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13/06/2025

La carne como espejo de la historia argentina en una revisión crítica desde el arte

Fuente: telam

Con “Sangre y sol” en la galería Valerie’s Factory, el artista Francisco Díaz Scotto (Pastel) ingresa a la tradición nacional de la pintura cárnica en una puesta que conecta tradición y economía

>Sobre una de las paredes laterales, una cabeza de vaca degollada, pelada ya, se posa sobre un mantel floral. El animal parece vivo. Su ojo nos observa, su morro semiabierto, transmite inquietud, y recuerda en esa pose desafiante al La pieza pertenece a la nueva serie del artista Francisco Díaz Scotto, en el que marca su debut expositivo en Buenos Aires, con Sangre y sol, en Valerie’s Factory, con curaduría de Joaquín Barrera.

Más conocido por su seudónimo, Pastel, con el que firma las obras de su extenso recorrido en el muralismo alrededor del mundo, en este traspaso al lienzo Díaz Scotto ingresa en la extensa tradición de la pintura argentina en torno a la carne, en tanto objeto representativo como político.

En el centro de la muestra, compuesta por doce pinturas realizadas entre 2024-25, se presenta una obra que rompe con el resto, una readaptación del óleo “Gaucho en el campo”, una pieza de En esta reversión, Díaz Scotto limpia el escenario de toda presencia humana, tanto el gaucho, como otros que aparecían por detrás en la original, para centrarse, pincelada a pincelada, en esa pampa desnuda, hábitat de la vaca, y espacio de disputa de un pingüe negocio que, a partir de documentación histórica, se va desarrollando ni bien se ingresa a la muestra.

Hay, sin embargo, puntos de concordancia entre ambas producciones, eso que llaman estilo, sobre todo a partir del cuidado del detalle, la prolijidad para representar fondo y figura, estableciendo una conexión estética con la serie cárnica de Carlos Alonso de los ‘70, pero sin la presencia humana, proponiendo así un estado de ambigüedad, que en detalles como el ojo observador se revela y, por otro lado, establece un diálogo con El carnicero de “En esta muestra retoma tradiciones de la pintura histórica argentina, desde de Quirós y Berni, a Alonso también, que además son temas esquivos para el arte porteño, temas populares que ya no se encuentran”, explica el curador Barrera en un recorrido con Infobae Cultura.

Y agrega Barrera sobre la escena del arte local: “Desde el Rojas hay un escape del arte político, que nos marcó a fuego, por temas que son más fáciles, más livianos”. En ese sentido, afirma que la puesta “no busca ser celebratoria”, ya que “adopta un tono crítico, en sintonía con los debates contemporáneos sobre el consumo de carne y el auge del veganismo”.

Por otro lado, la carne, más allá de su valor alimenticio, se presenta como un “medidor social” en la cultura argentina. “Qué significa pintar carne en Argentina fue la primera pregunta que nos hicimos; cuando hay una baja de consumo de carne, hay crisis, y eso pega en la gente”, sostiene Barrera. En ese sentido, desdeEn lo que hace a la puesta, el espacio expositivo de Villa Crespo contribuye a la atmósfera con una iluminación que genera “dos climas distintos: la luz fría y la cálida”.

La historia política del país también se entrelaza con la producción y el comercio de la carne, como se revela a través de cuatro escritorios-vitrinas que dan la bienvenida a Sangre y sol, que dan lugar a grandes núcleos.

Por ejemplo, se recurre a fotografías del Archivo General de la Nación para reconstruir la historia de la industria cárnica, como la venta ambulante de carne en 1870 o la toma del frigorífico Lisandro de la Torre de Mataderos, en 1959, un evento que marcó un hito en la lucha de los trabajadores por sus derechos laborales, y su posterior transformación en un laboratorio farmacéutico para reflejar los cambios en el uso del espacio urbano y las disputas por la tierra.

“La disputa histórica entre Rosas y Urquiza fue por el negocio de la carne. Ambos eran saladeros, empresarios ganaderos. Fue una pelea por el territorio más que por ideales políticos”, dice Barrera.

El traslado del mercado de hacienda de Liniers al agroganadero de Cañuelas es otro ejemplo de los cambios en la industria, que se presentan a través de fotografías y recortes periodísticos, como materiales publicitarios del Frigorífico del Plata, adquirido a finales del siglo XIX por la empresa Swift.

Sangre y sol no busca ofrecer respuestas definitivas, la ausencia de la figura humana, en ese sentido, coloca a la carne como centro, buscando romper un poco con las herencias de representaciones pasadas, pero sin separarse del todo al jugar, a través de guiños, con otros pintores que ingresaron en el tema.

A través de los documentos, además, se presenta una serie de preguntas sobre la identidad, la memoria y las tensiones sociales en Argentina. Así, la exposición, lejos de ser un simple ejercicio estético, se una invitación a repensar el lugar de la carne en el arte y en la vida cotidiana.

Fuente: telam

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