores no siempre entienden a fondo las políticas que adquieren. La asimetría informativa crea fallas del mercado. Por ejemplo, los aseguradores pueden elevar las primas para cubrir la incertidumbre, excluyendo a los consumidores más responsables y dejando solo a los más riesgosos. Esto no es un resultado eficiente del mercado. Sin intervención gubernamental, la competencia por sí sola no corregirá este problema. Se necesita regulación para evitar estas distorsiones y asegurar que el mercado funcione para todos, no solo para los que poseen más información.Joseph Stiglitz: No niego que la intervención del gobierno tenga, quizás, sus desventajas, Hayek. Pero la pregunta no es si el gobierno es perfecto; es si el gobierno está en condiciones de mejorar los resultados del mercado en situaciones donde el mercado por sí solo no proporciona resultados justos o eficientes. Consideremos la educación o la salud pública. Ambos son bienes con externalidades positivas significativas. Sin la intervención del gobierno, muchos individuos no tendrían acceso a estos servicios esenciales, lo que llevaría a resultados ineficientes.
Moderadora: Prof. von Hayek, esa afirmación sobre la dispersión del conocimiento y el papel del mercado es muy interesante. Pero, ¿cómo funciona ese mecanismo en la práctica? ¿De qué manera el mercado coordina este conocimiento fragmentado?
Moderadora: Entonces, prof. von Hayek, ¿podría decir que la intervención gubernamental, aunque bien intencionada, a menudo crea más problemas que soluciones?
Joseph Stiglitz: La competencia y la libertad de elección no son suficientes en todos los casos, Hayek. No puedes elegir no enfermarte, ni elegir asistir a una escuela mejor cuando no tienes los recursos para hacerlo. Además, hay ciertos bienes y servicios que, debido a sus características, no se pueden proveer eficientemente a través del mercado. Por ejemplo, la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías a menudo requieren una inversión inicial significativa y presentan externalidades positivas que benefician a la sociedad en su conjunto. Sin el apoyo gubernamental, muchas innovaciones cruciales no habrían ocurrido.
Joseph Stiglitz: Hayek, creo que su preocupación por la libertad económica es válida, pero está viendo el problema de manera demasiado simplista. La verdadera libertad no es solo la ausencia de interferencia del gobierno: la verdadera libertad es la capacidad de acceder a oportunidades y recursos que permiten a las personas mantener una vida digna. Un mercado totalmente desregulado puede llevar a la desigualdad extrema, a la explotación y a la marginación de los más vulnerables. El gobierno, cuando actúa con cuidado y propósito, puede corregir estas fallas del mercado y garantizar que todos los ciudadanos tengan la oportunidad de prosperar.
Nos encontramos en una biblioteca acogedora en Edimburgo, Escocia. El entrevistador, un respetado profesor de economía, se sienta frente a Adam Smith, el célebre filósofo y economista del siglo XVIII, cuyo trabajo en La riqueza de las naciones cambió para siempre la forma en que entendemos la economía de mercado. La sala está llena de una audiencia compuesta por estudiantes y académicos, todos expectantes por escuchar las reflexiones imaginarias del padre de la economía.
Adam Smith: Muchas gracias por invitarme. La riqueza de las naciones fue un esfuerzo por entender las causas del crecimiento económico y la prosperidad. Durante mi tiempo, observé que algunas naciones prosperaban notablemente mientras que otras permanecían en la pobreza. Quería comprender los principios subyacentes que explicaban estas diferencias. Mi objetivo era describir un sistema de economía política que promoviera el bienestar general, sustentado en la división del trabajo, la especialización y el funcionamiento de lo que llamé la “mano invisible” del mercado.
Adam Smith: Con mucho gusto. La mano invisible es una metáfora para describir cómo los individuos que persiguen su propio interés personal pueden, sin proponérselo, contribuir al bienestar económico general. En un mercado competitivo, cada empresa e individuo actúa motivado por el deseo de mejorar su situación, ya sea buscando mayores beneficios o mejores condiciones de vida. Sin embargo, al hacerlo, terminan promoviendo el interés de la sociedad en su conjunto. Al producir bienes y servicios que son demandados, los recursos se asignan en donde más se necesitan, y esto resulta en una distribución eficiente. En otras palabras, los bienes se producen en la cantidad correcta y se ofrecen a quienes están dispuestos a pagar por ellos, de modo que no hay desperdicio ni escasez innecesaria. Este proceso hace que los recursos se usen de la mejor manera posible, beneficiando tanto a los productores como a los consumidores.
Adam Smith: Pregunta muy perspicaz. Reconozco que existen excepciones y limitaciones a este principio. En situaciones de monopolio, por ejemplo, un productor único puede reducir intencionalmente la cantidad de productos ofrecidos para elevar los precios. Esto no solo genera una transferencia de riqueza, sino, más importante, una asignación ineficiente de recursos: se produce menos de lo que sería socialmente óptimo. Además, en casos que involucran servicios o recursos que todos pueden usar y disfrutar, como la seguridad o el aire limpio, los mercados por sí solos no siempre maximizan el bienestar social. Problemas como la contaminación, que generan efectos negativos para todos, suelen requerir alguna intervención. Por eso, en ciertas circunstancias, puede ser necesaria la intervención o regulación gubernamental para corregir estas fallas de mercado y proteger el bienestar colectivo.
Entrevistador: Es interesante ver cómo su análisis anticipa varios debates económicos contemporáneos. Además de la mano invisible, su obra también enfatiza la división del trabajo. ¿Por qué considera que la división del trabajo es tan importante para la riqueza de una nación?Entrevistador: ¿Existen limitaciones para esta división del trabajo?
Entrevistador: ¿Y qué sucede cuando el mercado se expande?
Entrevistador: Entonces, ¿podemos decir que la especialización depende directamente de la conectividad y el tamaño del mercado?
Entrevistador: Muy claro. Sin embargo, ciertos críticos señalaron que la división del trabajo puede llevar a la alienación de los trabajadores y a una monotonía en el trabajo. ¿Qué opina sobre esto?
Entrevistador: Hablando de La teoría de los sentimientos morales, ese libro a menudo se pasa por alto en comparación con La riqueza de las naciones. ¿Cómo ve la relación entre las dos obras?
Entrevistador: Es una perspectiva muy completa. En su opinión, ¿cuál es el papel del gobierno en la economía?
Entrevistador: Antes de concluir, ¿hay algo más que le gustaría decir sobre la economía y su visión para el futuro?
Entrevistador: Sabias palabras, prof. Smith. Gracias por su tiempo y por sus profundas reflexiones. Ha sido un honor hablar con usted.
Fuente: telam
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