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03/06/2025

Los riesgos del consumo de cannabis aumentan a medida que las personas envejecen

Fuente: telam

Investigaciones recientes muestran un incremento en hospitalizaciones y problemas médicos en Estados Unidos y Canadá vinculados a mayores de 65 años, quienes buscan alivio para el insomnio y el dolor crónico

>Benjamin Han, geriatra y especialista en medicina de las adicciones de la Universidad de California en San Diego, relata a sus alumnos un cuento con moraleja sobre una paciente de 76 años que, como muchas personas mayores, luchaba contra el insomnio.

“Probó una gomita después de cenar y esperó media hora”, dijo Han. Al no notar ningún efecto, tomó otra y luego otra más, acabó por consumir un total de cuatro en varias horas.

La mujer empezó a sentir una intensa ansiedad y a experimentar palpitaciones. Una persona joven podría haberse encogido de hombros ante tales síntomas, pero esta paciente tenía hipertensión y una arritmia cardiaca llamada fibrilación auricular. Asustada, acudió a urgencias.

“Como geriatra, me deja pensando”, dijo Han. “Nuestros cerebros son más sensibles a las sustancias psicoactivas a medida que envejecemos”.

Treinta y nueve estados y Washington D. C. permiten ahora el consumo de cannabis por motivos médicos, y en 24 de esos estados, así como en Washington, el consumo recreativo también es legal. A medida que aumenta el consumo entre los adultos mayores, “seguimos sin tener claridad sobre los beneficios “, afirma Han. “Pero estamos viendo más pruebas de posibles daños”.

Las personas mayores son más propensas que las jóvenes a probar el cannabis por motivos terapéuticos: para aliviar el dolor crónico, el insomnio o los problemas de salud mental. Pero las pruebas de su eficacia para tratar estas afecciones siguen siendo escasas, según los expertos.

En un análisis de los datos de una encuesta nacional publicado el lunes en la revista médica JAMA, Han y sus colegas informaron de que el consumo “actual” de cannabis (definido como el consumo en los 30 días anteriores) había aumentado entre los adultos mayores de 65 años al 7 por ciento de los encuestados en 2023, comparado con 4,8% en 2021. En 2005, señaló, menos del uno por ciento de los adultos mayores declararon haber consumido cannabis el año anterior.

La industria del cannabis también comercializa sus productos entre los adultos mayores. La cadena Trulieve ofrece un 10 por ciento de descuento, tanto en las tiendas como en internet, a los “clientes sabios” de 55 años o más. RISE Dispensaries organizó un programa de “educación y capacitación sobre el cannabis” de un año de duración para dos centros de personas de la tercera edad de Paterson, Nueva Jersey, que incluía excursiones a su dispensario.

La industria tiene muchos clientes mayores satisfechos. Pero los estudios realizados en Estados Unidos y Canadá, que legalizaron el cannabis no medicinal a escala nacional en 2018, muestran tasas crecientes de personas mayores que buscan tratamiento médico para problemas relacionados con el cannabis, tanto en entornos ambulatorios como en hospitales.

En Ontario, la atención médica aguda (es decir, las visitas a urgencias o los ingresos hospitalarios) derivados del consumo de cannabis se quintuplicaron en los adultos de mediana edad entre 2008 y 2021, y se multiplicaron por más de 26 entre los mayores de 65 años.

“No refleja a todos los que consumen cannabis”, advirtió Daniel Myran, investigador del Instituto Bruyère de Investigación Sanitaria de Ottawa y autor principal del estudio de Ontario. “Está captando a personas con patrones más graves”.

Pero dado que otros estudios han demostrado un mayor riesgo cardiaco entre algunos consumidores de cannabis con enfermedades cardiacas o diabetes, “hay una serie de señales de advertencia”, dijo.

Al igual que ocurre con otros trastornos por abuso de sustancias, estos pacientes “pueden tolerar cantidades elevadas”, afirmó la autora principal, Vira Pravosud, investigadora del cannabis en el Instituto de Investigación y Educación del Norte de California. “Siguen consumiendo aunque interfiera con sus obligaciones sociales, laborales o familiares” y pueden experimentar síndrome de abstinencia si dejan de hacerlo. Además, “cada vez hay más pruebas de un posible efecto sobre la memoria y la cognición”, agregó Myran, citando el estudio de su equipo sobre los pacientes de Ontario con afecciones relacionadas con el cannabis que acuden a los servicios de urgencias o son ingresados en hospitales.

Incluso después de ajustar por enfermedades crónicas y factores sociodemográficos, los que buscaban atención médica aguda por consumo de cannabis tenían un riesgo de demencia un 23 por ciento mayor que los pacientes con malestares no relacionados con el cannabis, y un riesgo un 72 por ciento mayor que la población general.

“Es muy frustrante que no seamos capaces de proporcionar más orientaciones individuales sobre modos de consumo más seguros y sobre cantidades de uso que parezcan de menor riesgo”, afirmó Myran. “Esto solo pone de manifiesto que la rápida expansión del consumo habitual de cannabis en Norteamérica está superando nuestros conocimientos”.

Fuente: telam

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