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14/06/2025

Continúa la purga en el régimen de Nicaragua: un general de confianza de Ortega fue condenado a 20 años de cárcel por “traidor a la patria”

Fuente: telam

Álvaro Baltodano, ex guerrillero y ex asesor presidencial, fue sentenciado en un juicio exprés. “La señora Murillo está sospechando una conspiración de alguna gente de la vieja guardia del Frente”, explicó el sociólogo Oscar René Vargas

>Por más de cuatro décadas, el general de brigada en retiro Álvaro Baltodano Cantarero fue un hombre clave del sandinismo. Guerrillero, militar, operador político y asesor de Daniel Ortega, tejió alianzas y sostuvo el andamiaje económico del régimen desde las sombras.

La sentencia fue dictada en una audiencia virtual, sin defensa legal ni presencia familiar. Veinte años de prisión y la confiscación de todos sus bienes. Una condena que lleva el sello del nuevo poder absoluto de Rosario Murillo, copresidenta y heredera designada de la dictadura.

Desde entonces, se encuentra en desaparición forzada. No ha tenido contacto con sus familiares ni acceso a un abogado. El juicio fue un espectáculo secreto, sin expediente público ni acusación formal conocida.

Baltodano pertenece a una familia acaudalada de Nicaragua y comenzó su carrera como guerrillero del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el norte del país. En 1979, lideró la insurrección de Matagalpa como jefe del Frente Norte. Fue parte del pequeño círculo que dirigió la ofensiva final contra el somocismo.

Tras el triunfo de la revolución, se incorporó al Ejército Popular Sandinista (EPS), donde tuvo un papel destacado en la guerra contra la contrarrevolución durante los años ochenta.

A Baltodano se le vincula a la trampa organizada por la Seguridad del Estado sandinista en noviembre de 1980 que terminó con el asesinato del empresario Jorge Salazar, crítico del régimen sandinista, en El Crucero.

Con Ortega nuevamente en la Presidencia, Baltodano fue nombrado presidente de la Comisión Nacional de Zonas Francas y posteriormente asumió funciones como enlace con el sector privado en el llamado modelo de “diálogo y consenso”. Más adelante, desde 2009, presidió ProNicaragua, promoviendo inversiones extranjeras y negociando directamente con sectores clave de la economía.

Sin embargo, su poder comenzó a erosionarse en 2017, cuando el control del aparato de inversiones fue traspasado a Laureano Ortega Murillo, hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

La detención del general no es un hecho aislado. Cuatro días después, su círculo cercano también fue apresado. El capitán en retiro Aníbal Rivas Reed y el exoficial Ronald Paul Leiva Silva fueron arrestados en Matagalpa, sin órdenes judiciales ni información oficial. También ellos permanecen desaparecidos.

“La señora Murillo está sospechando una conspiración de alguna gente de la vieja guardia del Frente en contra de la señora Murillo. Y por eso es por lo que está dando este golpe fuerte. Este es un preludio de lo que viene después”, explica el sociólogo y veterano sandinista Oscar René Vargas.

La estrategia de Murillo se ha hecho evidente desde hace tiempo. En los últimos años ha concentrado poder institucional y simbólico. Se presenta como “copresidenta”, domina los ministerios, controla la Asamblea, la Corte Suprema y la Policía. Ha promovido a sus hijos a cargos clave y eliminado cualquier posible rival, incluso dentro del sandinismo.

La condena a Baltodano sigue la misma lógica represiva que la aplicada contra disidentes visibles, obispos, periodistas y estudiantes. Pero también tiene una dimensión distinta: muestra que Murillo está dispuesta a destruir incluso a quienes fueron cimientos del poder orteguista.

“El Mecanismo reconoce la existencia de al menos 25 personas trabajadores del estado y simpatizantes del partido de gobierno que sufren de detención arbitraria y que sus familias no denuncian porque están amenazadas. Claro reflejo que la dictadura está aumentando la persecución dentro de sus mismas filas”, expresa una nota de prensa publicada por el organismo que monitorea la situación de los presos políticos en Nicaragua.

Los detenidos son parte de las purgas que ha emprendido Rosario Murillo, vicepresidenta y esposa de Daniel Ortega, contra quienes considera puedan ser obstáculos en su proceso de control del régimen que gobierna a Nicaragua, asegura un miembro del llamado Grupo de Reflexión de Excarcelados Políticos (GREX).

Otros afines al sandinismo presos por las purgas de Rosario Murillo son el comisionado general Adolfo Joel Marenco Corea, jefe de inteligencia política; Angélica Chavarría, compañera sentimental de Humberto Ortega Saavedra; José “El Cuervo” Guerrero, amigo de Daniel Ortega; Steadman Fagoth, asesor presidencial, y Marcos Alberto Acuña Avilés, ex jefe de escoltas de Daniel Ortega.

Para Oscar René Vargas, esta ofensiva tiene un costo político interno: “Abre la puerta para una mayor represión contra ex generales y otros miembros. Eso va a crear mayores contracciones dentro del poder. Demuestra que ella está clara de que no tiene todos los hilos en su mano”.

Humberto Ortega murió como preso político el 30 de septiembre de 2024.

“Pienso que esta acción tendrá un efecto bumerán”, insiste Vargas. “Su represión crea más fisura que cohesión”.

Fuente: telam

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