07/06/2025
Cuando la moda olvida su origen: el vacío legal que atenta contra los diseños indígenas de Ecuador

Fuente: telam
Diseños ancestrales llegan a las pasarelas del mundo, pero sin leyes que protejan a sus verdaderos autores
>En 2017, el fotógrafo ecuatoriano Saúl Endara denunció que la casa de moda española Loewe había utilizado, sin reconocimiento, gráficos similares a los textiles otavaleños en una de sus colecciones. Las imágenes —mujeres indígenas de espaldas, envueltas en mantas tradicionales— aparecieron en pasarelas internacionales convertidas en estampados de lujo, sin que mediara ningún crédito ni consentimiento de las comunidades andinas. Este caso no fue aislado: reveló una práctica frecuente en la industria global de la moda, donde lo ancestral se transforma en tendencia sin respetar su origen.
La moda indígena ecuatoriana despierta interés global por su carácter auténtico y su historia colectiva. Para la periodista de moda, comunicadora estratega, locutora de radio y docente de la Universidad Hemisferios, Nicole Cueva, lo singular de estas prendas radica en que llevan “un lenguaje” propio: sus tejidos, colores y símbolos “comunican mucho esa identidad” cultural de las comunidades originaria.
En cada bordado o tejido hecho a mano, explica Cueva, no solo hay un diseño estético sino “un conjunto de narrativas” que reflejan el estilo de vida indígena y la vida en comunidad. Además, destaca el valor del trabajo manual: “Mucho valor, mucho amor y sobre todo conciencia a lo que es hecho a mano, a las horas de tejidos, a la rigurosidad que tiene el trabajo”. Ese arraigo con técnicas ancestrales y el sentido de pertenencia les otorga un potencial competitivo en los mercados internacionales, pero también las convierte en blanco de apropiación indebida.Sin embargo, a este auge cultural se contrapone un peligro latente: la apropiación cultural. La experta advierte que no es inusual que grandes marcas de moda utilicen patrones y símbolos indígenas sin permiso. “Hay casos de marcas súper grandes en el mundo que fueron denunciadas… que utilizaron los símbolos, los tribales. Entonces, no se deben copiar patrones, no se deben copiar símbolos, no se deben copiar técnicas sin consentimiento de quienes son dueños de esa identidad cultural”. Estos incidentes, como los muy mediáticos en México con empresas extranjeras, han sensibilizado el tema en la región.Para evitar ese “saqueo cultural”, Cueva insiste en que las marcas colaboren con las comunidades: “Si tú pides una autorización, pides un permiso, haces una colaboración… es distinto a que te apropies de algo que no es tuyo”. Además, subraya que se debe dar crédito claro a los pueblos originarios: “Como nosotros los periodistas utilizamos una fuente y damos crédito… se debe dar ese reconocimiento a los pueblos, a las comunidades, a los artesanos… a los cocreadores”. En su visión, esta ética de respeto debería difundirse más allá del mundo de la moda, hasta volverse conocimiento de “uso colectivo” y alimentar un mensaje social más amplio.En contraste con la creciente demanda, el marco jurídico ecuatoriano aún no garantiza la protección de estas expresiones culturales. Como señala la abogada Carolina Castillo, especializada en derecho de la moda, “sin duda existen vacíos legales” en el país. Aunque la Constitución de 2008 reconoce los derechos colectivos de los pueblos indígenas y ampara sus conocimientos ancestrales, explica Castillo, las leyes de propiedad intelectual vigentes están fragmentadas y no contemplan un régimen especial efectivo. Las creaciones textiles tradicionales quedan mal resguardadas porque no encajan en figuras como el diseño industrial (que exige novedad) o el derecho de autor individual, según señala Castillo.El Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos (COESC+I) de 2016 llegó a reconocer los conocimientos ancestrales como patrimonio colectivo, pero, en palabras de Castillo, “la norma se paraliza en el reconocimiento legal… no establece su implementación práctica”, por lo que resulta ineficaz. Tampoco existe hoy un registro que impida que terceros registren marcas o patentes sobre símbolos indígenas ya en uso. En la práctica, las comunidades tienen solo opciones limitadas: podrían registrar diseños industriales (poco útiles para patrones repetidos generacionalmente) o crear marcas colectivas o certificaciones de origen para avalar la autenticidad de sus productos.Mientras Ecuador debate su reforma legal, otros países ya avanzaron en esta materia. Panamá, cita Castillo como ejemplo, fue pionero en Latinoamérica: cuenta con un sistema jurídico sui generis que reconoce los derechos colectivos sobre conocimientos tradicionales e incluye un registro de expresiones culturales (diseños, símbolos, danzas, trajes típicos, etc.). Dicho registro exige autorización obligatoria para cualquier uso comercial por terceros, protegiendo de modo colectivo las expresiones de cada comunidad.
En Perú, indica la abogada, existe también una regulación sólida: define claramente el “conocimiento colectivo”, mantiene registros tanto nacionales como comunitarios, e impone el requisito de consentimiento libre, previo e informado para cualquier acceso o uso de esos conocimientos.Incluso India, explica Castillo, aporta ideas valiosas: ha creado un registro negativo de conocimientos tradicionales para evitar que terceros patenticen saberes ancestrales (medicina ayurvédica, textiles, yoga, etc.): “No otorga derechos exclusivos, pero impide que terceros registren patentes sobre conocimientos tradicionales indios (como Ayurveda, Unani, yoga, textiles, etc.). Podrían ser estos elementos referenciales o inspiracionales para el Ecuador”, indica la abogada.
Como resume Castillo, lo que falta es desarrollar “un registro en sentido –negativo– digital de expresiones culturales y conocimientos ancestrales, para prevenir su apropiación… que le dé fuerza al reconocimiento ya previsto”. En otras palabras, es necesario avanzar de lo declarativo a lo práctico con un sistema sui generis que blinde la titularidad comunitaria. Cueva, por su parte, aboga por políticas públicas complementarias: “necesitamos apoyos, un ganar-ganar mutuo” que fomente el consumo local y bonifique a quienes usan diseños indígenas.
Fuente: telam
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