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02/07/2025

La música artificial: cuando la IA coloniza las playlists

Fuente: telam

Bandas fantasma con millones de reproducciones, voces clonadas de estrellas y canciones creadas por algoritmos inundan las plataformas de streaming. Mientras algunos artistas abrazan la tecnología y otros la rechazan, la industria musical enfrenta su mayor transformación desde la llegada del MP3

>En junio de 2025, una banda psicodélica de la que nadie había oído hablar se coló en las playlists de más de medio millón de personas. A los pocos días, Deezer etiquetó sus canciones como “posiblemente generadas por IA”. En Reddit, varios usuarios señalaron inconsistencias visuales: manos con seis dedos, sombras incongruentes, rostros sin expresión.

The Velvet Sundown no intenta revivir el pasado”, dice su biografía de Spotify. “Lo están reescribiendo. Suenan como el recuerdo de un tiempo que nunca ocurrió... pero de alguna manera lo hacen sentir real”.

La controversia no es nueva. En 2023, Heart on My Sleeve, una canción viral generada por un usuario bajo el seudónimo Ghostwriter, utilizó voces clonadas de Drake y The Weeknd. La canción fue retirada rápidamente de todas las plataformas por reclamos de copyright de Universal Music.

Algunos casos, sin embargo, no ocultan su artificialidad. Noonoouri, por ejemplo, es una estrella pop virtual creada por CGI que firmó contrato con Warner Music en 2023. Su sencillo Dominoes, producido junto al DJ alemán Alle Farben, fue lanzado con una voz generada por IA a partir de grabaciones de una cantante real. Warner reparte los derechos entre el creador del avatar, los compositores y la discográfica. Noonoouri no pretende ser humana: es un producto hiperrealista, diseñado para operar como influencer y artista digital a la vez.

Las reacciones del mundo musical han sido intensas. En enero de 2023, Nick Cave respondió en su newsletter personal The Red Hand Files a un usuario que le envió una canción escrita por ChatGPT “en su estilo”: “Con todo el cariño y el respeto del mundo, esta canción es una mierda, una parodia grotesca de lo que significa ser humano. Las canciones surgen del sufrimiento... los algoritmos no sienten. Los datos no sufren. Una canción sin eso no tiene sentido”.

Brian Eno ha adoptado una posición más matizada. En una entrevista con The Guardian, declaró: “Alguien me dijo que se interesaría en la IA cuando lograra hacerle llorar... Eso no es posible a menos que supongas intencionalidad en aquello que se crea”. Su enfoque no es el rechazo frontal, sino una advertencia sobre la necesidad de ejercer una curaduría rigurosa: “Lo primero que tienes que hacer es evitar que caiga en ese abismo de mediocridad al que siempre tiende, porque ese es su funcionamiento básico”.

En el otro extremo se encuentra Grimes. En 2023 lanzó Elf.Tech, una plataforma que permite a cualquier usuario generar canciones usando una versión digital de su voz. Prometió dividir las regalías 50/50 con quien lograra un éxito. “La IA puede ser una extensión de nuestra creatividad, una herramienta para democratizar la composición”, dijo en su cuenta de X.

En abril de 2025, Deezer reveló que casi el 18% del contenido subido a diario en su plataforma provenía de modelos de IA. Spotify, por su parte, eliminó decenas de miles de pistas generadas con Boomy —una app de creación musical por IA— tras descubrir un esquema de fraude: usuarios que subían cientos de temas y luego manipulaban las cifras con bots para cobrar regalías.

Alexis de Lanternier, CEO de Deezer, declaró que “la IA no es inherentemente buena o mala, pero creemos que la transparencia es clave para ganarnos la confianza de los usuarios y proteger a los artistas”.

Universal Music, Sony y otras discográficas han presentado demandas contra empresas de IA musical, argumentando que sus modelos se entrenan con grabaciones protegidas por derechos sin consentimiento ni compensación. Las startups de IA se defienden invocando el principio de “uso justo”, pero el debate legal apenas comienza. Aún no existe una regulación clara sobre el “derecho a la voz”, ni mecanismos para impedir que una IA genere música inspirada en artistas existentes.

La historia de FN Meka —un rapero virtual firmado por Capitol Records en 2022 y cancelado días después por reproducir estereotipos racistas— mostró que incluso cuando la tecnología avanza, los valores culturales siguen importando. La estética no basta: también hay límites éticos.

Fuente: telam

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