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03/06/2025

¿Hasta qué punto puede ser amable un líder?

Fuente: telam

La ex primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, presenta sus memorias, donde destaca la importancia de la empatía y la amabilidad frente a la política de confrontación que domina el escenario internacional

>Con el telón de fondo de la fanfarronería y las amenazas que impregnan el discurso político actual, la ex primera ministra neozelandesa Jacinda Ardern utiliza sus nuevas memorias para defender de forma clara y convincente la compasión.

Ardern no parecía destinada al máximo cargo político de su país. Criada en una comunidad mormona conservadora, se presenta a sí misma como una estudiante aplicada más que sobresaliente, la hija de piel fina de un policía de pueblo. Pero demostró ser una hábil polemista que comprendió que su pasión por la justicia social -los derechos de los homosexuales, el bienestar de los niños y la lucha contra la crisis climática- se materializaría mejor a través del cambio político.

Ardern tenía entonces 37 años, era soltera y acababa de quedarse embarazada tras un tratamiento de fertilidad. Se lanzó a un enfoque del liderazgo que parece radical en retrospectiva, un Lincoln de los últimos tiempos, sin malicia hacia nadie.

Era un objetivo admirable y desafiante, sin una medida fácil del éxito. De hecho, Ardern rechazó algunas medidas cuantificables, como establecer un objetivo de reducción de las tasas de suicidio, porque no quería aceptar la posibilidad de que se produjera ningún suicidio.

Mantuvo su empatía incluso cuando se enfrentó a una serie de pruebas que acapararon titulares internacionales: un brote de enfermedad que provocó el sacrificio de rebaños de ganado, un tiroteo masivo en una mezquita de Christchurch, una erupción volcánica que incineró a turistas y una pandemia mundial.

Fue su gestión de la crisis del virus Covid-19 la que mereció la aclamación mundial. Estudió minuciosamente los datos de salud pública antes de poner en marcha estrictas medidas de contención, cerrar las fronteras a los no ciudadanos y crear centros de cuarentena para los viajeros que regresaban, así como diseñar un elaborado sistema de alerta nacional para controlar la propagación del virus. Apoyó el rastreo exhaustivo de los contactos: después de que una trabajadora de un comercio diera positivo, los funcionarios de salud pública se embarcaron en una exhaustiva investigación para averiguar cómo se había infectado la mujer, hasta que su análisis de las grabaciones de las cámaras de seguridad reveló que se había cruzado en la calle con una trabajadora en cuarentena contagiada.

El libro de Ardern es, en parte, político y, en parte, memorias domésticas. En él habla del liderazgo femenino y del difícil equilibrio entre la vida laboral y personal. Sus anécdotas resonarán en cualquier madre trabajadora: sacaleches, tortas de cumpleaños y crisis de guarderías entre bastidores. Describe su (un tanto sorprendente) aceptación de ser fotografiada para una revista en ropa moldeadora de tres cuartos de largo. Recuerda los temblores que a veces le robaban la voz y cómo se “vino abajo” tras visitar a las víctimas de los tiroteos en la mezquita.

Pero las mismas cualidades que impulsaron el liderazgo de Ardern también amenazaron su éxito. Su padre consideraba que su hija menor tenía la piel demasiado fina para la política. La ex primera ministra Helen Clark, escribe Ardern, le había demostrado que era posible ser mujer en política. Pero nadie le había demostrado que “se podía ser sensible y sobrevivir”, escribe.

En enero de 2023, Arden anunció que dejaba el cargo. A veces, estas memorias parecen una forma de dar sentido a esa decisión, que sorprendió a muchos. Puede haber sido un astuto movimiento para salvar la cara: los laboristas obtuvieron una victoria aplastante en 2020 bajo el liderazgo de Ardern, lo que permitió al partido formar el primer gobierno mayoritario desde 1996. Meses después de su dimisión, en 2023, el partido sufrió una estrepitosa derrota electoral.

Si A Different Kind of Power adolece de la seriedad de su autora, sobre todo en las descripciones mundanas de su infancia, Ardern lo compensa inyectando humor, recordando, por ejemplo, la historia de la proposición de matrimonio del padre de Neve, Clarke Gayford, que le hizo la pregunta en una excursión, mientras un guardia de seguridad se cernía en la periferia del momento privado de la pareja. También confiesa que intentó pero no consiguió un papel como extra en la película de Peter Jackson El Señor de los Anillos, una historia que compartió con Stephen Colbert cuando la recogió en el aeropuerto, y ante la cámara, atronó con ”Bohemian Rhapsody >A Different Kind of Power deja a los lectores con una pregunta inquietante: ¿Puede alguien que valora la bondad -que responde con auténtica compasión a repetidos desastres y actos de crueldad flagrante- soportar la carga del liderazgo, especialmente en el mundo moderno, donde los rumores desagradables e instantáneos a menudo sustituyen a los hechos?

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A Different Kind of Power

Crown. 352 pp.

Fuente: The Washington Post.

Fuente: telam

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