30/06/2025
La donación de órganos de un bebé une para siempre a dos familias y permite a una madre escuchar el corazón de su hija fallecida

Fuente: telam
Un hecho inesperado permitió que una recién nacida recibiera una segunda oportunidad y que otra mamá encontrara consuelo en medio del duelo
>Apenas unas semanas después de su nacimiento, Addison McArthur recibió la noticia que determinaría el rumbo de su vida y la de toda su familia. El corazón de la pequeña, nacida en Los médicos diagnosticaron a Addison con Durante esas primeras semanas, los padres de Addison vivieron momentos de incertidumbre, a menudo dominados por la angustia ante la posibilidad de una pérdida inminente. La situación, sin embargo, cambió radicalmente en el primer Día de la Madre de Elaine Yong, madre de Addison.
A cientos de kilómetros de distancia, en Nevada, otra familia vivía una conmoción opuesta. Audrey Sullenger, una bebé recién nacida, fallecía inesperadamente seis días después de haber llegado al mundo. Su madre, Felicia Hill, debió enfrentarse al dolor más profundo que puede vivir un ser humano: la pérdida de una hija tan solo unos días después de su nacimiento.
Las cifras avalan la importancia de estas decisiones. Se estima que un solo donante puede salvar hasta ocho vidas. Audrey, con apenas seis días de vida, se convirtió en la donante más joven de ese año en el estado de Nevada. Entre los órganos donados, su corazón fue enviado al norte, con destino a Canadá y específicamente a Addison, cuya vida dependía de ese milagro médico y solidario. Así, se tejió el primer vínculo entre dos familias que, sin conocerse aún, quedarían unidas para siempre.
El trasplante de corazón a Addison fue exitoso: el órgano de Audrey funcionó correctamente y permitió que la bebé canadiense pudiese continuar su desarrollo. El sentido de gratitud de Elaine Yong era inconmensurable, aunque el anonimato que frecuentemente rodea estos procesos suele dificultar el contacto entre las familias de donantes y receptores.El contacto directo llegó un año después, cuando Felicia Hill decidió responder públicamente a un blog en el que Yong narraba el viaje médico y emocional de Addison. Tras verificar la conexión, ambas comenzaron a comunicarse y no tardaron en acordar conocerse en persona.
El encuentro se dio en la Caminata Dona Vida celebrada en California. Hill trajo una camiseta conmemorativa para Addison, mientras que Yong llevó un estetoscopio. En un momento lleno de simbolismo, Felicia pudo escuchar, en el pecho de Addison, el corazón de su hija Audrey, experimentando una conexión emocional que trascendía la pérdida.Este primer encuentro forjó un lazo íntimo y permanente entre ambas familias. Felicia expresó la profunda alegría que sentía por permitir que otra madre tuviera la oportunidad de criar a su hija, mientras que Elaine compartió la gratitud de ver a Addison crecer gracias al legado de Audrey.La enorme repercusión personal y comunitaria de la experiencia llevó a Elaine Yong a trabajar profesionalmente como gerente de comunicaciones en BC Transplant, la organización que gestiona la donación de órganos en Columbia Británica.
El mayor homenaje reside, precisamente, en los logros y sueños alcanzados por Addison, evidencia de cómo el gesto de una familia puede perpetuar la esperanza en otras.
Mientras la promesa de nuevas aventuras acompaña a Addison rumbo a su décimo quinto aniversario, tanto su familia como la de Audrey mantienen vigente la responsabilidad y el agradecimiento mutuo, demostrando que, más allá de la pérdida y la tragedia, la donación de órganos puede sembrar lazos inquebrantables y dar vida más allá del propio dolor.Fuente: telam
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