25/06/2025
Así opera el centro ruso en Nicaragua que la dictadura reconoce involucrado en la represión contra opositores

Fuente: telam
Las recientes confesiones de Laureano Ortega, delfín de la familia en el poder, son “autoincriminación” y pueden llevarlo al banquillo de los acusados, considera jurista nicaragüense.
>La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha consolidado una infraestructura operativa rusa en suelo nicaragüense que incluye, entre otros, un centro de entrenamiento policial y una estación satelital Glonass que, según múltiples analistas y organismos internacionales, están diseñados para fines de represión y espionaje regional.
El entonces embajador ruso en Managua, Andrey Budaev, lo presentó como un proyecto impulsado directamente por los presidentes Vladimir Putin y Daniel Ortega, con el objetivo de “combatir el crimen organizado”. Sin embargo, la realidad ha sido otra.
En el mismo discurso, el delfín de los Ortega Murillo, explicó lo que considera es paz y estabilidad. “Desde el año 2018 cuando sufrimos el sangriento y terrorista intento de Golpe de Estado nos hemos dado a la tarea de fortalecer la seguridad y la defensa en nuestro país, neutralizando y eliminando a los autores y actores claves del odio, mercenarios y vendepatrias que actúan bajo la bota y el pago imperial con la pretensión de entregar a nuestro país al dominio estadounidense”.
En mayo de 2024, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos incluyó al centro de entrenamiento ruso en una nueva ronda de sanciones, junto a empresas mineras nicaragüenses. Para Cynthia Arnson, del Wilson Center, esta medida es “simbólica”, pero revela cómo el comportamiento represivo del régimen nicaragüense está directamente relacionado con el modelo ruso.
Desde su inauguración, el centro ruso de entrenamiento policial ha estado bajo sospecha de ser un espacio para el adoctrinamiento represivo. Según Evan Ellis, experto en relaciones internacionales de la Escuela de Guerra de EE. UU., “el hecho de que el Tesoro de Estados Unidos sancione este centro demuestra que su verdadera función ha sido fortalecer la capacidad represiva del régimen sandinista”. Ellis sostiene que las técnicas impartidas en este centro “no son apropiadas para ninguna fuerza policial en democracia”.Además, los funcionarios rusos destacados en el país gozarán de inmunidad. El convenio, aprobado por la Asamblea Nacional con 80 votos a favor y 10 abstenciones, tendrá una vigencia de diez años y contempla la formación de policías en técnicas para enfrentar desafíos de seguridad pública, lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado.
El centro operará en territorio nicaragüense y funcionará como una base de instrucción para personal policial tanto nacional como de Estados extranjeros. Su administración estará a cargo de la Policía Nacional de Nicaragua y el Ministerio del Interior de Rusia. La capacitación incluirá reuniones, seminarios y entrenamientos orientados al control del tráfico de drogas y otras actividades delictivas.El propio Ortega disipó cualquier duda sobre el funcionamiento del centro ruso cuando, en 2023, durante un acto de la Policía Nacional, afirmó que éste sirve para “enfrentar mejor a los golpistas”, término con el que el régimen describe a los manifestantes que protestaron en 2018 y que dejaron más de 300 muertos documentados por organismos internacionales.
En ese mismo evento, Ortega condecoró al general ruso Anatolyevich Plokhoi, alto funcionario de la Guardia Nacional rusa, destacando su trabajo en el entrenamiento de fuerzas centroamericanas desde Nicaragua. La lógica del régimen quedó clara: el centro no solo forma a policías nicaragüenses, sino que opera como una plataforma regional de influencia rusa en Centroamérica.“Se trata de una instalación con capacidad para interceptar comunicaciones y realizar vigilancia electrónica en toda la región”, dice un informe de Infobae publicado en marzo de 2022. Desde entonces, diplomáticos estadounidenses han manifestado preocupación sobre el carácter militar de esta base, y su potencial para operaciones de espionaje a países vecinos como Costa Rica, Colombia o Panamá.
El “Cerro Mokorón”, como se conoce a esta estación, ha sido calificada por analistas de seguridad como parte de la arquitectura de espionaje del sistema SORM-3, utilizado por el Kremlin para vigilar a opositores dentro y fuera de Rusia. La ubicación en Nicaragua permite una vigilancia amplia sobre el istmo centroamericano y ofrece a Moscú una posición estratégica frente al Canal de Panamá.La periodista constató que, en la población más cercana a esa estación, los vecinos advirtieron que los hombres que entran al complejo “hablan ruso” y cargan “aparatos” en camionetas de lujo con cristales oscuros.
El factor que ha encendido las alarmas en círculos internacionales fue la participación de Laureano Ortega en la XIII Reunión de Seguridad en Moscú. Durante su discurso, no solo repitió el guion de acusaciones contra EE. UU. por “financiar intentos de golpe de Estado”, sino que confesó abiertamente la existencia de una cooperación activa con Rusia en materia de “neutralización y eliminación de los actores del odio”.Barberena sostiene que Laureano Ortega no es un funcionario electo, pero sí ha sido investido con poder plenipotenciario por la presidencia, lo que lo convierte en un actor político con responsabilidad individual y estatal. “Esto da paso a que sea imputado”, advierte el jurista. En su opinión, la confesión de Laureano puede usarse como evidencia sólida de que los crímenes del régimen no fueron hechos aislados, sino parte de una política de Estado en coordinación con una potencia extranjera.
No es casualidad que Nicaragua haya demandado recientemente a Alemania ante la Corte Internacional de Justicia por “complicidad en genocidio” en Gaza. Según Barberena, detrás de esta jugada legal hay una estrategia rusa para deslegitimar a las democracias occidentales. “Los rusos han estado utilizando a Nicaragua como plataforma para sus intereses geopolíticos. No es casual que estén detrás de esa demanda en La Haya”, dijo.
El costo para Nicaragua de convertirse en base avanzada de Rusia en América Latina va más allá de las sanciones económicas. Implica quedar atrapada en el juego geopolítico de una potencia que actualmente libra una guerra en Ucrania y mantiene tensiones crecientes con Occidente. En ese contexto, la dictadura de Ortega y Murillo ha optado por alinearse con el Kremlin, a costa del aislamiento diplomático y la profundización de la represión interna.
Fuente: telam
Compartir
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!