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20/05/2025

Milei y Macri, el fantasma de Kirchner y Duhalde y el riesgo inminente de fugas en el PRO para un acuerdo bonaerense

Fuente: telam

El ex presidente viajó al exterior tras la derrota y el Gobierno avanza en paralelo con dirigentes para sumarlos a LLA. ¿Cuánto influye ahora el jefe del PRO? El dilema del jefe de Gobierno porteño: qué hacer con el primo

>“Quizá Macri deba entender que su momento pasó”, dijo Javier Milei ayer por la mañana. El presidente es tan consciente del alcance de sus palabras como Mauricio Macri de los efectos de una derrota como la de este domingo que puede marcar un antes y un después en su liderazgo.

Macri planteó su disconformidad con esa definición en la noche del domingo, antes de volar hacia al exterior por más de una semana. Puertas adentro dicen que tampoco estuvo de acuerdo en confrontar de manera directa a Horacio Rodríguez Larreta, inesperado verdugo que el domingo festejó de manera desmesurada. En el entorno del expresidente aseguran que antes de que el legislador electo confirmara su candidatura se reunió con él durante tres horas para intentar llegar a un acuerdo. La negociación no prosperó.

Ayer, esos cuestionamientos se multiplicaron. “Ningún dirigente puede jubilar a otro. Los únicos que pueden definir eso son los que votan”, respondió María Eugenia Vidal anoche en Infobae en Vivo, consultada sobre los dichos del presidente. La ex gobernadora, que dio la cara en medio del pase de facturas interno, dijo además que había sido una campaña en la que se “cruzaron muchos límites” y que “el acuerdo“ en territorio bonaerense será “una definición del PRO cuando haya una propuesta concreta”. “Los partidos no mueren mientras los dirigentes no se rinden”, se defendió la diputada que dejó la puerta abierta a postularse en octubre como senadora.

Macri enfrenta desde ahora un delicadísimo problema que Milei pareciera estar dispuesto a profundizar: cómo pararse frente a un grupo de dirigentes muy relevantes que ya tomaron la decisión de aceptar la invitación de Milei de sumarse a La Libertad Avanza, y que van a avanzar en esa dirección cuando bajen un poco las aguas. “Hay que esperar un poco: nadie blanquea a la amante en el velorio de la esposa”, resaltaron muy ocurrentes desde la oficina de uno de esos dirigentes.

En el seno del PRO existe un dilema identitario. Nadie sabe bien qué es lo que ahora representan, fagocitados por la irrupción de un espacio, como La Libertad Avanza, que le birló la bandera del cambio: “Si el auto pintado de violeta funciona, ¿para qué le vamos a poner un manchón amarillo?”.

Para Macri, sin embargo, la encrucijada es mucho más profunda. En la frase de Milei y en la decisión de esos dirigentes del PRO de la provincia de Buenos Aires de negociar directamente con el gobierno sin tenerlo en cuenta se esconde un dilema: qué nivel de influencia tendrá de ahora en más. “No creo que Mauricio se acabe, pero sí está claro que su influencia se redujo enormemente: ahora no importa nada de lo que diga”, analizó un histórico ex funcionario que tuvo una relación conflictiva con Macri.

El domingo, los hermanos Milei ejecutaron el mismo plan sobre Macri, pero en la Ciudad de Buenos Aires, en medio de un proceso de reconfiguración del liderazgo del centro hacia la derecha que Milei pretende ostentar en soledad. “No es lo mismo: Mauricio tiene proyección internacional, llegó a la Presidencia por el voto de la gente, son historias distintas”, lo defendió un viejo amigo.

En el PRO se preguntan si, como auspició públicamente antes del verano, el presidente tuvo alguna vez intenciones reales de acordar con Macri o si se trató de un juego político que Milei alimentó desde los medios mientras su entorno coqueteaba por detrás con dirigentes que están muy cerca de pintarse de violeta. Los más notorios son Diego Santilli o Guillermo Montenegro. Aunque también hay figuras de la UCR provincial dispuestas a entablar negociaciones. Más complejo es el rol de Cristian Ritondo, presidente del PRO bonaerense, que quedó a cargo de las negociaciones tras el viaje de Macri.

Milei y Macri no se ven desde el año pasado. La última vez que cruzaron mensajes telefónicos, según los registros de ambos entornos, fue a principios del verano, en medio de uno de los viajes de Milei por Estados Unidos. Quedaron en verse, pero nunca más volvieron a hablar y desde entonces el vínculo se resintió al máximo.

Es que el Gobierno también es plenamente consciente de que, cualquiera sea el desenlace, el bloque del PRO en el Congreso seguiría siendo un aliado parlamentario. Se especuló por ejemplo en estas horas con que el PRO acompañe a otras bancadas en la modificación de la Ley 26.122 que regula el uso de los DNU, una herramienta clave para la gobernabilidad de Milei. “Sería dinamitar puentes con muchos votantes anti K”, se sinceró un diputado macrista. Lo blanqueó ayer la propia Vidal: dijo que, aún tras la derrota, y con tanta tensión acumulada, si tuviera que votar ahora “la Ley Bases” lo haría de nuevo.

En principio, no habría grandes novedades en los próximos días. No solo en la provincia de Buenos Aires hay expectativa, si no también en el interior del país, en los gobernadores del PRO -también de la UCR- que ven factible -y necesaria- la posibilidad de llegar a un acuerdo con el gobierno. En especial en aquellas provincias, como Chaco, Entre Ríos y Mendoza, que deben renovar el Senado.

Antes de la elección porteña, Macri les pidió a algunos de los principales dirigentes del PRO de otros distritos que se involucraran en la campaña. Le dijeron que no. Pero sí le avisaron que, mientras dure el proceso electoral, no avanzarían en ningún acuerdo con el Gobierno.

El domingo, en el quinto piso del búnker de la calle Balcarce, un Macri desorientado empezó a meditar sus próximos pasos mientras Milei, desde el hotel Libertador sobre la avenida Córdoba, se regodeaba con el triunfo de Manuel Adorni y reivindicaba a su hermana y al consultor Santiago Caputo, los artífices de la victoria porteña. En especial a Karina Milei, que se consolidó como la armadora principal de LLA, y se consagró como la autora intelectual de la decisión de enfrentar a los Macri en el distrito emblema del PRO.

Ese desenlace, que dejó al expresidente debilitado en su liderazgo, exhibió además, por estas horas, una solapada pero comentada disputa entre Mauricio y Jorge Macri, que arrastran una serie de diferencias desde hace tiempo.

“La gran pregunta ahora es si Jorge va a emanciparse”, se preguntó ayer un funcionario que conoce desde hace años el pensamiento del jefe de Gobierno. Agregó: “Hay un montón de gente dispuesta a colaborar”.

Fuente: telam

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