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15/07/2025

“Los tres mosqueteros”: cómo la obra de Alejandro Dumas influye en nuestra percepción de la historia de Francia

Fuente: telam

En su emblemática trilogía de hace casi dos siglos, el gran autor francés convirtió a Richelieu, d’Artagnan y Ana de Austria en leyendas universales. Fidelidad histórica, libertad creativa y arquetipos que aún fascinan

>La trilogía compuesta por Los tres mosqueteros (1844), Veinte años después (1845) y El vizconde de Bragelonne (1850) se desarrolla en la Francia del siglo XVII, un periodo tumultuoso marcado por las intrigas cortesanas, los conflictos políticos y las guerras.

Alexandre Dumas padre (1802-1870) transforma esta época en un escenario épico en el que los mosqueteros, figuras de lealtad y heroísmo, encarnan valores como la valentía, la amistad y la fidelidad.

Estas obras entretuvieron, pero también alimentaron la percepción de la historia francesa de los lectores y, más tarde, los espectadores, tan pronto como Hollywood se apoderó del tema. Entre la fidelidad histórica y la libertad creativa, las novelas han marcado profundamente el imaginario cultural colectivo.

Dumas utiliza la historia como telón de fondo, un lienzo sobre el que borda tramas a menudo complejas. Para escribir Los tres mosqueteros, se basa en documentos como Las Memorias de Monsieur d’Artagnan, redactadas por Courtilz de Sandras en 1700, un polígrafo y antiguo mosquetero, una fuente que le permite impregnarse de los acontecimientos y personajes de la época. Sin embargo, Dumas no se preocupa por la precisión histórica en sentido estricto. Es novelista y opta por sacrificar el rigor en favor de la vivacidad de su relato, como demuestra la cronología muy libre de algunos acontecimientos o la invención de personajes que nunca existieron.

El enfoque de Dumas se sitúa a medio camino entre la novela histórica y la de aventuras. Algunos hechos son auténticos, como la rivalidad entre el cardenal Richelieu y el duque de Buckingham en el asedio de La Rochelle, punto álgido de la oposición entre Francia y Inglaterra en apoyo de los protestantes. Pero el autor se permite añadir elementos ficticios para cautivar mejor al lector, sin olvidar que la obra está concebida ante todo como una serie literaria (publicada en el periódico La Presse a partir de 1844). Prefiere dramatizar los hechos en lugar de relatarlos con exactitud. Insiste, por ejemplo, en las rivalidades y los duelos, cuando el famoso asedio de la ciudad es ante todo un acontecimiento militar.

Personajes reales como Richelieu, Luis XIII o Ana de Austria son los protagonistas de la trilogía. Dumas los adapta a su trama, creando caracteres más grandes que la vida. Richelieu, por ejemplo, se convierte en un símbolo de la manipulación política y las intrigas secretas, mucho más maquiavélico en la novela que lo que fue en realidad. D’Artagnan, Athos, Porthos y Aramis, aunque inspirados en mosqueteros que tal vez existieron, también están construidos como arquetipos del honor, el coraje y la amistad.

Dumas construye sus personajes como mitos, encarnaciones de virtudes o vicios. En este sentido, contribuye a una percepción de la historia en la que el heroísmo prevalece sobre la realidad. Aunque complejos, los antagonistas se reducen a una dimensión casi “monomaníaca” y se convierten en estereotipos como el del villano, el conspirador, el espía…

A través de sus mosqueteros, Dumas construye una visión heroica y favorecedora de la historia de Francia. D’Artagnan y sus compañeros representan el espíritu francés, capaz de resistir conspiraciones y conflictos para defender los ideales de justicia y lealtad. Con sus aventuras, Dumas también transmite una forma de patriotismo: muestra personajes que, a pesar de las disputas y las luchas de poder, siguen apegados a su país y a su rey.

Dumas inventa y difunde una versión accesible y novelada de lo que ocurrió en realidad. Esta popularización se amplió con las numerosas adaptaciones cinematográficas que convirtieron a los tres mosqueteros en personajes mundialmente reconocidos. Desde Douglas Fairbanks, que interpretó a D’Artagnan en 1921, hasta Gene Kelly en 1948, la trilogía de Dumas cuenta hoy en día con más de 50 adaptaciones cinematográficas.

El objetivo principal de Dumas seguía siendo entretener y apasionar a sus lectores, no darles una clase de historia. Pero precisamente porque la historia es omnipresente, tanto como marco como fuente de intrigas y personajes, el receptor tiene la impresión de que todo es verdad.

Dumas se permitió numerosos anacronismos, al tiempo que se tomó grandes libertades con los hechos históricos, como la historia de amor adúltera entre Ana de Austria y Buckingham, que nunca existió. Estas inexactitudes son elecciones narrativas que sirven a la trama. Algunos hechos se condensan o se desplazan para acentuar las tensiones dramáticas, como la sobrerrepresentación de Richelieu en ciertos momentos. Si bien estas libertades han sido criticadas por historiadores, no han impedido que el público se sumerja en las aventuras de los mosqueteros.

Los personajes de D’Artagnan, Athos, Porthos y Aramis se han convertido en figuras emblemáticas del patrimonio cultural francés. Encarnan ideales nobles como la valentía, la camaradería y el sentido del honor, lo que los convierte en héroes atemporales. Dumas creó arquetipos que trascienden la literatura y se han convertido en símbolos del imaginario colectivo.

Por último, la trilogía de Los tres mosqueteros ha ejercido una influencia duradera en el género de la novela histórica, no solo en Francia, sino también a nivel internacional. Dumas supo crear una forma de literatura en la que la historia se convierte en una aventura apasionante sin ser un simple pretexto. En cierto modo, fundó un modelo que sería retomado y adaptado por numerosos autores, como Paul Féval y su obra El Jorobado.

Fuente: The Conversation

Fuente: telam

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