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11/07/2025

Así fue el operativo secreto que evaluó el riesgo del asteroide 2024 YR4 y salvó a la Tierra

Fuente: telam

El uso de sistemas automatizados, telescopios de vanguardia y coordinación global permitió descartar el mayor riesgo de colisión registrado para un objeto de estas dimensiones, informa MIT Technology Review

>El Según MIT Technology Review, la discreta coordinación entre numerosas instituciones permitió descartar el riesgo en cuestión de semanas, aunque la historia de este asteroide sigue generando interés científico.

El 27 de diciembre de 2024, el sistema Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System (ATLAS), financiado por la NASA y gestionado desde Hawái, identificó un pequeño punto blanco en el cielo. Larry Denneau, investigador principal de ATLAS, fue quien detectó la señal: “Un pequeño píxel blanco sobre un fondo negro”, recordó. Siguiendo el protocolo, Denneau remitió los datos al Minor Planet Center (MPC) en Massachusetts, responsable de centralizar la información sobre asteroides y cometas.

Calcular la órbita y el posible riesgo de impacto quedó a cargo del Center for Near-Earth Object Studies (CNEOS) de la NASA, bajo la supervisión de Davide Farnocchia. El sistema automatizado Sentry de CNEOS, dedicado al análisis continuo de objetos cercanos a la Tierra, indicó que existía una posibilidad real de colisión en 2032. Sistemas europeos como el Near-Earth Object Coordination Centre (NEOCC) de la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Near-Earth Objects Dynamics Site (NEODyS) respaldaron esta evaluación.

Durante los primeros días, la incertidumbre sobre el tamaño del asteroide era significativa. Las estimaciones rondaban entre 20 y 150 metros de diámetro, lo que marcaba una diferencia esencial: un cuerpo pequeño podría desintegrarse en la atmósfera, pero uno grande podría producir una destrucción grave a nivel local. “Ellos son la primera línea de defensa planetaria”, afirmó Kelly Fast, responsable interina de la Planetary Defense Coordination Office de la NASA, según declaraciones recogidas por MIT Technology Review.

Conforme se acumulaban las observaciones, la probabilidad de impacto se mantuvo y en algunos momentos incluso aumentó. El 29 de enero de 2025, la International Asteroid Warning Network (IAWN), respaldada por la ONU, emitió una alerta: la Tierra estaba bajo una posible amenaza. Esta información se difundió rápidamente y captó la atención mediática mundial. “No era un ejercicio. Era real: realmente teníamos que hacerlo bien”, relató Olivier Hainaut, astrónomo del Observatorio Europeo Austral, citado por MIT Technology Review.

La alerta activó una respuesta coordinada. Fast envió solicitudes urgentes a observatorios de todo el mundo para que siguieran el asteroide. Sin embargo, el objeto ya se encontraba alejándose y se volvía cada vez más difícil de observar. Sin nuevas mediciones, la incertidumbre sobre su trayectoria se prolongaría hasta 2028, cuando el asteroide volvería a acercarse a la Tierra.

Refinar la órbita del asteroide 2024 YR4 implicó superar múltiples obstáculos técnicos. Los telescopios ATLAS, aunque eficientes, carecían de capacidad para seguir objetos tan distantes. El Very Large Telescope (VLT) en Chile, uno de los más avanzados del mundo, se sumó al esfuerzo y logró reducir la estimación del tamaño del asteroide a entre 40 y 90 metros.

El 5 de febrero, la NASA autorizó el uso del James Webb Space Telescope (JWST), ubicado a 1,6 millones de kilómetros de la Tierra, para observar el asteroide en el espectro infrarrojo. Andy Rivkin, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, lideró la propuesta: “El tamaño era la principal motivación”, explicó. El JWST permitió medir el diámetro con precisión, incluso cuando ya no era visible desde observatorios terrestres.

A pesar de estos avances, la llegada de la luna llena en febrero complicó durante una semana las observaciones. “Aborrecemos la luna”, confesó Denneau, reflejando la frustración de los científicos ante la imposibilidad de continuar el seguimiento.

Con la llegada de la luna nueva, los telescopios retomaron la vigilancia continua. El 18 de febrero, nuevas observaciones aumentaron la probabilidad de impacto al 3,1%, el mayor valor registrado para un asteroide de tales características. Esta información causó inquietud mundial, pero los especialistas confiaban en que mediciones adicionales permitirían descartar el peligro.

El 19 de febrero, el VLT y el MRO obtuvieron nuevas imágenes que redujeron la probabilidad al 1,5%. El 20 de febrero, el Subaru Telescope en Hawái, operado por Tsuyoshi Terai, aportó información clave: el riesgo descendió al 0,3%. “Fue un alivio. Me alegró mucho que nuestros datos contribuyeran a eliminar el riesgo de 2024 YR4”, afirmó Terai según MIT Technology Review.

A pesar de que la Tierra quedó fuera de peligro, el seguimiento científico de 2024 YR4 continuó. En marzo, el JWST confirmó que el asteroide tenía un diámetro de unos 60 metros, suficiente para causar consecuencias catastróficas en caso de impacto directo en una zona urbana. Sin embargo, surgió una nueva alerta: una probabilidad del 3,8% de colisión con la Luna en 2032, cifra que aumentó al 4,3% tras observaciones realizadas en mayo.

Fuente: telam

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