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18/06/2025

“Vamos a volver”: Cristina Kirchner pelea por su centralidad, lanzó una invitación al PJ y piensa en 2027

Fuente: telam

La ex presidenta busca que su mensaje a la militancia en Plaza de Mayo unifique al peronismo detrás de su liderazgo. Los interrogantes que se abren, el rol de Kicillof y las negociaciones electorales pendientes

>Un señor grande, de unos setenta y pico de años, se instaló al costado del pasillo por donde ingresaban todos los dirigentes a la zona vip, dispuesta adelante del escenario, en corazón de la Plaza de Mayo. Tenía el libro “Sinceramente” en la mano y le gritaba a cada uno de los que pasaba que se unieran. “Hay que unirse para volver”, le gritó a Agustín Rossi. Después arrancó a cantar “Vamos a volver”, la canción que identificó el proceso de reorganización del peronismo en el 2019. Lo siguieron varios. Tenían ganas contenidas de cantarlo.

CFK pelea por su centralidad. Su gente pelea por la centralidad de ella. La militancia ultra K se acopla a esa pelea. Son un sector del peronismo. Importante, trascendente, pero que no determina la hoja de ruta de todo el espacio político. Para muchos dirigentes, la marcha de hoy fue necesaria para mantener una línea de coherencia en el discurso de proscripción política que tantas veces fue una bandera discursiva.

Los más duros vieron en la marcha de hoy una suerte de “despedida” a la centralidad plena de CFK y su influencia, siempre determinante, en los armados electorales. Sin poder competir, sus acciones valen menos. En la otra punta, los más entusiastas divisaron en la multitudinaria concentración un punto de encuentro para todo el peronismo y un momento clave para comenzar a rearmar la estructura del peronismo nacional. Con una particularidad: CFK debe estar a la cabeza de ese proyecto.

La CGT dio libertad de acción a los gremios que la componen, pero no se movilizó. Los gobernadores dieron su respaldo en la reunión de ayer en el PJ, pero, salvo Axel Kicillof y Ricardo Quintela, ninguno asistió a la Plaza de Mayo. No hubo foto de unidad. Aunque prefieran no decirlo públicamente, todos tienen muy en claro que hay dos caras de la moneda. De un lado, la unidad para respaldar a CFK. Del otro, la reorganización del peronismo. No están íntimamente ligadas. Al menos, no es lo que parece por estas horas.

La detención de la ex jefa de Estado les permitió a todos los dirigentes del peronismo encontrarse en un solo lugar. Algo extraño en este tiempo de reproches incesantes y pedidos incumplidos. A nivel global, respecto al tiempo que viene, hay un punto clave de unidad. Existe una definición que, según contó Guillermo Moreno, dijo Sergio Massa en una de las reuniones del PJ: “Acá somos los peronistas contra los libertarios”. Hay acuerdo en esa definición, pero no en como llegar hasta ahí.

Por ese motivo, el ferviente grito de unidad a cualquier precio no tiene demasiado sentido para este momento del peronismo. Tal vez sirva para la elección inmediata. Porque la división los llevaría a una derrota asegurada. Pero para fundar un proyecto nuevo que tenga la capacidad de competir por el poder en dos años, no alcanza con la épica y los gritos de guerra. Como a los grandes equipos de fútbol no les alcanza con su camiseta histórica o el aliento de sus hinchas para ganar partidos trascendentales.

Los resultados electorales no han sido los mejores para el peronismo desde que comenzó el año. Lo que suceda en la provincia de Buenos Aires en las dos instancias (7 de septiembre y 26 de octubre) marcará con claridad dónde está parado el peronismo y que tan bien están interpretando los dirigentes las necesidades de la gente. Pueden no ser conducentes, pero los resultados del 2025 serán importantes para ver cómo se ordena la construcción de un polo opositor a Javier Milei.

El peronismo necesita reconstruirse desde el norte hasta el sur. Necesita renovarse y perdonarse. Necesita, sobre todo, suturar las heridas en la provincia de Buenos Aires. Y en ese camino necesita determinar, a fuerza de discusiones de poder, qué lugar ocuparán Cristina Kirchner y Axel Kicillof en la edificación de un bloque opositor. Si los lugares de cada uno no están bien establecidos, las pequeñas luchas internas no terminarán nunca. O, peor aún para el peronismo, terminarán con una ruptura.

“Vamos a volver”. Debajo de ese grito entusiasta, la tierra está movida, revuelta. Comienza un nuevo tiempo en el histórico partido. Aunque hoy parezca que es solo un capítulo más de la larga historia. Se terminó la marcha. Empieza, otra vez, la dinámica discusión por el reacomodamiento del peronismo. Como tantas otras veces, todo está por verse.

Fuente: telam

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