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08/06/2025

Trump, Harvard y la comunidad judía

Fuente: telam

La universidad debiera ver en lo que está ocurriendo una oportunidad para desprenderse de la judeofobia que sin duda existió y se toleró a su interior

>Sin duda alguna Harvard es una gran institución, de las universidades más importantes del mundo y la más antigua de EEUU. Por lo tanto, lo que allí pasa es noticia. He seguido las decisiones tomadas por el gobierno y las justificaciones esgrimidas por el presidente Trump como también he leído lo que ha dicho Harvard, las conclusiones de su investigación interna sobre el antisemitismo, sus presentaciones ante la justicia.

En el tema del antisemitismo, lo más sorprendente no es que haya reaparecido ya que es la más antigua de las fobias, sino que lo haya hecho nada menos que en el país donde los judíos más seguros se sentían después de Israel, y que en forma prominente haya tenido lugar en algunas de sus universidades, un llamado de atención, un canario en la mina, para recordar que en la historia judía, tragedias han ocurrido en lugares donde menos se pensaba, España en 1492, Alemania en los 30s, en ambos casos con devastadoras consecuencias en mi familia extendida.

Por cierto, no descarto que esté teniendo lugar un ajuste de cuentas, una retribución por la censura de ideas conservadoras, no solo en Harvard, sino en forma generalizada en la Ivy League, pero eso es solo parte de la verdad, ya que existen dos afirmaciones y ambas verdaderas, una, los descargos de Harvard, pero en el origen de lo que hoy se debate, segundo, está el antisemitismo, la serpiente que se ha hecho ver en pasillos y aulas. Es decir, puedo aceptar que se sienta perseguida, pero al mismo tiempo para que se converse de buena fe, hay que agregar que hubo una indebida tolerancia con la judeofobia.

Sin embargo, eso no resuelve problemas de fondo, ya que la lectura de los documentos generados por la misma universidad me lleva a la conclusión de que están en la negación de la gravedad de lo que ocurrió, toda vez que no fue algo ocasional, sino el resultado de una conducta asimilada a su interior. Expresión de ello fue la desafortunada comparecencia de su presidenta o rectora ante el Congreso, que la obligó a renunciar, ya que incluso se negó a decir si el antisemitismo, a diferencia del racismo contra otras comunidades, era una conducta que debiera ser sancionada reglamentariamente.

En efecto, lo que pasó en las universidades de élite de EEUU no ocurrió en otros lugares del país, por ejemplo, nada parecido tuvo lugar en Florida donde vivo. Tampoco, nada semejante existió en ningún país árabe, en ninguno. Más aún, es frecuente que universidades latinoamericanas o europeas sean ocupadas ilegalmente para protestar contra Israel o para pedir que se rompan vínculos, pero nada semejante a lo que tuvo lugar con tolerancia e impunidad en universidades de la Ivy League, en el sentido que estudiantes judíos fueron físicamente atacados en los pasillos y salas de clases por activistas enmascarados, simplemente por ser judíos, creándose un clima de temor y amedrentamiento, ya que nada semejante había pasado desde Alemania en los 30s.

Tampoco aparece el tema de la seguridad nacional de EEUU, ya que esas multitudes, más que gritar en favor de la causa palestina que sería libertad de expresión, lo que hacen es vocear apoyo al terrorismo de Hamas y a la desaparición del Estado de Israel, como también cuestionar la idea misma de occidente y al propio Estados Unidos en su rol de superpotencia, hasta pisoteando la bandera del país.

Y si de seguridad nacional se trata, hay otro tema donde Harvard no ha quedado con buena imagen, cual lo es la relación privilegiada que ha establecido con China, donde está documentado que Harvard aparece como una de las instituciones favoritas del Partido Comunista, en el sentido de instruir para que los funcionarios acudan a hacer estudios de posgrado en administración pública. Más aún, los testimonios en juicios y los considerandos de sentencias prueban el patrón del espionaje, no solo a través de condenas de personas vinculadas, sino también un esquema donde los estudiantes de ciencias duras y de las ingenierías buscan en bibliotecas y laboratorios los sistemas más avanzados para copiarlos como también se hace en las prácticas profesionales en empresas y oficinas gubernamentales. No se inició ahora, sino que lleva tiempo, pero ya no existe la ingenuidad de ver en China un socio con el que hay que colaborar, sino que desde hace algunos años se le ve como lo que es, el principal rival y aquel que busca sustituirla como la superpotencia del siglo XXI.

Al respecto, Harvard trató de “empatar” con otras situaciones, y en los informes ya publicados, se hace alusión tanto a la comunidad judía como a los problemas que experimentan los musulmanes, lo cual es real, pero en ningún sentido comparable, ya que estos últimos no fueron agredidos en las bibliotecas o en las salas de clases.

En lo que respecta a la comunidad judía de EEUU esperaba más. Tengo la impresión y así lo he dicho y escrito, que simplemente no estaba preparada para el nivel de antisemitismo que surgió y que en vez de disminuir sigue creciendo. También en las universidades.

Siento que no se ha hecho todo lo que era posible, y que el propio gobierno está haciendo más que la propia comunidad, por lo que ya no digo que no se puede esperar que otros hagan por los judíos lo que estos no hacen por sí mismos, y lo digo con precaución, ya que nunca, en ningún orden de la vida, la víctima debe ser puesta en otra situación que no sea total apoyo, sin embargo, creo que se pudo y se puede hacer más por los estudiantes que sufrieron discriminación.

Tengo la impresión de que las propias instituciones comunitarias de vinculación con el medio siguen más a la defensiva que a la ofensiva y no se han adaptado a la nueva normalidad, donde va escalando el odio en vez de disminuir, con ataques en las calles, donde lobos solitarios se sienten validados, armados por la retórica de los medios de comunicación y, por cierto, por lo que ha ocurrido en las grandes universidades.

Creo que la comunidad judía no tiene necesidad de inventar nada, solo debe imitar a la comunidad afroamericana, ya que a ellos no les hubiera pasado lo que ocurrió. Y esto no lo digo yo, ya que a ellos son los únicos a los que se lo he escuchado, solo a comentaristas, periodistas y políticos afroamericanos.

Pienso que la comunidad judía debe imitarlos a ellos, una vuelta de mano a lo que Martin Luther King decía en los 60s, que aspiraba a lograr el mismo estatus que los judíos, a quienes siempre agradeció su apoyo en la lucha por los derechos civiles, además de tener palabras amables para Israel y el sionismo.

Quiero ver a la comunidad actuando como tal a través de sus dirigentes nacionales, que acudan en esa calidad a los tribunales, en toda oportunidad y cada una de ellas, contra hechos de antisemitismo que en EEUU son castigados por la ley, además del apoyo federal que hoy reciben. Que se sepa que son los judíos en su conjunto los que están detrás, ya sea pidiendo el castigo que determina la legislación, o recurriendo en contra de los bolsillos de quienes han actuado por acción o por omisión. Acudir a la justicia permite también hacer inelegibles para ciertos trabajos o posiciones a quienes ocultan sus rostros, al mismo tiempo que se puede exigir que se transparente quiénes son los que financian a activistas.

Creo que es necesario restablecer algún tipo de disuasión que permita detener manos antes que arrojen piedras, por lo que me gustaría ver a dirigentes nacionales más activos en tribunales y en los medios, hablando en nombre de todos. Confrontando también el fuego amigo-enemigo de aquellos que vestidos de judíos van a manifestaciones pro-Hamas a decir que, por razones religiosas, el Estado de Israel no debiera existir, sino que hay que esperar al Mesías, clarificando que, si representan a alguien, es solo a sí mismos. Me gustaría verlos proclamando, que aquellos que por sus apellidos judíos se exhiben como compañeros de ruta de Hamas en las manifestaciones, no representan ni a la comunidad ni al judaísmo. Agrego, que también me gustaría que se les diga a quienes han recibido apoyo económico para su trabajo político, que tienen el deber de protestar contra opiniones antisemitas en sus propios partidos, con nombre y apellido de aquellos/as, como también desearía la mayor presión pública sobre la ruta del dinero que es tan grande desde Qatar y otros lugares que hizo innecesario que las universidades hicieran esfuerzo alguno para mantener la tradicional filantropía judía, denuncias que paralelamente, debieran servir para saber quién financia las ocupaciones de universidades.

Creo que en relación con la judeofobia se deben acabar todos los complejos. La comunidad como tal, colectivamente, no a través de uno u otro miembro, debe aprovechar lo mejor que ofrece EEUU, un sistema judicial de derechos, donde la constitución y las leyes ya existen, como también si de juicios se trata, un sistema de jurados para responsabilizar a quienes están saliendo libres de polvo y paja.

No es solo un problema de recursos, lo es también de voluntad para revisar lo que se hizo y lo que se está haciendo, y si las acciones desarrolladas para proteger a los estudiantes judíos fueron las indicadas, o si la actitud debiera ser de mayor actividad y sonoridad, de más ruido y menos silencio, de mayor presión pública junto a las necesarias reuniones privadas con autoridades.

Lo de Harvard no ocurrió de la noche a la mañana, ya que al igual que otras instituciones de élite, antes de sucumbir al antisemitismo 2023-24, hubo una pérdida de diversidad donde más importante es para su misión, la diversidad de ideas. En verdad, se castigó al pensamiento conservador en la docencia y en el profesorado, tolerando manifestaciones intolerantes hacia invitados de alto nivel, coincidiendo en años recientes con la penetración del wokismo, aquel de la interseccionalidad, de los buenos y los malos, de víctimas y victimarios, donde se eligieron alumnos y profesores no en nombre del conocimiento y la meritocracia, sino que la selección fue hecha según criterios de cuotas y de identidades, en términos de equidad más que igualdad de oportunidades.

Puedo entender que Harvard siente que el poder del gobierno está siendo usado para obligarla a hacer lo que no quiere, pero creo que debiera ver en lo que está ocurriendo una oportunidad para desprenderse de la judeofobia que sin duda existió y se toleró a su interior.

Máster y Doctor (PhD) en Ciencia Politica (U. Essex), Licenciado en Derecho (U. Barcelona), Abogado (U. Chile), excandidato presidencial (Chile, 2013)

Fuente: telam

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