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29/05/2025

Marcela Guilligan: de asesorar candidatos a escribir sobre símbolos, sueños y otras dimensiones

Fuente: telam

La politóloga argentina conversó con Infobae Cultura sobre su nueva novela, publicada por Leamos, “Vendrán por ti”, donde su experiencia sociológica sirve para mostrar un mundo que colapsa y donde se abre a un legado ancestral

>“En medio del colapso, ella intuye que todo estaba escrito”, dice la portada de Vendrán por tí. Ella es María Cameron, protagonista de la novela, que atraviesa una gran crisis: su cuerpo enferma, su matrimonio se desmorona y su mundo parece quebrarse sin remedio. Decide irse a la Patagonia, atraviesa el paisaje árido del sur y aparecen las señales: sueños intensos, símbolos antiguos, encuentros que no parecen casuales. Así se configura una novela que atraviesa el tiempo y el espacio en un viaje fascinante.

De eso se trata la nueva novela de Marcela Guilligan, politóloga, magister en dirección de empresas y en metodología de la investigación, asociada durante décadas de Mora y Araujo & Asociados. Desarrolló varias campañas electorales para candidatos presidenciales. Es profesora universitaria; actualmente trabaja en la Fundación Compromiso. Su primer libro: El silencio de las rotativas. El último: Vendrán por ti, publicado por Leamos, la editorial digital de Infobae. Sobre esta novela, pero también sobre su literatura, conversó con Infobae Cultura.

—¿Cómo surgió la idea de Vendrán por ti?

—¿Cómo fue el proceso de escritura y de investigación de cada uno de los mundos que narrás?

—¿Cuándo empezaste a leer, con qué libros? ¿Y a escribir?

—Desde que tengo memoria, siempre hubo un libro al lado mío. En mi casa, la biblioteca familiar ocupaba un lugar central, casi sagrado. Leí desde muy chica: recuerdo con nitidez las ilustraciones de La princesa y el guisante, los cuentos de los hermanos Grimm y los de Andersen. A medida que fui creciendo, me atraparon las historias de detectives: Los Hardy Boys, Los Siete Secretos, Nancy Drew. También devoraba la colección Robin Hood, esa edición amarilla que acercaba los clásicos a los más chicos. En la adolescencia temprana descubrí a Corín Tellado y las novelas de Intervalo, que canjeaba sin parar en los quioscos de revistas. De ahí salté a las novelas románticas y, más adelante, al policial de autor: la colección El Séptimo Círculo me abrió otras puertas. Ya en la facultad me lancé de lleno a los grandes autores. Leí mucho a Vargas Llosa —Pantaleón y las visitadoras es uno de mis favoritos—, y pasé por épocas donde me obsesionaba con un país o un género. Tuve mi etapa rusa con Dostoyevski, Tolstói, Pasternak. Y seguí a autores como Paul Auster, Milan Kundera, García Márquez, Zafón, entre otros con devoción. Por mi formación también leí muchos libros de historia, o de análisis, como los de Harari. Siempre hay un libro viajando conmigo, acompañándome. No recuerdo un momento de mi vida sin lectura. Soy completamente ecléctica, y me gusta que así sea. Y a escribir comencé desde niña a través de los largos diarios íntimos que escribía, donde con exceso detalle describía situaciones y sentimientos

—Venís de otro palo, ¿podrías contar a qué te dedicás y por qué decidiste apostar por la literatura?

—¿Qué tiene la literatura que otras disciplinas y otras actividades no tiene?

—¿Qué te gustaría que pase con Vendrán por ti? ¿Qué quisieras que sientan los lectores al sumergirse en el libro?

—Me gustaría que Vendrán por ti circule con libertad, que llegue a rincones inesperados y encuentre lectores diversos, en distintos países, en distintos momentos de sus vidas. Que cada quien pueda leer en esta historia algo propio, algo que lo convoque desde adentro. Espero movimiento. Que el libro siembre inquietudes, que deje preguntas abiertas, que provoque. Que quien lo lea se detenga un instante a mirar su propia búsqueda Y si logra tocar una fibra íntima, aunque sea en una sola persona, ya habrá cumplido su misión. Creo profundamente que las novelas no deben explicarlo todo: deben vibrar, resonar, incomodar, y, si es posible, encender una chispa que no se apague fácilmente.

Fuente: telam

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