24/06/2025
“La Nueva Tierra”: Sebastiano Mauri mezcla humor, ayahuasca y autodescubrimiento en su nueva novela

Fuente: telam
El autor sorprende con una historia que combina aventuras en la Amazonía, reflexiones existenciales y una mirada irónica sobre la vida, invitando a los lectores a sumergirse en un viaje tan divertido como profundo
>Sebastiano Mauri lo ha hecho de nuevo: el libro La Nueva Tierra (Adriana Hidalgo, 2025), escrito durante la primera cuarentena, llega en su edición castellana y en la patria de su madre, por la editorial que lo publicó por primera vez —“Mi madre es argentina. Toda su familia es de acá. Vengo de toda mi vida, es mi segundo país, entonces para mí era como una evolución natural”, señala acerca de ser editado en el país. Y no es el único punto coincidente con su primera novela. La búsqueda y definición de la identidad y el humor para narrarlo son su seña característica. Aunque, dice, aquella “era más sexo, droga y rock n’roll en los años 90 en Nueva York”, ciudad en la que vivió, ya que se graduó en cine.
Allí vivió quince años, adquirió experiencia, se apropió del idioma, pero se fue, ya que señala que es una ciudad que “te da mucho, pero si te das cuenta, te saca más de lo que te está dando. Se renuncia a un montón de cosas para vivir ahí”. Esa reflexión da cuenta de una sensibilidad única. Y así, por diferentes circunstancias que lo llevaron a experimentar con la ayahuasca, se llega a La Nueva Tierra, su flamante publicación que hoy será presentada en Eterna Cadencia a las 19 junto con Dario Sztajnszrajber.Sin escatimar en detalles –en la que se evidencia su formación cinematográfica–, sumerge de a poco a los lectores y lectoras en un universo desconocido tambien para el protagonista que, fiel a su personalidad, ingresa distraído, pero se enfrenta a cierto baño de realidad. Estructurada en capítulos breves pero igual de intensos que las experiencias a las que se enfrenta Leone, La Nueva Tierra convoca a la reflexión, al disfrute y la emoción sin perder la sonrisa.
—Siempre me gusta preguntar cómo surge escribir una novela. Más, en este caso, en el que entiendo que está basado en una experiencia personal. Y me gustaría preguntarte, además, cómo las licencias que vos tomás son puestas en evidencia. En el cierre hablás de una prima, como en la novela. Como que no hay una búsqueda de que sea estrictamente ficción, como si hubieras dejado pistas para que la gente supiera que eso pasó.
—Te digo mi postura. Yo lo presento como ficción, te doy todos los elementos, como decís, también, en los agradecimientos, en mi biografía, para decir “bueno, pero acá no hay ficción, porque claramente hay mucho en común con su propia biografía”. Además, lo escribo como si fuera todo verdadero. Tiene que ver con el hecho, también, de que yo me gradué en cine, estudié cómo escribir guiones. Es muy visivo cómo el cine tiene que parecer, tenés que hacer la suspensión de incredulidad. Tenés que creer en los personajes, en lo que están pasando, identificarte. Entonces, lo escribo todo como si vos leyéndolo dijeras: “sí, sé que me lo está presentando como ficción, pero me queda re claro que todo esto es verdad”. La verdad es que es menos verdad también de lo que uno piensa, pero también cuando me estoy inventando, trato, si hago un buen trabajo, de que vos sigas pensando “acá no te creo, no es ficción, pero esto es lo verdadero”. Lo de la ficción a veces es un instrumento que te ayuda a ser más honesto no menos honesto. No es una manera para distanciarte de la realidad, por el contrario, con la protección de la ficción, con la protección del personaje, que siempre más o menos vos podés terminar manejando cuando querés asumir toda su mierda, lográs ir más profundamente a la verdad de lo que pasó. A veces, si tenés un nombre verdadero, situaciones verdaderas, vas a adoptar las mismas máscaras que probablemente usaste cuando lo viviste en la vida real. La ficción, para mí, es una manera de sacar más la verdad. Que hay mucho de lo que yo viví y que hay mucho de mis experiencias, que las heridas de mi personaje coinciden mucho con mis heridas, es así, tu impresión es correcta, no lo voy a negar.—La novela, que es muy profunda y aborda temas que calan muy hondo –incluso la muerte y la espiritualidad, entre otros– está escrita no solo de forma muy amigable, sino, además, con bastante humor. ¿Es tu manera de escribir el mundo?—Incluso entre los mismos personajes. Este vínculo que tiene Leone con su prima Nur, como de desacralizar, y no por eso tomarlo con liviandad. Ellos mantienen esa cosa como de juego permanente.
—No lo había pensado hasta ahora, pero me doy cuenta de que ella le oculta su enfermedad, y pensaba si no hay una cuestión como de desdramatizar, si tiene que ver con esto, con el vínculo de alegría o de divertirse.
—Y puede ser por eso, yo tampoco lo había pensado. Quizás hay algo de eso. Pero también tenía que ver con presentar a una mujer fuerte, independiente. Fuerte de verdad, que hasta en un caso así no va enseguida a llorar sobre la espalda de otro, llorarse encima, hacerse la víctima. Al contrario, toma sus decisiones. Se va sola a la jungla amazónica.—Sí, exactamente. Sería ella el héroe del viaje [ríe]. Él está más perdido psicológicamente, es más miedoso.
—De hecho, ella lo convoca; “porque vos lo necesitás”, le dice.—Que en algún punto “mientras estás a tiempo” tiene que ver con ella, ¿no? Es algo que vuelve. Cierra el círculo.
—Sí.—Bueno, es un viaje de toma de conciencia personal y universal. Universal, en el sentido, y personal, por la ayahuasca. Todo lo que es cura chamánica siempre trabaja sobre esos dos planos paralelos: en la cura de la persona, y que esa cura de la persona se refleje en la cura, para usar ese término, de lo que es tu alrededor. El principio chamánico dice “Un chamán no puede curarte a vos, por ejemplo, tu dependencia del celular si el chamán está dependiente de su celular”. Si la chamana es alcohólica, va a ser imposible que te cure tu dependencia. Si la chamana está en una relación tóxica y quizás violenta, no puede curar tu relación tóxica y quizás violenta. Un chamán para poder curar a los otros algo tiene que curarse a sí mismo. En ese sentido, la medicina, las plantas, trabajan siempre para ir a limpiarte a vos de todo lo que es dañino, lo que no sea verdadero, lo que te haga mal al espíritu o al cuerpo, para que después puedas trabajar con esa energía hacia el resto y al resto del mundo. La planta maestra, el sentido, que lo hacen las enseñanzas que te dan, tiene un interés personal, también. Siempre las plantas usan los animales, para polinización, para pasar semillas, etcétera. Seducen animales de manera distinta, según cómo le pueden servir los animales. Las plantas maestras entendieron que el ser humano es un animal muy poderoso que puede hacer el bien y el mal en su propio ambiente. Y entonces, lo que hacen es tratar de tener un ser humano más sano, que se acuerde de lecciones medio ligadas –no para la gente de, por ejemplo, los pueblos originarios, que todavía viven en comunidades en contacto con la naturaleza–. Entonces, la planta maestra lo que hace es recordarnos esos principios muy básicos que sirven para la sobrevivencia de todo ecosistema, incluida la casa de la ayahuasca misma, ¿no? Es como un mensaje interesado.
—Me llamaron la atención los epígrafes en todos los capítulos; son de los más diversos autores, ¿cómo fue esta selección?—Sí, sí, vi bastantes mujeres.
—Pero no era que los tenías subrayados en un cuaderno.
—Pero está bueno esto que decidiste, de elegir autores que no sean nada más…
—...que hubiera mujeres. En eso sí hubo una elección a conciencia. Más allá de si los buscaste por internet o si algunos los tenías subrayados. Hubo una búsqueda ahí, sí, además, del equilibrio, ¿no? ¿En la edición italiana había sido así, también?
—Salir del mainstream, ¿no? La novela trata de la vida de Leone, y muy de cerca de la de Nur, sin embargo, se presentan pinceladas muy profundas de otros de los “pasajeros”, como Sava o Jean, ¿cómo lograste construir historias con tanto peso con pocos datos e incluso apariciones?
—Y también funciona, por ahí, en relación con el personaje principal. Jean tampoco tiene resuelta su sexualidad. O Sava, que también vive en Milán.
—La Nueva Tierra es considerada novela, es decir, se encuadra dentro del género narrativo, sin embargo, se encuentran bastantes similitudes con textos como Así habló Zaratustra, por ejemplo. Hoy los géneros tienen poca importancia, y se desdibujan, ¿sería erróneo considerarlo un libro filosófico?
—Para finalizar, y teniendo en cuenta que tu madre es argentina, las referencias a la ciudad son impecables, como si fueras argentino, ¿por qué el libro fue escrito en italiano y no en castellano?
Fotos: Gentileza Sebastiano Mauri, Adriana Hidalgo.
Fuente: telam
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