09/08/2025
La historia detrás del chico que caminó 25 kilómetros picando una pelota de básquet por el título de Boca: “Decían que era imposible”

Fuente: telam
Joaquín Murias, de 13 años, inició el recorrido desde su casa, en Villa Ballester, hasta La Bombonerita y llegó tras casi ocho horas de viaje
>El bicampeonato de Boca Juniors en la Liga Nacional tras la victoria en la serie final ante Instituto de Córdoba en un atrapante séptimo partido desató la euforia en una Bombonerita repleta que festejó el quinto título en la historia del club en la máxima categoría del básquet argentino. Entre esa multitud se encontraba un niño que siguió la campaña del equipo Azul y Oro y Joaquín Murias, de 13 años, continuó con una larga tradición familiar que consistía en realizar una caminata hasta la mítica Bombonera, como forma de agradecimiento al equipo por el campeonato. Para esta oportunidad, el chico que juega al básquet en las categorías formativas del Deportivo San Andrés redobló la apuesta y, a los 25 kilómetros de distancia que separa su casa en Villa Ballester y el estadio Luis Conde de La Boca, le sumó una dificultad: ir picando una pelota durante el trayecto.
“La idea viene ya desde el año pasado que lo hicimos cuando salimos campeones. La diferencia es que fuimos caminando sin la pelota y este año, para complicarla un poco más, fui picando la pelota. La experiencia me gustó, aunque me cansé más que la otra vez que tardamos casi seis horas y ahora lo hicimos en poco menos de ocho horas”, le contó Joaquín a Infobae.La travesía que comenzó en la localidad de Villa Ballester -ubicada en el municipio de San Martín-, no fue sencilla, ya que Joaquín debió pasar de emergencia por el club San Andrés a buscar una pelota nueva, ya que la que tenía en su casa estaba pinchada. Una vez solucionado el inconveniente, emprendió la caminata junto a su padre, Matías, y su tío, Julián. El recorrido fue resumido en las redes sociales con algunas postales que mostraban al joven picando la pelota por el puente de la avenida General Paz, el monumento al Cid Campeador, el Parque Rivadavia, la Avenida 9 de Julio y el Parque Lezama, entre otros lugares.
Pero Joaquín llegó, tras casi ocho horas de viaje, al hogar de los campeones vestido con los colores de Boca. Si bien en esta oportunidad la cancha estaba cerrada y no pudo entrar, la familia espera que pueda retratarse con la copa (como ocurrió el año pasado) y conocer a su ídolo Santiago Scala una vez que se retomen los entrenamientos. La noticia, no obstante, llegó a oídos del plantel y el técnico Gonzalo Pérez lo felicitó. También recibió un regalo especial del alero Martín Locu Cuello, quien le dio el pantalón con el que jugó la final en un campus de entrenamiento personalizado que hizo en Ramos Mejía.
“Uno de mis sueños sería jugar en la Liga Nacional en algún momento. Pero si no, llegar lo más lejos posible”, deseó Joaquín, quien es el primero de la familia en practicar básquet y que en 2023 decidió dejar el fútbol para sumarse al equipo de San Andrés, influenciado por un profesor de la colonia que le detectó habilidades al verlo lanzar la pelota al aro: “Me dijo que me vaya a probar. Fui, me gustó y elegí al básquet. Estoy entrenando y progresando mucho”. Antes de despedirse, el base prometió seguir desafiándose en caso de que el Xeneize logre un tricampeonato y avisó: “Algo tengo pensado, quizá una distancia más larga. Picando la pelota fue difícil, pero no imposible”.
Fuente: telam
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