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11/08/2025

El hospital de Olavarría, un bebé en un bolso, una enfermera cómplice y veinte años de búsqueda: “Creí que estabas muerto”

Fuente: telam

A Sergio Fabián Herrera (61) lo abandonaron horas después de nacer. La búsqueda de su identidad comenzó en la adolescencia, cuando todavía no existía Internet, y se extendió por dos décadas, hasta que logró reconstruir su historia y encontrar a su familia biológica

>La escena ocurrió en el hospital Municipal de Olavarría, la noche del 20 de diciembre de 1963. Desde una ventana del primer piso, donde estaba la sala de Maternidad, una enfermera hizo descender un bolso atado a una soga. En la vereda, una compañera lo recibió en silencio. Adentro, envuelto en varias mantas, iba un bebé recién nacido.

El niño creció con ella, rodeado de amor y de una verdad que le fue dosificada desde temprano. A los cinco años, le dijo que había sido “adoptado”: “Yo soy tu mamá, pero no te llevé en la panza”. Sergio Fabián Herrera (61) no olvidó esa frase. Tampoco las dudas que comenzaron a inquietarlo en la adolescencia, cuando se atrevió a preguntar de dónde venía en realidad.

Sergio tenía 13 años cuando empezó a hacerse preguntas sobre su identidad. Primero se lo planteó a su madre de crianza, pero a María Antonia aquello la incomodaba. Luego probó con familiares y enfermeras del hospital donde ella trabajaba. Las respuestas eran contradictorias. Nadie entendía por qué quería remover una historia que, para todos, estaba cerrada. “¿A vos te falta algo?”, lo increpaba su madre cuando se enteraba de que andaba haciendo preguntas. “No, solo quiero saber de dónde vengo”, respondía él.

Fueron años de idas y vueltas, muchas veces frustrantes. “Me echaron de muchos lugares y pasé por distintas etapas. En un momento odié a mi madre biológica porque me había abandonado. Después me enojé con mi madre de crianza porque no tenía datos. Yo le decía: ‘No me hagas andar. Vos sabés adonde tengo que ir’. Pero con el tiempo entendí: cada una actuó como pudo. No soy quién para juzgarlas”, reflexiona.

Durante dos décadas buscó de manera intermitente hasta que, en septiembre de 1996, un hecho lo impulsó con fuerza: el nacimiento de su hijo. Bernabé llegó con un pequeño soplo en el corazón. El médico les dijo que no era grave y que podía desaparecer con el tiempo; pero al preguntar por antecedentes familiares, Sergio no supo qué contestar. “Ahí volvió a encenderse un motor de búsqueda”, dice.

A través del padrón electoral, buscó a todas las personas en el país con el nombre de su madre biológica. Eran más de cincuenta —explica ahora Sergio— pero filtró por número de documento según la edad que ella podría tener y quedaron unas quince. Con esos datos, el 25 de mayo de 1997 se presentó en la producción del programa Gente que busca gente, que conducía No es fácil golpear la puerta de alguien y decir: ‘Hola, creo que sos mi mamá’. La otra persona podía espantarse. Por eso, cuando me presentaba le decía que podía ser familiar mío o que podíamos tener un vínculo cercano. Yo sabía que mi fecha de nacimiento no era la que figuraba en mi documento y que había nacido de noche. Entonces, cuando consultaba, no decía: ‘¿Tuviste un hijo a las 8 de la noche?’. Daba vuelta la pregunta a ver qué datos aparecían del otro lado”, explica.

Mientras él seguía en La Plata, un compañero de trabajo vio en la televisión el avance del programa de Franco Bagnato y comentó el caso en la mesa familiar. La suegra de ese hombre dijo reconocer el nombre de la madre de Sergio: “Hace veinte años, una María Luisa me robó un novio”. Esa casualidad lo llevó a una agencia de autos en Olavarría, donde había una joven que resultó ser sobrina de la mujer que buscaba. Él le explicó la situación, la chica llamó a su madre (la tía de Sergio) y, tras una breve consulta, llegó la frase que lo cambió todo: “Somos primos”.

Al mediodía de ese mismo día, Sergio conoció a su nueva tía, que lo recibió diciendo: “Ay, es igualito a él”, por su padre biológico. Minutos después, habló por primera vez con su madre biológica: “María Luisa, ante todo, gracias por darme la vida. Quiero que sepa que existo, que no tengo rencores, que tengo una vida feliz. Solo quería saber mi historia”, le dijo.

Dieciséis días después, el 11 de junio de 1997, María Luisa Amaya viajó desde Trelew (Chubut) a Olavarría para encontrarse con él.

—¿Cómo fue ese encuentro con tu mamá biológica?

—¿Hubo una charla entre los tres?

—¿Y qué hiciste?

—Seguí viviendo. Pero también seguí buscando. Sigo siendo un buscador, a pesar de que encontré mi historia hace décadas. Ahora ayudo a otras personas, estoy en grupos de Facebook, acompaño. Durante dos años, incluso, tuve un espacio en un programa de radio que se llamaba “Viaje al Puerto de la Noche” (AM 550 y 24/7 TV) en el que entrevistaba personas que buscaban a sus familias.

—¿Tu mamá biológica te explicó por qué te abandonó?

—¿Te reencontraste con tu papá biológico?

—Con tu madre de crianza, ¿cambió la relación después de esto?

—¿Encontraste diferencias entre el relato que te había hecho tu madre de crianza y el de tu madre biológica?

—¿Y tu hermanos? ¿Cuántos son en total y cómo te recibieron?

—Hasta 1997 celebraste tu cumpleaños el 10 de marzo. Después, cuando supiste tu historia, comenzaste a festejar el 20 de diciembre. ¿Eso no lo sabías?

—Plasmaste tu historia en un libro titulado: “Un hijo de tres madres”. ¿Por qué ese nombre?

—Para cerrar, Sergio, ¿qué mensaje le darías a quienes están buscando sus orígenes?

Fuente: telam

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