>Noelia, a sus 17 años, actuaba como viuda negra para una banda de la Villa Zavaleta. Ella se ocupaba de avisarle a la víctima que estaba llegando, de hacerle la coreo’ de que la noche iba a ser hot y de, obviamente, drogarlo para que sus cómplices desvalijaran la casa. Pero, no le pagaban acorde. A tiempos de 2024, cobraba unos 3 mil pesos por ataque, aunque estaba negociando el doble. Pero para hacerse una plata extra, a las baratijas que sacaba de cada golpe las revendía en redes sociales. Su perdición fue un par de zapatillas.

El 16 de abril de 2024, un hombre denunció ante personal de la Comisaría Vecinal 14A haber sido drogado y asaltado por una mujer a la que llevó a su departamento de la calle Malabia en el barrio porteño de Palermo. De las imágenes de cámara privada del edificio surgió que del departamento salían dos sospechosos, además de la joven. Era Noelia, la viuda negra, lo que no se conocía era que era menor para ese entonces.

Algo inusual, pero efectivo, la Fiscalía Nacional de Menores N°2, cuyo titular es María Eugenia Sagasta, y el Juzgado Nacional de Menores N°4 de Cristian Von Leers, secretaría 10 de Esteban Seré; dieron luz verde para la propuesta de la División Delitos Tecnológicos Complejos: hacer una compra controlada de las zapatillas y abrirle el teléfono al momento del arresto frente a testigos para dar con sus cómplices.

Lucas, con antecedentes por encubrimiento, además era uno de los que aparecía saliendo del edificio de Palermo donde habían cometido el robo. Aye, por su parte, también se ocupaba de reclutar a las viudas negras. Cuando los allanaron encontraron el celular de la mujer, y otra vez con el OK de la Justicia, lo abrieron. Quedaron detenidos al instante.