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03/08/2025

Cómo es Invictus, el avión hipersónico europeo que quiere alcanzar los cielos y hasta el espacio en 2031

Fuente: telam

Se trata de una evolución mayor al supersónico Concorde. La Agencia Espacial Europea no quiere quedarse atrás de los prototipos en los que están trabajando la NASA y también China

>Europa dio un paso decisivo en la carrera por el desarrollo de aeronaves capaces de unir la atmósfera y la órbita con un solo despegue, al anunciar una fecha tentativa del primer vuelo hipersónico de pasajeros.

El desafío es mayúsculo. Se trata de crear una aeronave capaz de viajar a velocidades que multiplican por 5 la del sonido, lo que implica enfrentar temperaturas extremas en la superficie del fuselaje y dentro del sistema de propulsión. Alcanzar ese objetivo requerirá una combinación de tecnologías que hasta hace pocos años eran imposibles fuera del terreno teórico.

Uno de los elementos centrales será un sistema de preenfriamiento desarrollado por la extinta empresa Reaction Engines, que había diseñado el ambicioso motor SABRE. Este motor fue pensado para combinar el funcionamiento de un reactor a chorro en la atmósfera con el de un cohete en el espacio.

Esa tecnología, aunque no llegó a materializar el avión Skylon que la motivó, encontró una segunda vida en Invictus. Gracias al sistema de preenfriador, será posible enfriar el aire a temperaturas manejables antes de que entre al motor, lo que permitirá que los motores convencionales funcionen en régimen hipersónico sin fundirse. Tal como señaló Frazer-Nash, “las aeronaves que vuelan a velocidades hipersónicas se enfrentan a temperaturas extremadamente altas debido al calentamiento por choque y la fricción del aire”.

El programa cuenta con un presupuesto inicial de 7 millones de libras, equivalente a unos 9,4 millones de dólares.

Aunque no parece una cifra extraordinaria en comparación con otros desarrollos aeroespaciales, representa una inversión estratégica que podría redefinir el futuro del transporte, la defensa y el acceso al espacio. Invictus está financiado a través de dos programas específicos de la ESA: el General Support Technology Programme (GSTP) y el Technology Development Element (TDE). Ambos buscan acelerar el desarrollo de tecnologías críticas para la próxima generación de vehículos espaciales europeos.

“Uno de los principales desafíos de operar un vehículo hipersónico es que, a alta velocidad, debido al calentamiento por impacto y la fricción superficial, la superficie exterior de la aeronave y el aire que entra en los motores alcanzan temperaturas extremadamente altas. Estas condiciones exigen tecnologías especializadas, así como sistemas de propulsión únicos, para impulsar el vehículo en los rangos de alta velocidad”, explicó la ESA en un comunicado.

David Perigo, ingeniero de propulsión química de la ESA y responsable técnico del programa, explica: “El programa INVICTUS demostrará la idoneidad de un sistema de propulsión de hidrógeno preenfriado y con respiración de aire para el despegue horizontal y el vuelo hipersónico. Brindará una oportunidad invaluable para probar a escala real el flujo del motor, desde la admisión hasta la postcombustión, en una aeronave integrada”.

Según Perigo, “el programa Invictus demostrará la idoneidad de un sistema de propulsión de aire preenfriado alimentado con hidrógeno para el despegue horizontal y el vuelo hipersónico”. A eso agregó que el proyecto “proporcionará una valiosa oportunidad para probar todo el recorrido del flujo del motor, desde la admisión hasta la postcombustión, a escala real en un avión integrado”.

Invictus no apunta solo a construir un nuevo avión, sino a crear una plataforma modular para probar distintas tecnologías clave. El diseño permitirá intercambiar materiales, software y sistemas de propulsión entre campañas de prueba. Eso lo convierte en una herramienta versátil para que agencias, universidades y empresas privadas colaboren en el desarrollo de soluciones para el vuelo hipersónico sostenido, un terreno hasta ahora explorado por pocas naciones y mayormente en proyectos militares.

Sarah Wilkes, directora general de Frazer-Nash, afirmó: “INVICTUS representa una oportunidad emocionante para proporcionar tecnología avanzada para el espacio y desarrollar capacidades de doble uso. Con un sólido apoyo de la industria y una profunda experiencia en ingeniería y aeroespacial, incluyendo a colegas de Frazer-Nash con una década de experiencia en propulsión, contamos con todos los ingredientes necesarios para hacer realidad esta ambiciosa visión”.

Tommaso Ghidini, jefe del Departamento de Mecánica de la ESA, expresó con claridad el alcance de este avance: “el vuelo hipersónico no es solamente la próxima frontera aeroespacial, sino la puerta de entrada a un nuevo paradigma de movilidad, defensa y acceso al espacio”. En su visión, Invictus representa una oportunidad para que Europa tome el liderazgo en un campo en el que ya compiten Estados Unidos y China.

El diseño planteado por el consorcio contempla un vehículo reutilizable que despegará y aterrizará como un avión tradicional. Esa característica no solo reduce los costos operativos, sino que habilita una frecuencia de vuelos mucho mayor. Además, la reutilización disminuye el impacto ambiental asociado al lanzamiento de cohetes tradicionales, lo que refuerza el carácter estratégico de la propuesta en un momento donde la sustentabilidad gana peso en el sector espacial.

Aunque todavía en etapa temprana, Invictus se suma a una tendencia global que busca revivir los aviones espaciales. Desde el retiro del transbordador espacial de la NASA en 2011, varios actores retomaron la idea de vehículos que combinen las capacidades de un avión y un cohete. Estados Unidos ya opera el X-37B, un avión espacial robótico de uso militar. China también cuenta con su propio vehículo, llamado Shenlong. Por su parte, Virgin Galactic desarrolla vuelos suborbitales con fines turísticos y científicos, mientras que empresas como Sierra Nevada, Radian Aerospace y Dawn Aerospace impulsan proyectos similares.

En ese contexto, Invictus se presenta como la respuesta europea a un nuevo paradigma de movilidad global. El Reino Unido, que también forma parte del programa a través de su agencia espacial, destacó el potencial de la iniciativa para promover el desarrollo industrial y fortalecer la seguridad nacional. “Esperamos ver cómo se desarrolla el trabajo y la oportunidad que presenta para impulsar el crecimiento económico y la seguridad nacional”, expresó Tony Forsythe, jefe de tecnología espacial del Reino Unido.

En términos tecnológicos, Invictus también marca una convergencia entre innovaciones aeroespaciales y criterios de autonomía estratégica. En un mundo multipolar, donde el acceso al espacio se convirtió en un recurso crítico, contar con plataformas reutilizables y desarrolladas dentro de Europa representa una ventaja política, económica y científica.

La apuesta por el vuelo hipersónico no se limita a alcanzar velocidades extremas, sino que forma parte de una visión más amplia sobre el futuro de la movilidad global y el acceso al espacio.

Fuente: telam

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