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17/07/2025

Milei, Villarruel y una pelea tóxica en la cima del poder con impacto institucional y final abierto

Fuente: telam

En el Gobierno admiten una “crisis política” por el enfrentamiento del Presidente y la Vice. Cronología de una relación que empezó mal y empeora. Vínculos, traiciones y una charla secreta que rompió la confianza

>La regla no escrita en la política argentina es que el vicepresidente conspire contra el presidente. O que el presidente así lo crea. Hay excepciones que confirman esa maldición bíblica, pero no es el caso de Javier Milei y Victoria Villarruel. El choque abierto e indisimulado entre el primer mandatario y la titular del Senado expuso de manera descarnada una pelea tóxica en la cima del poder, que tiene impacto institucional y final abierto. Hay una cronología de esa íntima desconfianza, sospechas de traiciones y una charla secreta que saben pocos y nadie confirma.

Fue el último episodio de una larga lista de desencuentros del binomio presidencial. Hablando de reglas y excepciones, la norma en esa relación fue la discordia. Hay genéticas que predisponen esas diferencias y que ambos reconocen: Milei es un economista liberal libertario y Villarruel, una abogada nacionalista católica. En política y en economía hablan idiomas distintos.

Es una “crisis política” inoportuna para el Gobierno, cuando marcha a enfrentar su batalla más dura. Faltan menos de dos meses para las elecciones bonaerenses, en las que La Libertad Avanza en alianza con el PRO buscará batir a su némesis, el peronismo kirchnerista. Son unos comicios cuyos resultados pueden irradiar al turno electoral siguiente, el del 26 de octubre, cuyos resultados parirán el nuevo Parlamento.

Con todos los gobernadores abroquelados en defensa de “la caja” -o de los “recursos de las provincias”, dirían ellos-, una Cámara de Senadores decididamente opositora y Diputados preparados para el zarpazo final, el Presidente optó por el conflicto antes que por el acuerdo. Es un reflejo condicionado, un método que hasta ahora le dio resultado. Pegar para negociar, con la convicción de que los votantes (“los argentinos de bien”) están de su lado.

En la pelea con Villarruel, un último sondeo de la encuestadora Casa 3, que conduce Mora Jozami, parece darle la razón a esa intuición presidencial. “Se reconfigura el respaldo dentro del oficialismo. En enero del 2024, el 92% de los que valoraban positivamente a Milei también apoyaban a Villarruel. Hoy, es 76%. Aunque las imágenes de ambos se mantienen estables, el dato muestra un desplazamiento dentro del electorado libertario”, expresó.

La encuesta, igual, deja un dato perturbador para la Casa Rosada que puede explicar el trasfondo del divorcio político. Para la mayoría de “la gente” que votó a este Gobierno, Milei y Villarruel son, todavía, parte del mismo cuerpo. Ajenos a las minucias del poder, los votantes están ensimismados en sus urgencias cotidianas. Nada es más extraño que las intrigas de palacio y así lo vienen expresando, como un grito que la dirigencia no escucha: vota la mitad del electorado.

La ruptura de la fórmula presidencial fue el final de una mutación sigilosa que se vino macerando desde fines del año pasado. Villarruel cambió todo su entorno y se preparó para un tiempo nuevo. Fueron fotos de una película que ahora se proyecta con nitidez sobre el sistema político.

“Ella es institucionalista, nunca va a estar detrás de un golpe, ni va a buscar desestabilizar al Presidente. Reaccionó porque se hartó de los ataques y que le dijeran traidora”, reconocieron sus colaboradores. Más brutal, describieron los motivos de las respuestas a usuarios random de Instagram: “Se hinchó las pelotas”.

Son expresiones que dejaron en claro que Villarruel pasó de la resistencia a la ofensiva. Y que anticipan una pésima convivencia. Escenas que hacen juego con la relación de Julio Cobos con Cristina Kirchner después del “voto no positivo” por la resolución 125, allá por el año 2008. En la Casa Rosada ya reconocen a la Vicepresidente como una opositora.

“El Senado tiene 34 votos kirchneristas, que están encolumnados con Cristina Kirchner y están dispuestos a ir por todo. Están Martín Lousteau, Guadalupe Tagliaferri y Pablo Blanco, que votan contra el Gobierno: son 37. ¿Qué podemos esperar, si encima Villarruel juega abiertamente para ellos? Vamos a aguantar en Diputados >Antes de los “misiles” desde Instagram, hubo otra provocación. Dejó trascender que el día del 7-0 resistió la presión para levantar la sesión o, al menos, demorarla. La llamaron Guillermo Francos, Santiago Caputo y también Martín Menem. Eran momentos decisivos y el Gobierno le pidió un alineamiento in extremis para evitar un Waterloo parlamentario. No solo se negó, sino que ventiló que ni siquiera escuchó el audio que le envió el asesor del presidente. “No es un interlocutor válido”, dicen que dijo. “Se puso del lado del kirchnerismo y la casta. Es la alta política que le gusta a ella”, le recriminaron desde Casa Rosada.

Son postales del presente que tienen antecedentes. Y que les dan la razón a quienes desconfiaron de Victoria Villarruel desde el inicio de la conformación de esa sociedad política. En primera línea está Karina Milei, “El Jefe”, y ahora, Santiago Caputo, el asesor que conforma con el presidente el “triángulo de hierro”.

Y la que anotó cada disidencia, insidia o presunción de deslealtad. Desde los tiempos de la campaña hasta el presente. En una cronología rápida y desprolija: reuniones con diplomáticos, con jefes militares y policiales, con Mauricio Macri -la mayoría realizadas sin aviso y de manera inconsulta-; la aparición del logo propio con la V de Victoria en actos proselitistas; el aval a los aumentos de las dietas de los senadores; la indecorosa frase “pobre jamoncito” sobre Milei; las críticas a los acuerdos por Malvinas, el ataque a Francia antes de la reunión con Emmanuel Macron; el rechazo a la propuesta para la Corte del juez Ariel Lijo; la descripción del Senado como “alta política”; su ausencia en las reuniones de Gabinete; y la foto con Isabel Perón y la inauguración de un busto en el Senado, entre tantas otras.

Pero hay un secreto que empezó a contarse como el origen de la desconfianza. Una conversación ante varios testigos. Una charla en la que Villarruel le habría sugerido a Milei que se bajaran de la carrera presidencial ante la posibilidad de una derrota catastrófica. Era otoño del 2023. La conocen pocos y nadie, por ahora, la confirma.

Fuente: telam

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