19/06/2025
El arma bajo la montaña: cómo Irán utiliza su geografía para esconder las instalaciones nucleares
Fuente: telam
Desde Fordow hasta Arak, el programa atómico del régimen fue diseñado para operar lejos del alcance y la vista de sus adversarios. Una estrategia coherente con el estilo de Teherán: aislamiento físico y opacidad
>En Irán, la montaña se ha convertido en parte del sistema defensivo. No es un telón de fondo: es un escudo. En un país donde más del 50 por ciento del territorio está cubierto por cordilleras, la geografía ha sido integrada al diseño del poder atómico. Desde Fordow hasta Natanz y Arak, las principales instalaciones nucleares están dispersas en terrenos elevados, alejados, difíciles de alcanzar, y en algunos casos, excavados directamente en roca.
Las montañas no solo ofrecían protección natural contra bombardeos, sino también una forma de ocultar, dispersar y blindar su infraestructura sensible.
Esta forma de dispersión física —en altura, bajo tierra o entre montañas— responde a una doctrina de defensa basada en la supervivencia estructural, el ocultamiento y la continuidad operativa. Si una instalación es destruida, otra puede continuar. Si una es detectada, otra permanece invisible. Incluso bajo ataque múltiple, el sistema está diseñado para resistir, adaptarse y seguir en funcionamiento.
El régimen de Teherán mantiene desde hace años una política de opacidad sostenida en torno a su infraestructura nuclear. Aunque el país es signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear, su cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica ha sido intermitente y sujeta a tensiones políticas. En múltiples ocasiones, el OIEA ha denunciado restricciones en el acceso a sitios clave, retrasos en la entrega de datos y falta de transparencia sobre niveles de enriquecimiento.
Esa situación se agravó tras la decisión del gobierno de Donald Trump, en 2018, de retirar unilateralmente a Estados Unidos del acuerdo nuclear firmado tres años antes con las principales potencias. El Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) había impuesto límites técnicos al programa, incluido el rediseño del reactor de Arak y un umbral estricto para el enriquecimiento de uranio, todo bajo vigilancia internacional. Tras el abandono del pacto por parte de Washington, Teherán respondió elevando su nivel de enriquecimiento, restringiendo el acceso de los inspectores y reactivando partes sensibles de su infraestructura.
Fuente: telam
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