29/05/2025
Un periodista fue asesinado mientras escribía un libro sobre el Amazonas y sus amigos completaron su trabajo

Fuente: telam
Después de que el británico Dom Phillips fuera asesinado a tiros mientras investigaba para un ambicioso libro sobre cómo proteger la selva tropical más grande del mundo, sus amigos juraron terminar el proyecto
>Después de que el periodista británico Dom Phillips fuera asesinado a tiros mientras investigaba para un ambicioso libro sobre cómo proteger la selva tropical más grande del mundo, sus amigos juraron terminar el proyecto. Tres años después, su tarea está completa.
Además del grupo principal que llevó adelante el trabajo para finalizar el libro, otros colegas y amigos contribuyeron editando capítulos, incluidos los periodistas de The Associated Press Fabiano Maisonnave y David Biller.
Phillips, quien había sido colaborador habitual del periódico The Guardian, estaba realizando uno de los últimos viajes de reporteo planeados para su libro cuando fue asesinado a tiros por pescadores el 5 de junio de 2022, en el Valle del Javari, en el oeste del Amazonas. También fue asesinado Bruno Pereira, un experto brasileño en tribus indígenas que se había granjeado enemigos en la región por defender a las comunidades locales de pescadores invasores, cazadores furtivos y mineros ilegales de oro. Sus muertes se convirtieron en noticia en todo el mundo. Nueve personas han sido acusadas formalmente por los asesinatos.“Fue un momento simplemente horrible, realmente triste. Todos trataban de pensar: ¿Cómo se puede lidiar con algo como esto? Y el libro estaba ahí”, dijo Jonathan Watts, un escritor ambientalista radicado en el Amazonas para The Guardian, quien coescribió el prólogo y uno de los capítulos.“Fue una manera no solo de no sentirse horrible por lo que había sucedido, sino de avanzar con algo. Especialmente porque tantos amigos de Dom son periodistas”, dijo Watts. “Y de lo que te aferras es a lo que mejor conoces, que es el periodismo”.
Al momento de su muerte, Phillips había viajado extensamente por el Amazonas y había completado una introducción y casi cuatro de los diez capítulos planeados. También dejó un esquema de los capítulos restantes, con diversos grados de detalle, y muchas páginas de notas escritas a mano, algunas apenas legibles.Phillips buscaba esperanza. Prometió a sus editores un libro de viajes impulsado por personajes, en el que los lectores conocerían una amplia gama de personas que viven en la región, “todas ellas conocen y entienden íntimamente el Amazonas y tienen soluciones innovadoras para los millones de personas que viven allí”.
El grupo liderado por Watts seleccionó escritores para completar los capítulos restantes, con temas que iban desde una iniciativa de bioeconomía en el estado brasileño de Acre hasta el financiamiento global para la preservación de la selva. El líder indígena Beto Marubo, del Valle del Javari, fue invitado para coescribir un epílogo. El equipo también lanzó una exitosa campaña de crowdfunding para financiar más viajes de reporteo.Uno de los desafíos del grupo fue asegurar que el libro reflejara un cambio político en el enfoque de Brasil hacia el Amazonas en los años posteriores a la muerte de Phillips. La mayor parte de la investigación de Phillips se llevó a cabo durante el mandato del presidente derechista Jair Bolsonaro, cuando la deforestación del Amazonas brasileño alcanzó un máximo en 15 años en 2021. El ritmo de destrucción disminuyó después de la derrota de Bolsonaro en 2022 frente al líder izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.A lo largo de las más de 300 páginas del libro terminado, fragmentos de esperanza se mezclan con realidades sombrías. En el capítulo 2, “Caos del ganado”, Phillips señala que el 16% del Amazonas en Brasil ya ha sido convertido en pastizales. Incluso un agricultor que se ha convertido en modelo por aumentar exitosamente la productividad sin despejar gran parte de su tierra es criticado por su amplio uso de fertilizantes.En su capítulo sobre bioeconomía, el periodista Jon Lee Anderson visita una iniciativa de reforestación en la que Benki Piyãko, un líder Asháninka, promueve la restauración ambiental combinada con tratamientos de ayahuasca y una piscifactoría. Pero el experimentado reportero no ve cómo esto puede ser escalable y reproducible dado las amenazas humanas y el cambio climático.Más adelante en el capítulo, cita a Marek Hanusch, un economista alemán del Banco Mundial, quien afirma: “Al final del día, la deforestación es una elección macroeconómica, y mientras el modelo de crecimiento de Brasil se base en la agricultura, veremos una expansión hacia el Amazonas”.Pero en este libro manchado de sangre y de esperanza tenue, hay otro mensaje, según Watts: “Lo más importante es que esto trata de solidaridad con nuestro amigo y con el periodismo en general”.
Fuente: telam
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