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19/06/2025

Parece que fue ayer: 30 años de “Antes del amanecer”

Fuente: telam

El aniversario de la icónica película romántica de Richard Linklater y protagonizada por Julie Delpy y Ethan Hawke, invita a analizar cómo los cambios sociales y tecnológicos han redefinido las relaciones, la movilidad y la identidad europea

>Y sin embargo han pasado tres décadas. Antes del amanecer se estrenó en 1995. Visto desde la perspectiva de 2025, treinta años parecen una eternidad.

En 1995 Internet estaba todavía dando sus primeros pasos. La palabra “Google” no existía en su acepción actual (faltaban tres años para que Larry Page y Sergey Brin fundaran la compañía que desarrolló el buscador más famoso del mundo). No sabíamos lo que eran las redes sociales y apenas habíamos oído hablar de la IA. El mundo era muy distinto.

En 1995 Austria acababa de entrar en la Unión Europea (tres años después de que la UE iniciara su andadura tras la firma del Tratado de Maastricht en 1992). Sin embargo la beca Erasmus llevaba ocho años de existencia, siendo ya entonces uno de los programas de movilidad juvenil de mayor éxito del nuevo ente político transeuropeo.

Céline no es una estudiante Erasmus. Jesse tampoco; ni siquiera es europeo (es estadounidense y está viajando con un Eurail Pass, un billete de tren para viajar por Europa que comenzó a comercializarse en Estados Unidos y Canadá en 1959). Sin embargo, la idea de que dos jóvenes de veintipocos años se conociesen en un tren en algún lugar del Viejo Continente y se enamorasen era ya habitual en 1995.

Según estadísticas posteriores, de los más de tres millones de estudiantes que habían participado en el programa Erasmus en 2017, el 25% había conocido a su pareja durante el intercambio. En 2014 ya habían nacido más de un millón de hijos de Erasmus. Antes del amanecer es, metafóricamente, también hija de estos programas de movilidad y del optimismo generado por el tratado de Maastricht y de un proyecto transeuropeo en expansión.

Rodada en las calles de Viena con un estilo directo, realista y aparentemente simple, Antes del amanecer está narrativa y estilísticamente anclada en 1995. Sin embargo, la afinidad que sienten Céline y Jesse al encontrarse también tiene, incluso ya en 1995, un cierto carácter nostálgico.

La película invoca un periodo específico de la historia de la ciudad de Viena, en concreto las últimas décadas del Imperio austrohúngaro. Algunas de las localizaciones escogidas para acompañar el proceso de enamoramiento de los personajes, tales como el Monumento a María Teresa, el Museo de Historia del Arte o la noria del Prater, remiten de forma directa a los últimos años del reinado del emperador Francisco José I y sus llamamientos patrióticos al esplendor de un imperio que, a finales del siglo XIX, había comenzado un proceso de desintegración irreversible.

Estos significados históricos se entretejen con otros que emanan directamente del pasado cinematográfico. Jesse y Céline pasean por Schreyvogelgasse, la calle en la que Harry Lime, encarnado por Orson Welles, sale de entre las sombras en el filme El tercer hombre (1949). La ciudad casi mágica que acoge a Jesse y Céline durante unas horas tiene poco que ver con la Viena de posguerra dividida en cinco secciones que vemos en la película de Carol Reed. Pero la referencia intertextual es tan obvia que casi parece que se quiera borrar de un plumazo la historia de la ciudad en la primera mitad del siglo XX, refugiándose en un pasado imperial que, en aquel momento, al igual que la relación entre Céline y Jesse, tenía las horas contadas.

La historia no termina aquí: cuando llegó el momento del rodaje, la productora Castle Rock ya estaba involucrada en la producción y distribución de la película, con dinero suficiente para rodarla en cualquier lugar. Pero claramente, para entonces, las razones para rodar en Viena habían cambiado. La capital europea acabaría convirtiéndose en el tercer protagonista.

Es sorprendente pensar que la trama de una película aparentemente tan realista (según la mayor parte de la crítica en el momento de su estreno) tenga como inspiración más directa dos melodramas clásicos como Tú y yo (1939) y su remake, homónimo en español (1957). Al igual que las parejas de enamorados en estas dos películas de Leo McCarey, Jesse y Céline toman la decisión, in extremis, de concertar un reencuentro seis meses después –sin intentar contactarse en el medio–.

Vista treinta años después, y en un panorama geopolítico europeo y mundial totalmente distinto, Antes del amanecer nos retrotrae a un mundo que casi no reconocemos. Pese a todo, debido a esta mezcla de presente, pasado y futuro, la película acaba trascendiendo su momento histórico y cultural y mantiene su fuerza y su atractivo, aunque su época se haya desvanecido.

** Profesora Titular Grado Estudios Ingleses, Universidad de Zaragoza.

Este artículo fue publicado originalmente en Fotos: prensa Warner Bros.

Fuente: telam

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