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21/05/2025

Cuáles son las diferencias y similitudes de las nuevas drogas para bajar de peso

Fuente: telam

La farmacéutica Lilly anunció la autorización en México de la tirzepatida —utilizado anteriormente para diabetes tipo 2— contra el sobrepeso. Un ensayo clínico comparó este fármaco y la semaglutida en el tratamiento de la obesidad. Cuál permitió una mayor pérdida de peso

>Un medicamento ya conocido por su uso en diabetes tipo 2, laLa obesidad es una enfermedad crónica que creció de forma sostenida en todo el mundo. De acuerdo con datos difundidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 890 millones de personas adultas eran obesas en 2022 a nivel mundial, y cerca de 2.500 millones tenían sobrepeso. Se trata de una condición que puede provocar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, apnea del sueño y ciertos tipos de cáncer, además de generar consecuencias psicosociales.

En este contexto, un La investigación, conocida como SURMOUNT-5, demostró que quienes recibieron tirzepatida lograron una pérdida de peso promedio del 20,2 % a lo largo de 72 semanas, mientras que el grupo tratado con semaglutida alcanzó una reducción del 13,7 %. Los datos corresponden a adultos con obesidad o sobrepeso sin diagnóstico de diabetes, y fueron presentados en el Congreso Europeo sobre Obesidad en mayo de 2025.

Al mismo tiempo que la farmacéutica Lilly anunció que el tratamiento estará disponible en México a partir de junio próximo, también presentó una campaña dirigida a profesionales de la salud bajo el lema “Cuando la obesidad resiste, menos estigma, más soluciones”, enfocada en promover un enfoque clínico y libre de señalamientos negativos sobre esta enfermedad.

La obesidad, tal como señala la Mayo Clinic, es una condición compleja que aumenta el riesgo de múltiples enfermedades crónicas. Entre las más frecuentes se encuentran la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2, enfermedades hepáticas, apnea del sueño, artrosis y distintos tipos de cáncer, como el de colon, mama y riñón. Además, está asociada a alteraciones metabólicas, problemas hormonales y complicaciones respiratorias.

La obesidad puede impactar diversas funciones físicas y emocionales, incluso antes de que se desarrollen enfermedades asociadas. Muchas personas con exceso de peso experimentan limitaciones para realizar actividad física, dolor en las articulaciones o dificultades respiratorias, especialmente durante el movimiento. Además, este cuadro suele acompañarse de una reducción en la calidad de vida vinculada a aspectos como la autoestima, el bienestar emocional y la participación social. También pueden aparecer condiciones como depresión, aislamiento y menor desempeño laboral, asociadas al estigma y al impacto psicológico del peso.

Según la OMS, el aumento de peso excesivo durante la infancia y la adolescencia es un factor de riesgo que se mantiene en la adultez. Se estima que el 8% de los adolescentes entre 5 y 19 años eran obesos en 2022, en comparación con apenas el 2% en 1990. Esta tendencia, que afecta tanto a países de altos ingresos como a regiones de bajos y medianos ingresos, responde a múltiples causas, incluidas dietas hipercalóricas, estilos de vida sedentarios y barreras estructurales para el acceso a alimentos saludables.

El ensayo clínico SURMOUNT-5 fue un estudio que incluyó a 751 personas adultas con obesidad o sobrepeso y al menos una enfermedad relacionada, como colesterol alto, hipertensión arterial o apnea del sueño, sin diagnóstico de diabetes.

El objetivo principal del estudio fue medir el porcentaje de reducción de peso corporal desde el inicio hasta la semana 72. En ese período, el grupo tratado con tirzepatida presentó una reducción media del 20,2 % del peso corporal, mientras que el grupo que recibió semaglutida logró una reducción del 13,7 %.

“Gracias a los recientes avances en terapias farmacológicas para el manejo de la obesidad y con el acompañamiento de sus médicos, los pacientes están experimentando reducciones de peso significativas, alcanzando sus metas de pérdida y mantenimiento del peso”, declaró Santiago Posada, vicepresidente de Asuntos Médicos para Lilly Latinoamérica.

Y agregó: “Estos datos confirman que esta terapia es una opción de tratamiento farmacológica y proporcionan a los profesionales de la salud información crítica para tomar decisiones de tratamiento bien informadas como parte de un plan integral para las personas que viven con obesidad”.

El aumento de peso sostenido no depende únicamente de las elecciones individuales. La OMS define a la obesidad como una enfermedad multifactorial y progresiva, en la que influyen el entorno social, la genética, el acceso a alimentos saludables, el sedentarismo, el estrés crónico y ciertas condiciones médicas como el hipotiroidismo o el síndrome de Cushing.

La prevención incluye estrategias desde etapas tempranas, como la promoción de la lactancia materna, una alimentación saludable en la infancia, educación nutricional, regulación del marketing de alimentos no saludables y la integración de políticas públicas que garanticen el acceso a entornos saludables. A nivel individual, cambios sostenidos en la dieta, la actividad física y el manejo del estrés pueden ser claves, pero deben ser acompañados por sistemas de salud que prioricen esta enfermedad como una urgencia sanitaria global.

Fuente: telam

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