23/06/2025
La historia de la novela queer que desafió al Kremlin, sobrevivió a la censura y se convirtió en símbolo de resistencia

Fuente: telam
Elena Malisova y Kateryna Sylvanova se conocieron a través de la red social Ficbook. Fruto de esa amistad, escribieron “Pioneer Summer” sin saber que se volvería bestseller en Rusia ni que tendrían que luchar por la libertad de expresión
>En abril de 2016, Elena Malisova se sentía abrumada por el trabajo y desanimada cuando, por Skype, le pidió a su amiga Kateryna Sylvanova que le escribiera una historia: algo alegre y optimista. Ambas, que en ese momento vivían en Moscú y Nizhni Nóvgorod respectivamente, se habían hecho amigas tras conocerse en Ficbook, una plataforma de escritura en ruso. Sylvanova protestó: “Yo también estoy cansada, escríbeme tú algo”.
No sabían entonces cómo el libro cambiaría sus vidas: Pioneer Summer se convirtió en un éxito de ventas en Rusia y ya fue traducido a seis idiomas, con cuatro más en proceso. Desde este mes, está disponible por primera vez en inglés, a través de Overlook Press, un sello de Abrams Books. También generó una reacción adversa que obligó a las autoras a abandonar el país debido a la ofensiva gubernamental contra la literatura LGBTQ, que sigue vigente.
“No es que no creyéramos en nosotras mismas, simplemente no pensábamos que en Rusia hubiera una editorial dispuesta a publicar historias queer”, comentó Malisova en una videollamada desde su departamento en Berlín. Sylvanova, ahora viviendo en Járkov, la acompañaba durante la entrevista; Anne O. Fisher, su traductora al inglés, hizo de intérprete.
“Quizá había un poco de falta de confianza en nosotras mismas”, dijo Sylvanova. “Existe una gran distancia entre la literatura importante, editada y vendida en librerías, y la literatura de internet. Es gratis, nadie la modera, así que suele ser vista con desprecio”.Presentaron Pioneer Summer a Popcorn Books, editorial que había publicado en Rusia traducciones de Simon vs. the Homo Sapiens Agenda de Becky Albertalli y Llámame por tu nombre de André Aciman con buenos resultados. Una primera edición de 12.000 ejemplares, lanzada a finales de 2021, se agotó en pocos días.“Entonces el libro salió al mundo y descubrimos que la situación era mucho peor de lo que pensábamos”, dijo Malisova.La polémica atrajo a más lectores, incluso a quienes al principio habrían ignorado la historia de amor adolescente. Pioneer Summer vendió 200.000 ejemplares en seis meses, por delante de libros de J.K. Rowling y Stephen King. Algunas personas mayores se indignaron especialmente por la ambientación, explicó Sylvanova: la memoria de la Unión Soviética y sus campamentos pioneros es sagrada y les escandalizaba pensar que jóvenes gays pudieran haber estado ahí. Sylvanova y Malisova empezaron a recibir amenazas de muerte en redes sociales; canales de televisión estatales emitieron videos sobre ellas. Tras las declaraciones de un bloguero influyente, Zakhar Prilepin, que habló del libro y pidió quemar la editorial, supieron que debían marcharse.
“Durante todos estos meses de guerra, sabía que era peligroso quedarme en Rusia, pero estaba paralizada”, recordó Sylvanova. “Esta situación fue el empujón que necesitaba”.Malisova temía que la especificidad cultural alejase a los lectores internacionales, pero “parece que Yurka y Volodya están hablando de algo que cualquiera entiende”.
Tras comenzar una nueva vida en Alemania junto a su marido, el contacto con lectores ha sido un apoyo social importante para Malisova. “Nuestra vida anterior está rota, destruida, ya no existe. No dejamos nada allí”, contó. “Estudio alemán, pero no tengo muchos amigos aquí, así que no tengo con quién hablar de mi entorno. Pero me comunico con los lectores, los necesito, sobre todo a los que hablan ruso”.“Quieres ser un puente, unir a las personas”, dijo Malisova.
“Debo ser fiel a mis valores”, añadió Sylvanova. “No voy a condenar a una persona por ser rusa, ni por su género, ni por su sexualidad. Y mis lectores piensan igual”.Pioneer Summer ya no puede venderse legalmente en Rusia. Pero las autoras han visto cómo lectores sortean las restricciones en plataformas en línea, vendiendo copias piratas bajo anuncios de tazas, calendarios o cuadernos con gatos.
“No recibimos dinero por esas ventas, pero no nos importa”, afirmó Malisova. “¿A quién le importa el dinero? Al hablar con los lectores hemos aprendido que este libro combate la homofobia. Quienes lo leen son más tolerantes, más comprensivos, y eso es vital hoy, porque ser gay en Rusia te puede costar la vida”.
Fuente: telam
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