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22/05/2025

Amar no es perderse y te pueden manejar la vida: qué aprendemos de “La Celestina”

Fuente: telam

La obra se publicó hace más de 500 años pero su esencia tiene fuerza hoy. Se puede leer gratis, en formato digital

>Cuando todo empieza, Calisto va corriendo tras su halcón irrumpe en el huerto de Melibea y, al verla, se detiene en seco. Con voz temblorosa exclama “En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios” y cae de rodillas ante ella, entregando su voluntad al eco de aquel encuentro inesperado.

Desde su aparición anónima en 1499, La Celestina -el texto que donde aparece la escena anterior- alcanzó un éxito editorial inusitado. En el siglo XVI se reeditaron más de quince veces, y su forma dialogada atrajo la atención de impresores y lectores en Castilla, así como de traductores que la llevaron a italiano, francés y latín.

La Celestina -atribuida a Fernando de Rojas- es una obra radical en su mirada sobre el amor: no lo idealiza, lo interroga. Y su vigencia reside en esa honestidad brutal.

La Celestina no da consejos, pero sí ofrece advertencias. Si uno escucha con atención lo que sus personajes sufren y ocultan, se puede extraer una idea personal: amar no es perderse.

A quien quiera sufrir menos en el amor, La Celestina parece decir: no idealices, no compres afectos, no entregues tu voluntad entera. Y sobre todo: pregúntate si lo que sientes nace de ti, o si te lo han inducido —con palabras, con caricias, con ausencias— como Celestina lo hace con Melibea. El amor puede ser libre o puede ser manipulado. Y cuando es lo segundo, casi siempre duele más de lo que vale.

Poco después comenzaron las críticas desde círculos moralistas. Juan Luis Vives, en su Instrucción de la mujer cristiana (1524), comparó el relato de Calisto y Melibea con los libros de caballerías por su capacidad de “corromper las costumbres”. Teólogos y predicadores censuraron la aparente ambigüedad moral de la obra, argumentando que lejos de «reprehender el amor loco», enseñaba prácticas ilícitas y adulaciones que ponían en riesgo las normas sociales y religiosas.

La acción inquisitorial tardó décadas en materializarse. En 1632 La Celestina ingresó en el Índice de Libros Prohibidos apenas con un expurgo de pasajes considerados obscenos; no fue hasta 1792 cuando se decretó su prohibición total en España. A pesar de la censura, su influencia literaria perduró en el llamado “género celestinesco” y en infinidad de continuaciones, demostrando que ni prohibiciones ni polémicas pudieron apagar la resonancia de su retrato de la condición humana.

1. El poder de la manipulación

Celestina domina el arte de explotar las debilidades ajenas mediante un lenguaje persuasivo y técnicas de chantaje emocional. Su monólogo en el acto II revela cómo estudia el carácter de Calisto para tejer su red de engaños, ofreciendo “remedios” amorosos a cambio de recompensas materiales. Esa capacidad de influir en decisiones ajenas sin que los personajes adviertan hasta el final la trama oculta muestra hasta qué punto el discurso puede convertirse en arma de control social.

La obra presenta el deseo desbocado como una fuerza que anula la razón. Calisto, dispuesto a caer en un pozo o a arriesgar su honra, sacrifica toda prudencia para vivir su pasión. Melibea, por su parte, reconoce en el acto X que no hay hechizo más poderoso que los impulsos del corazón, trazando así un paralelismo entre magia y pulsión desmedida. La tragedia final advierte que el amor, cuando se busca a toda costa y sin freno moral, conduce inexorablemente al desorden y la destrucción.

3.El amor condicionado por el interés y la mediación

En el acto X, Melibea reconoce el cambio en sus sentimientos, pero no queda claro si su atracción es genuina o inducida. Y en el trasfondo, los criados Sempronio y Pármeno también buscan su parte del negocio, evidenciando que todo el entramado amoroso está rodeado de interés.

La Celestina enseña que cuando el amor depende de la mediación de otros —y especialmente de quienes lo instrumentalizan— pierde autenticidad. Ya no es un acto de libertad ni de encuentro, sino una transacción. Esta lógica de favores, pagos y conveniencias despoja al amor de su pureza y lo convierte en un objeto de poder.

3. La corrupción moral como norma

4. La marginalidad como sabiduría

5. Fatalismo y ausencia de justicia

Fuente: telam

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