10/08/2025
Revelan imágenes inéditas de la perturbadora colección de arte de Jeffrey Epstein

Fuente: telam
Nuevas fotografías muestran detalles desconocidos de la colección artística del financiero, incluyendo esculturas y objetos de alto impacto visual
>La imagen que más ha desconcertado a los lectores en la reciente cobertura de The New York Times sobre Jeffrey Epstein no es una fotografía de sus célebres invitados ni un documento financiero, sino una escultura: una figura femenina de tamaño real, vestida con un auténtico vestido de novia, suspendida de una cuerda cerca de la escalera principal de su mansión en el Upper East Side de Nueva York.
La publicación de estas imágenes inéditas, junto con documentos que ilustran cómo vivió Epstein en sus últimos años, ha reavivado el interés por el significado y la función de su colección artística.
Más allá de la escultura de la novia colgante, las imágenes revelan que Epstein instaló cámaras en sus dormitorios y exhibía con orgullo fotografías junto a figuras como Donald Trump y otros personajes influyentes.
El valor simbólico de la colección de Epstein contrasta con su valor económico real. Aunque uno de sus marchantes de arte recordó que gastó entre USD 200.000 y 300.000 en objetos decorativos y pinturas, un informe de 2022 del patrimonio de Epstein tasó su conjunto de “obras de arte, objetos de colección y mobiliario” en apenas USD 338.804. Para alguien que poseía múltiples residencias lujosas —solo la propiedad de Manhattan contaba con 40 habitaciones—, esta cifra resulta modesta. El patrimonio destinaba USD 15.000 mensuales únicamente al almacenamiento de estas piezas, lo que erosionaba rápidamente cualquier posible recuperación de valor.
El recorrido por los objetos más emblemáticos de la colección revela una serie de patrones inquietantes. Entre ellos destacan filas de ojos protésicos enmarcados individualmente, supuestamente fabricados para soldados ingleses heridos; una escultura de un guerrero africano desnudo de tamaño doble al natural; animales disecados como un tigre, una jirafa y un perro, este último acompañado en ocasiones de excremento falso; y un ajedrez cuyas piezas representaban a su propio personal vestido de manera provocativa.En la sala de masajes colgaba una obra de 4,5 metros, descrita como una foto o pintura de una niña desnuda, que una de sus víctimas calificó como “artística” y no “pornográfica” en su testimonio. Las referencias a pinturas y fotografías de mujeres y niñas desnudas son recurrentes en los relatos sobre sus propiedades.
Entre las piezas más perturbadoras figura Little Miss Pink Tomato (1995), una pintura de Damian Loeb que retrata a ocho niñas en traje de baño bajo luces de escenario, evocando un concurso de belleza infantil. Maria Farmer, una de las víctimas de Epstein, recordó que él adquirió esta obra. En su rancho de Nuevo México, un contratista describió un gran cuadro de una niña recostada sobre un león, de dimensiones aproximadas de 1,5 por 1,5 metros o 1,8 por 1,8 metros, que calificó de inquietante.En la isla de Little St. James, se reportó la existencia de un retrato de Epstein junto al papa, probablemente Juan Pablo II, según Business Insider. La obra más infame de su colección fue un óleo de Bill Clinton vestido con un traje azul y tacones rojos, pintado por la estudiante Petrina Ryan-Kleid y adquirido en su exposición de tesis en la New York Academy of Art. Titulada Parsing Bill, la obra pretendía comentar cómo los políticos quedan asociados a narrativas escandalosas, con el vestido como alusión a Monica Lewinsky. Para los observadores de Epstein, la pintura sugería que poseía información comprometedora sobre Clinton.
Entre las piezas de mayor valor figuraba Femme Fatale (c. 1905) de Kees van Dongen, una imagen fauvista de una mujer con sombrero y el pecho izquierdo al descubierto, que en algún momento colgó detrás de su escritorio. Una versión de esta obra se vendió en USD 5,9 millones en 2004 en la casa de subastas Christie’s, una suma que supera varias veces la valoración total de la colección de Epstein en 2022. No obstante, existe la sospecha de que la pieza en su poder podría haber sido una falsificación.Un caso atípico fue una escultura renacentista de la Madonna del siglo XVI, que Epstein intercambió con el artista Andres Serrano por un retrato que este le realizó para su exposición “Infamous”, apenas tres meses antes de su arresto en julio de 2019. El propio Serrano resumió la calidad de la colección: “No era un buen coleccionista. Tenía obras malas”.
El análisis de la colección permite identificar cuatro temas recurrentes: bromas de mal gusto, decoración de estilo “burdel”, objetos de diseño con pretensiones artísticas y falsificaciones o probables falsificaciones. En cuanto a los dos primeros, la marchante Leah Kleman declaró a Bloomberg: “Le interesa mucho el valor de choque”. Respecto a los otros dos, el exasesor Stuart Pivar explicó a Mother Jones que Epstein se divertía engañando al mundo con arte falso, creyendo que desenmascaraba la falacia del arte contemporáneo.La comparación con la instalación The Arch of Hysteria (1993) de Louise Bourgeois, exhibida en la casa de Tony y Heather Podesta, resulta inevitable. Esta obra, que representa el cuerpo contorsionado y decapitado de una mujer suspendida por el ombligo, fue utilizada como “prueba” por teóricos de la conspiración en el caso Pizzagate en 2016.
A pesar de sus vínculos con grandes coleccionistas como Les Wexner y Leon Black, quienes comprendían el arte como símbolo de estatus y señal social, Epstein optó por rodearse de falsificaciones y piezas grotescas. No podía pretender engañar a quienes compartían su círculo, pues ellos sabían perfectamente lo que sugería el arte que lo rodeaba: que pertenecía a un universo moral y estético donde regían otras normas. La escultura de la novia colgante, con su carga de transgresión y ambigüedad, parece diseñada para transmitir la idea de que su propietario podía permitirse cualquier cosa.Fuente: telam
Compartir
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!