23/06/2025
La belleza de la semana: “Escena de bandidos”, de Leonardo Alenza

Fuente: telam
Una obra menor del pintor español, quien falleció en 1845, en la que una expresión resuena como en eco histórico sobre la que pérdida de la ilusión
>En Escena de bandidos, cuatro ladrones asaltan a un anciano labrador, quien montado en una mula en un entorno rural, luce abatido. Tres van quitándolo las posesiones, otro hace de “campana” en la parte de atrás. El anciano no se resiste, sabe que su destino está sellado. Es poco lo que tiene, mucho para él, y por eso su cuerpo parece consumirse en la tristeza.
Más allá de la cuestión material, que podría pensarse como eje de la obra, y su título meramente descriptivo, que se centra en los malhechores, hay algunos otros aspectos que me resultan llamativos de esta obra, que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, España.
El primero, el uso de la mula como transporte. Este animal híbrido y estéril, que nace del cruce entre una yegua y burro, del que se dice que tienen orígenes en la antigüedad, que transitaba los caminos desde Turquía a Egipto. En estos días, siguen siendo aliados del campesinado pobre, llevando mercadería, siendo el motor del arado, como también se lo utiliza para definir a aquellas personas que, en su necesidad, aceptan pasar drogas a través de las fronteras, en general a través de cápsulas dentro del cuerpo.Ambos son, en ese sentido, víctimas de un sistema de bandoleros, de una organización que va más allá de los ladrones, ya que la pieza retrata un estado de situación que era común en aquellos años de la España isabelina, en la que los atracadores tenían una protección local, que se denominaba caciquismo. Básicamente, lo que hoy entendemos como protección, zona liberada, etcétera.
Por otro lado, regreso a la expresión del hombre y a la pérdida de la ilusión que es, creo, el tema subyacente de la pieza. Todo el entorno denota algo que resulta inevitable, casi como una fuerza natural del estado de las cosas, y no es nada caprichoso pensar cómo, en la vida postmoderna, altamente tecnologizada, la sensación continúa siendo la misma.Las películas, a grandes rasgos, van de lo personal a lo social, tocando los ciclos de la ilusión, de la inteligencia, las luchas de clases, la ideología, la dualidad juventud-muerte, y también sobre todo aquello en lo que alguna vez se creyó, en algún momento, se termina derrumbando. Es, en ese sentido, tanto esperanzadora como todo lo contrario.
Ahí allí un retrato sobre el robo de aquellos que no aparecen en la obra (tanto los filmes como la pintura de Alenza), que amparado por un sistema mucho más grande al que las mulas y los labradores no tienen ni tendrán acceso -aunque crean que sí suceda-, siempre tiene un brazo armado -que también mular-, busca no solo quedarse con lo material sino, especialmente, la destrucción de toda esperanza y que se acepte que las cosas son así.
Fuente: telam
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