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30/07/2025

Felipe Pigna y Claudia Peiró evocaron momentos, hechos y personajes que entrelazan la historia de Francia y Argentina

Fuente: telam

De los franceses que actuaron en la Reconquista en 1806 a la euforia por la visita de De Gaulle en 1964, pasando por la increíble aventura humana de Bouchard y otros hombres de Napoleón en Sudamérica, el “afrancesamiento” de San Martín y Alberdi, y el origen de Gardel: los temas recorridos en el acto de la Asociación Marianne

>No se trató de una clase magistral, sino de un recorrido por ciertos momentos, hechos y personajes que vinculan las historias de ambos países, y en la forma de una conversación entre el historiador Felipe Pigna y la periodista Claudia Peiró.

Previamente, Ève Grynberg, presidente de la Asociación Marianne, había dado la bienvenida al público que colmó el Auditorio Fortabat de la Alianza Francesa de Buenos Aires: “Somos “La Asociación Marianne es un sentimiento”, dijo por su parte la vicepresidente Alicia Moszkowski, que como Grynberg, es una de las socias fundadoras de Marianne, organización femenina creada en 2010, con auspicio de la Embajada de Francia, y que pronto cumplirá 15 años.

Si bien el disparador de la Revolución de Mayo fue la vacancia del trono español -forzada por Napoleón-, algunos de sus protagonistas habían recibido el influjo de la ideas de la Revolución Francesa. “Mariano Moreno, por ejemplo, tomó contacto con el pensamiento de Rousseau, de Voltaire, de Montesquieu, cuando estuvo en Chuquisaca; él hizo esa famosa traducción del Contrato Social que se publicaba en entregas, como una novela, en La Gaceta, nuestro primer periódico. Esto no quita la influencia jesuítica que también existió, de Francisco de Vitoria y otros pensadores importantes”, dijo Felipe Pigna.

“En algún momento ser francés se volvió un problema -dijo Peiró-, sobre todo después de que los revolucionarios guillotinaron al Rey (1793), pensemos que acá gobernaban los Borbones. Un hecho poco conocido es que en 1795 se denunció en Buenos Aires un supuesto complot de franceses, acusados de querer sublevar a los esclavos. Eran pocos por entonces los ciudadanos de ese país radicados en el Río de La Plata, apenas unas decenas, dedicados a especialidades bien francesas: fabricación de pan, sastrería, peluquería, relojería, etc.”

“Y la gastronomía -agregó Felipe Pigna-. El único restaurante decente de Buenos Aires era la Fonda de Raymond, que enseñaba a cocinar a los esclavos y hasta hacía entregas a domicilio”.

Martín de Álzaga, miembro del Cabildo, se puso a investigar a estos franceses, con métodos brutales que incluyeron tortura a los testigos. La investigación rozó incluso a Santiago (Jacques) de Liniers que todavía no era el héroe de la Reconquista. Se libró del asunto porque ya era un vecino asentado y de fortuna. Lo más probable, explicaron los expositores, es que no haya habido ningún complot, sino simplemente el aprovechamiento de la coyuntura por parte de Álzaga y otros comerciantes españoles para expulsar a algunos franceses y, sobre todo, expropiar sus bienes…

Le siguió a eso la evocación de algunos franceses con protagonismo en nuestra historia, muchos conocidos, otros no tanto.

Sobre este personaje, Pigna y Peiró se explayaron bastante: una vida extraordinaria y no lo suficientemente recordada. Sin embargo, en Bormes, hace ya varios años que “Siempre soñamos ¿no Claudia?, con hacer la película de Bouchard, porque es una vida de película, verdaderamente extraordinaria, la de este muchacho que nació en la Costa Azul, formó parte de la Armada napoleónica, llegó a nuestro país en el año 1808, se incorporó a los granaderos de San Martín y éste lo nombra en el parte de San Lorenzo, porque es quien le arrebata la bandera al enemigo [N. de la R: “Dos cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V.E. y la arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial Don Hipólito Bouchard”)”.

Destacó también Pigna que Bouchard, luego de combatir en la flota del almirante Brown en el Pacífico, emprende ni más ni menos que la primera vuelta al mundo de una nave nacional llamada “La Argentina”, que zarpa el 9 de julio de 1817, primer aniversario de la Independencia, y que “hace cosas alucinantes”, como por ejemplo “liberar esclavos africanos en Madagascar, pelear contra los piratas malayos modelo Sandokán” y cuando llega a Hawai “logra que el rey Kamehameha reconozca la independencia argentina”.

“Bouchard termina tomando California -siguió diciendo Pigna-, donde va a flamear la bandera argentina durante siete días, en Monterrey. Así que California fue territorio argentino gracias a don Hipólito, que además, como no le tenía miedo a nada, hasta pensó en ir a liberar a Napoleón en la isla de Santa Elena”.

También destacó que varias naciones centroamericanas, Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua, diseñaron sus banderas con los colores de la nuestra, en homenaje a la bandera de la libertad, la de Belgrano, admirados por la bravura de Bouchard.

Peiró señaló por su parte que Bouchard es “un personaje que merece mucha más atención de nuestra parte, por sus proezas y también es ejemplo de cómo eran los soldados que habían peleado con Napoleón que reclutaba gente del pueblo y les daba la posibilidad de crecer a puro talento, eran tipos muy audaces y emprendedores”.

Pigna mencionó entonces a los otros oficiales franceses que se destacaron en nuestra Independencia: “Sus nombres son los de varias calles emblemáticas de Buenos Aires pero muchos no lo saben. Es una lista interesante. Por ejemplo, Jorge Beauchef, coronel de Marina, que participó en las campañas napoleónicas. Se sumó a nuestras filas, luchó en Biobío, en el asalto de Talcahuano y en las campañas de Perú y de Chiloé. Al igual que Alejo Bruix, que es una avenida de Mataderos, y su hermano >También nombró a Federico Brandsen, que luchó en el sur de Chile, en Perú y en la guerra con el Brasil.

También fue evocado Alejandro Danel, un médico militar, que participó en la Guerra de Independencia, en la guerra del Brasil y luego, tras la muerte de Lavalle, le tocó descarnar el cuerpo del militar unitario para poder eludir la persecución de los federales y llegar a Cochabamba.

Luego vino el turno de personajes que no eran del ámbito militar, como la atleta Jannette Campbell, francesa nacionalizada argentina, primera nadadora en obtener una medalla olímpica, en los Juegos de Berlín del 36; el religioso José Benito Champagnat, fundador en nuestro país de la Orden de los Maristas; Paul Groussac, que tanto gustaba a Borges, y que como él fue director de la Biblioteca Nacional; Amadeo Jacques, el famoso rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, retratado en el libro Juvenilia.

Pigna destacó que durante su exilio San Martín frecuentó y fue frecuentado por muchos personajes del mundo de la política y de la cultura, como Donizetti, Víctor Hugo o Balzac, que se sentían honrados de conocer al general sudamericano.

“Hay un hecho que le da un cierre positivo al bloqueo de nuestro río por los franceses -siguió diciendo-. Ustedes saben que no hay ninguna estación de subte en París que lleve el nombre de un país, con la sola excepción de Argentine. Y lo importante es que esa estación se inauguró en el 1900 con el nombre Obligado, es decir, el de la victoria pírrica de Francia. Pero en el año 1948, en agradecimiento a la ayuda que la Argentina le dio a Francia en la posguerra, en carnes y cereales, se le cambió el nombre a la estación y desde entonces se llama Argentina”.

Otro francés digno de mención es el escritor, periodista y bibliotecario que fue anfitrión de San Martín en Boulogne-sur-mer y amigo del Libertador en sus dos últimos años de vida: Adolphe Gérard. Una semana después de la muerte de San Martín, escribió una necrológica que es una breve biografía. “Es una pieza brillante que todos deberían leer -dijo Peiró-, una síntesis maravillosa de la trayectoria de San Martín, de su personalidad. Lo describe también físicamente. Es un texto hermosamente escrito y un relato muy fidedigno, evidentemente basado en sus charlas con San Martín, ya que en ese momento no había otras fuentes, no existía bibliografía para consultar. Es decir, que Gérard escribe en función de lo que habló con San Martín. Ese es el gran valor de este texto”.

“Hay un hermosísimo monumento a San Martín en la Costanera de Boulogne, donado por la Argentina en 1910, en el centenario de la Revolución de Mayo -contó Felipe Pigna-. Es un monumento imponente, el más importante de la ciudad. El alcalde de Boulogne me contó que ese monumento sobrevivió a los bombardeos de la guerra, en una región muy castigada. Entonces los novios se sacan la foto de bodas en el monumento a San Martín, porque trae suerte”.

También se recordó que la Generación del 37 era tan afrancesada quePigna destacó entonces que Alberdi, que era capaz de autocrítica, “que no es poca cosa, autocriticarse, arrepentirse de lo que estuvo mal, se arrepiente de eso, dice que fue un error, quizás un pecado de juventud, en el marco de la pelea con Rosas; ¿qué cosa podía enojar más a Rosas?”

Hubo carcajadas del público cuando se mencionó que, a comienzos de los 60, en mitad del espectáculo del cabaret Crazy Horse, en el intervalo, aparecían unas muy jóvenes María Elena Walsh y Leda Valladares, emponchadas y tocando bombo y guitarrita…

“A la inversa, tenemos el entusiasmo con el que recibíamos a los franceses acá. Haciendo lío, como es costumbre argentina. Como cuando vino De Gaulle, en 1964″, dijo Peiró.

Perón envió un mensaje a sus seguidores: “Reciban a De Gaulle como si fuera yo”. Entonces, el presidente francés iba a la plaza San Martín y estaba lleno de gente con carteles “¡De Gaulle, Perón, un solo corazón! >Pigna concluyó: “Me gustaría terminar diciendo que la fascinación de Francia con la Argentina tiene nombre y apellido, el del francés más influyente en la cultura de la Argentina, que se llamó Charles Romuald Gardes, nada más y nada menos que Carlos Gardel. Que nació en Toulouse el 11 de diciembre de 1890, hijo de doña Berta, una extraordinaria mujer, valiente, madre soltera, que asumió su maternidad, y llegó con él a la Argentina cuando el futuro Carlos Gardel tenía dos años y medio. Es paradójico que una persona nacida en Francia sea probablemente el más grande embajador argentino en el mundo. Así que me parecía muy lindo cerrar con su recuerdo.”

Fuente: telam

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