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24/05/2025

La increíble vida del ‘Señor de los Océanos’, el científico de 99 años que aún investiga en altamar

Fuente: telam

David Attenborough pasó su infancia coleccionando fósiles y rocas hasta convertirse en biólogo y uno de los más reconocidos documentalistas naturales del mundo. Su nueva película explora los secretos debajo del agua en todo el planeta

>El 8 de mayo último, el histórico biólogo, naturalista y famoso comunicador inglés, David Frederick Attenborough tuvo dos alegrías: cumplió años y como regalo, se estrenó en cines a nivel mundial su nueva pieza documental, que para muchos es una película, llamada “Océanos, con David Attenborough”.

“Lejos de limitarse a un retrato visual del ecosistema marino, el documental articula décadas de exploración, ciencia y activismo en torno a un mensaje tan claro como urgente: el océano puede ser la clave para la estabilidad del planeta y su restauración aún es posible”, sostuvo Nowlan.

“En los últimos cien años, científicos y exploradores han revelado notables nuevas especies, épicas migraciones y ecosistemas sorprendentes y complejos más allá de cualquier cosa que podría haberme imaginado cuando era joven”, afirma en la película.

“Lo que distingue a esta producción no es solo su potencia visual, sino su enfoque integral. En el film trabajaron 20 personas durante 2 años, con dos cinematógrafos especializados en grabación submarina y en tierra. Todos tenemos mucha pasión por la conservación de los océanos y disfrutamos realizar este tipo de trabajo para inspirar a todas las generaciones, presentes y futuras”, precisó Scholey a Infobae.

El documental presenta una cinematografía inmersiva que permite observar desde la intimidad de un arrecife hasta los movimientos de manadas de ballenas en el océano abierto.

Pero también muestra con crudeza las amenazas que enfrentan estos ecosistemas. La sobrepesca, el blanqueamiento masivo de corales y la pesca de arrastre figuran como algunos de los factores más destructivos, cuyas consecuencias afectan tanto a la biodiversidad como a las comunidades humanas que dependen del mar.

“Fuimos muy privilegiados de trabajar con él. Su presencia es increíble para todos. Es una voz muy respetada. Lo siguen niños de 10 años y expertos científicos de todo el mundo. Él y todo el equipo buscó dejar el mensaje que si uno protege los océanos, está protegiendo la vida entera en la Tierra”, concluyeron los dos directores cinematográficos.

Ninguna otra película ha mostrado cómo es realmente la pesca de arrastre bajo el agua. Ver como esas grandes y pesadas redes raspan el fondo marino y matan todo lo que encuentran a su paso es desgarrador”, explicó el biólogo español Enric Sala, asesor científico del documental. A esto sumó que una reciente investigación estimó en hasta 11.000 millones de euros anuales el costo social de esta práctica en aguas europeas, solo por las emisiones de carbono que genera.

La película también apunta contra lo que Sala denomina “colonialismo moderno en el mar”, un fenómeno en el que embarcaciones industriales de gran escala operan en costas de países con fuerte dependencia del pescado, reduciendo drásticamente las capturas disponibles para las comunidades locales.

Frente a ese diagnóstico, la película no se detiene en la denuncia. La narrativa adopta un tono propositivo, basado en ejemplos reales de restauración marina. “El océano puede recuperarse más rápido de lo que nos podamos imaginar: puede regresar a la vida”, señala Attenborough.

Casos como el de la Isla de Arran en Escocia, donde se prohibieron las prácticas destructivas en zonas específicas, muestran cómo las poblaciones de especies clave se recuperan cuando se les brinda la oportunidad.

Nacido en Londres, en 1926, Attenborough pasó su infancia coleccionando fósiles, rocas y otros especímenes naturales hasta crear su pequeño museo, que llamó la atención de la joven y reconocida arqueóloga Jacquetta Hawkes. Años más tarde, estudió Ciencias Naturales en la Universidad de Cambridge para reforzar su amor por la naturaleza.

Attenborough es una de las voces más persistentes en alertar sobre los efectos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el impacto humano sobre los ecosistemas.

Con esta extraordinaria pieza documental, ya lanzada en cines y próximamente a estrenarse por la pantalla de National Geographic justo el día anterior a celebrarse el Día Mundial de los Océanos (8de junio), el experto divulgador científico plantea una mirada personal sobre el daño ambiental que ha presenciado a lo largo de su vida, reforzando lo hecho anteriormente en su anterior producción A Life on Our Planet (2020).

Reconocido internacionalmente, ha recibido numerosos premios y distinciones, incluidos títulos honoríficos de varias universidades, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2009 y el título de Sir otorgado por la reina Isabel II en 1985. Además, fue nombrado miembro de la Orden del Mérito del Reino Unido en 2005, una de las distinciones más exclusivas del país.

Attenborough logró a lo largo de su vida convertir los documentales de naturaleza en una herramienta educativa y política. En 2017, con el estreno de Blue Planet II, impulsó un cambio cultural en la percepción del uso del plástico y sus consecuencias en el ambiente marino.

El trabajo no solo condensa hallazgos científicos, sino que también apela a la emoción y al sentido de responsabilidad. Attenborough subraya que el océano es “el sistema de apoyo de vida del planeta” y alerta sobre el punto crítico en el que se encuentra. “El océano es ahora nuestro mayor aliado frente a la catástrofe climática”, remarcó. A lo largo del filme, insiste en que proteger el mar no es solo una cuestión ambiental, sino un acto esencial de supervivencia.

La producción reafirma la relación entre ciencia, comunicación y decisiones políticas. Mientras los líderes mundiales se preparan para debatir el futuro de los océanos en la próxima cumbre internacional, el documental funciona como un contrapunto visual y narrativo que busca generar presión pública.

Attenborough vuelve a ocupar un lugar central en la narrativa ambiental del siglo XXI. A sus 99 años, mantiene intacta la capacidad de traducir el conocimiento científico en imágenes y palabras que conmueven e informan a la vez.

Su legado no se limita a lo que documenta, sino a lo que moviliza. Esta vez, el objetivo no es solo comprender el océano, sino actuar para salvarlo. El resultado es un documental que, sin ignorar la crisis, ofrece una vía de salida.

Fuente: telam

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