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16/07/2025

Una roca de Marte de 25 kilos será subastada en Nueva York: podría superar los USD 4 millones

Fuente: telam

Se trata del mayor fragmento del planeta rojo registrado hasta ahora en la Tierra. Su composición única y su rareza geológica lo convierten en una pieza codiciada. Los detalles del procedimiento

>En la esquina de la calle 72 y la avenida York, en pleno Upper East Side de Nueva York, una estructura rojiza y maciza atrae todas las miradas. No es arte contemporáneo ni una escultura de museo: es el fragmento más grande de Su nombre es NWA 16788, y su historia no solo reconfigura el conocimiento sobre los meteoritos marcianos, sino que también plantea una pregunta de fondo sobre cómo se asigna valor a los objetos más extraordinarios del universo conocido.

“Este meteorito marciano es, con diferencia, el fragmento más grande de Marte que hemos encontrado jamás”, declaró Cassandra Hatton, vicepresidenta de ciencia e historia natural de Sotheby’s, a cargo de la subasta.

La pieza será vendida junto a un esqueleto juvenil de Ceratosaurus de más de dos metros de altura, en una subasta que mezcla historia natural con rarezas científicas de alto perfil. NWA 16788 representa aproximadamente el 7% de todo el material marciano conocido en la Tierra. Para ponerlo en perspectiva, es un 70% más grande que el segundo mayor fragmento de ese tipo jamás registrado.

Lo que parece una mole de terracota cenicienta en realidad atravesó el espacio tras haber sido expulsada del planeta rojo por el impacto de un asteroide.

A diferencia de los meteoritos lunares, que pueden compararse con cientos de muestras recolectadas durante las misiones Apolo, no existen referencias directas de materiales traídos de Marte. A pesar de los esfuerzos de la La roca fue sometida a estudios de composición que revelaron su estructura como una shergotita olivina-microgabroica, una clase de meteorito formada por el lento enfriamiento del magma marciano. Su textura está compuesta por piroxeno, olivino y maskelynita, un tipo de vidrio que solo aparece como resultado del impacto extremo.

La clave definitiva suele encontrarse en las pequeñas bolsas de gas atrapadas en el interior de estos cuerpos. Gracias a los datos atmosféricos obtenidos por las sondas Viking de la NASA en los años setenta, se dispone de una “huella” atmosférica de Marte que permite comparaciones. “Encontrarás pequeñas bolsas de gas en muchos meteoritos marcianos. Hemos abierto esas bolsas y comparado el gas que contienen con el gas que analizamos de la atmósfera marciana; si coinciden, sabremos que la roca proviene de Marte”, indicó Hatton.

La superficie del fragmento también aporta pistas. Tiene una corteza de fusión quemada por la fricción atmosférica durante su ingreso a la Tierra, una huella térmica inequívoca. “Esa fue la primera pista de que no se trataba simplemente de una gran roca en el suelo”, sostuvo Hatton. Por fuera, su textura rugosa, con ondulaciones, pliegues y zonas que se asemejan a micro-relieves, recuerda de forma inquietante a la topografía marciana. “Si lo miras de cerca, casi podrías usarlo como escenario de una película sobre Marte”, añadió.

Poner precio a una pieza tan singular implicó un desafío inusual. “Realmente tengo que pensar en el contexto, los antecedentes, la historia, la rareza, el significado y luego establecer una estimación”, explicó Hatton.

A diferencia de una pintura de Picasso o un collar del siglo XIX, no existen referencias de mercado claras para algo así. El valor estimado de entre 2 y 4 millones de dólares se basa en la exclusividad del objeto, su autenticidad comprobada y el interés potencial de coleccionistas, museos o instituciones científicas.

En este caso, hay un aspecto práctico que juega a favor de la puja: aunque se trate de un meteorito enorme en su categoría, cabe perfectamente en una mochila. Esa portabilidad amplía el universo de compradores potenciales.

Hatton también subrayó que más allá de su peso científico, el meteorito posee un valor estético distintivo. A diferencia de otros fragmentos más planos o poco llamativos, esta pieza presenta una estructura tridimensional que recuerda visualmente al propio Marte. “También se parece mucho a la superficie del Planeta Rojo. La mayoría de los demás meteoritos marcianos que encontramos son láminas muy pequeñas y delgadas, y al observarlas a primera vista, jamás adivinarías que son marcianos”, añadió el experto.

Según explicó, muchos de sus clientes donan o prestan sus piezas a instituciones públicas y, en muchos casos, también financian su conservación. “Si es valioso para ti, lo cuidas. Tener este valor vinculado al objeto ayuda a garantizar su cuidado”, sostuvo.

El meteorito no solo plantea una nueva forma de pensar el vínculo entre ciencia y comercio, sino que también condensa preguntas sobre el origen y el destino de la materia planetaria. Es una muestra tangible de la violencia cósmica que aún moldea el sistema solar.

Así, NWA 16788 es más que un meteorito. Es la prueba de que Marte, a pesar de su distancia, ya dejó una huella concreta en la Tierra. También es el recordatorio de que cada fragmento caído del cielo puede traer consigo una historia que nos obliga a repensar lo conocido.

Fuente: telam

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