30/06/2025
Expertos detectaron radiactividad aún presente en los muebles y libros de Marie Curie en París

Fuente: telam
Objetos cotidianos de su entorno como una mesa de comedor familiar y cuadernos originales, sorprenden con niveles detectables de radiación
>Las huellas de radiactividad que dejó Los visitantes tienen la oportunidad de rastrear la presencia tangible de El museo conserva varios de estos vestigios, resultado del contacto directo y continuo que Curie mantuvo con sustancias radiactivas entre 1914 y 1934, cuando investigó y experimentó sin protección especial.
Algunos rastros se conocen desde los años 50, gracias a placas fotográficas que detectaron polvos y manchas microscópicas en los cuadernos originales. Otros se identificaron recientemente: puertas de armarios, apuntes de clase y muebles familiares como una mesa extensible. Según detalló la BBC, la dificultad para descontaminar ciertos objetos llevó a tomar decisiones drásticas. El armario familiar fue destruido después de confirmarse la imposibilidad de eliminar la radiación.
Aunque la mayoría de los rastros pertenecen a Marie Curie, algunos podrían corresponder también a su hija, Irène Joliot-Curie, quien compartió el espacio físico y la investigación.
Las mediciones y análisis estuvieron a cargo de expertos como Marc Ammerich, especialista en protección radiológica. Desde 2019, revisó cerca de 9.000 objetos de la colección y halló marcas inusuales como huellas de manos radiactivas en una mesa de comedor.Thomas Beaufils, profesor y director del museo de la Universidad de Lille, afirma que los rastros radiactivos tienen valor histórico y cultural, porque muestran el contexto real de la investigación pionera en radiactividad. El empleo del radio quedó restringido en Francia: ya no se utiliza, salvo raras excepciones científicas, y la manipulación de materiales nucleares requiere autorizaciones y protocolos de seguridad rigurosos.
Durante una visita guiada en el museo, Huynh, Ammerich y fotógrafos midieron con contador Geiger y espectrómetro el respaldo de la silla de Curie, pomos, electrodos y otras superficies. Las áreas públicas registraron valores similares a la radiación natural de fondo, mientras que algunos objetos alcanzaron cifras mayores, pero sin superar los umbrales para visitantes o personal.Los daños físicos llegaron después: endurecimiento de manos, quemaduras y posibles lesiones, algunas provocadas a propósito para estudiar los efectos del radio, que más adelante inspiraron terapias oncológicas. Con el tiempo, se identificó el riesgo de cáncer asociado a la exposición prolongada a la radiación.
El legado material de los Curie representa un reto constante para la conservación. Objetos antiguos, relojes con radio y otros artículos llegan regularmente a la Andra, la agencia francesa responsable de residuos nucleares.En 2020, especialistas de Andra inspeccionaron la vivienda de la nieta de los Curie y destruyeron un armario de la familia por considerar que no garantizaba la seguridad pública.
El debate científico sobre la radiactividad del radio incluye detalles sobre su vida media de 1.600 años y su actividad, pero el riesgo real para los humanos depende de variables como la distancia o la forma de exposición, no solo de la cantidad de radiación emitida.Para los expertos y directores del museo, preservar estos rastros resulta imprescindible para comprender la historia de la ciencia y la evolución de la protección radiológica. Huynh define al Museo Curie como un puente entre el pasado y el futuro: un lugar donde la memoria, la seguridad y el avance científico se encuentran y dialogan a través del tiempo.
Fuente: telam
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