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19/05/2025

Las mayores bandas criminales brasileñas reiniciaron su guerra, operan en EEUU y afectan la relación entre Lula da Silva y Donald Trump

Fuente: telam

El presidente del país norteamericano quiere declarar al Comando Vermelho y al Primer Comando de la Capital como grupos terroristas. Sus jefes pretenden concesiones de Brasilia mientras tienen clara su relación: "Somos enemigos para siempre"

>La tregua entre los dos principales grupos criminales de Brasil, el Primer Comando de la Capital (PCC) y el Comando Vermelho (CV), anunciada en febrero, naufragó al cabo de solo dos meses. El 28 de abril, fue el Comando Vermelho el que anunció su fin, confirmado también por el PCC, que declaró que “así como la alianza se alcanzó con respeto, el fin se alcanzó con respeto y humildad por ambas partes”. Una facción del CV, sin embargo, declaró la “guerra abierta” al PCC, calificándolo de “enemigo para siempre”. Fuentes de la investigación dijeron a Infobae que el principal objetivo del acuerdo era mejorar la cooperación en materia de narcotráfico y, sobre todo, presionar al Gobierno de Lula para que relaje las restricciones carcelarias de los principales líderes de las dos facciones, Marcos Willians Herbas Camacho, alias “Marcola”, al frente del PCC y Márcio Amaro de Oliveira, apodado “Marcinho VP”, al frente del CV.

Así pues, las diferencias estructurales entre los dos grupos y las rivalidades locales han hecho imposible una paz duradera. Especialmente en el estado de Bahía, algunos grupos locales nunca han aceptado la tregua, como han demostrado los enfrentamientos de los dos últimos meses en ciudades como Ubatã, Jequié, Ibirataia e Ibirapitanga. Por otro lado, la alianza entre los dos grupos criminales ha resultado positiva en estados muy críticos para el narcotráfico, como el Acre amazónico, en la región noroeste del país, o el Mato Grosso do Sul. A pesar de su papel estratégico al estar en la frontera con los estados productores de cocaína, Perú y Bolivia respectivamente, la tregua en estos lugares ha disminuido la violencia y probablemente, sospecha la policía, ha aumentado aún más los beneficios. Los expertos esperan ahora a ver qué ocurrirá después, si una nueva temporada de violencia o si, por el contrario, cada uno volverá a lo suyo, sin interferencias del grupo rival y, por tanto, potenciándolos. En comparación con el Comando Vermelho, hay que recordar que el poder del PCC es mucho mayor en el mercado internacional, especialmente en la gestión de las rutas marítimas.

“Brasil sigue siendo estratégico a nivel mundial por al menos tres razones. Limita con países productores de cocaína, tiene una extensa red logística para almacenar y transportar drogas, y es una zona de navegación a través de buques comerciales y barcos de vela y pesca”, explica a Infobae Florian Manet, coronel de la Gendarmería francesa y uno de los mayores expertos internacionales en riesgos marítimos. En su último estudio, titulado “La talasopolítica del narcotráfico internacional” y publicado por la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado (GITOC), con sede en Suiza, hace una radiografía exhaustiva del nivel alcanzado por el narcotráfico mundial a través de las rutas marítimas. Brasil juega allí un papel decisivo. “Es un país enorme, con 7500 kilómetros de costa, más de 175 puertos marítimos y más de 50.000 kilómetros de rutas fluviales”, explica Manet a Infobae.

Según el experto, “toda esta infraestructura portuaria, fluvial y marítima muestra un altísimo nivel de conectividad y de relaciones comerciales entre los puertos brasileños y otros puertos del mundo. Si a esto le sumamos el dinamismo económico de Brasil, que exporta enormes cantidades de productos agrícolas o manufactureros a mercados no productores, como Europa, podemos entender cómo esto facilita la exportación de productos ilícitos”.

Por eso, David Gamble, jefe de la división de sanciones del Departamento de Estado norteamericano, llegó a Brasil la semana pasada. El objetivo era discutir con el Gobierno de Lula la posibilidad de clasificar a los principales grupos criminales del país como organizaciones terroristas. Pero el Ejecutivo brasileño se mostró contrario a la propuesta. “No consideramos a estas facciones como organizaciones terroristas. En primer lugar, porque esto no se ajusta a nuestro ordenamiento jurídico: nuestras facciones no actúan en defensa de una causa o ideología. Buscan lucrarse a través de los más diversos delitos”, declaró a la prensa brasileña Mário Sarrubbo, secretario nacional de Seguridad Pública, quien, sin embargo, no asistió a la reunión con Gamble, sino que se limitó a enviar a sus subordinados.

Desde su investidura, Trump baraja la idea de incluir a facciones criminales brasileñas en la lista de grupos terroristas, siguiendo el ejemplo de la reciente designación de la banda venezolana Tren de Aragua. Esta iniciativa cuenta con el apoyo de políticos próximos a Bolsonaro, que critican a Lula acusándole de no ser lo suficientemente incisivo en la lucha contra el crimen organizado. La cuestión está siendo debatida no sólo en Brasil, también porque no existe una definición única de terrorismo. La clasificación, sin embargo, podría ser útil para facilitar las sanciones y la cooperación internacional y congelar activos.

Las rutas marítimas han sido decisivas en este crecimiento, como demostró la última operación antidroga, Narco Vela, a finales de abril, en la que participaron la Marina estadounidense, la Guardia Civil española, la Marina francesa y, por supuesto, la Policía Federal brasileña, ya que la droga salía del gigante latinoamericano. La investigación comenzó con la detención en febrero de 2023 de Flávio Fontes Pereira, a bordo del velero Lobo IV frente al continente africano, con tres toneladas de cocaína. El hombre era célebre por haber navegado anteriormente durante nueve años con el famoso explorador antártico brasileño Amyr Klink. Las investigaciones revelaron que esta red internacional estaba dirigida por el PCC, que enviaba la droga a través de veleros y barcos desde el puerto de Santos, en el estado de San Pablo, con destino a Europa y África. Se habrían movido al menos ocho toneladas de cocaína. “Es una operación extraordinaria que ilustra bien los desafíos del envío de cargas ilícitas por organizaciones criminales. Estas buscan cada vez más ocultar sus cargas dentro del tráfico legal y a lo largo de rutas internacionales”, dice el coronel Manet a Infobae. El uso de veleros se ha convertido en una estratagema muy arraigada para el transporte de drogas porque también existen cientos de marinas privadas brasileñas, mucho menos vigiladas que los vastos puertos de carga.

“La operación Narco Vela muestra cómo se estructura un cargamento de droga en tres etapas. La primera es la integración de la carga en la cadena logística. Con pesqueros y veleros se lleva la carga ilícita hasta las aguas territoriales o hasta el límite entre éstas y alta mar. La segunda fase es la navegación en alta mar, es decir, atravesar la inmensidad oceánica. Y la última fase, muy similar en su modo operativo a la primera, se refiere al desembarco en tierra”, explica a Infobae el coronel Manet. “En esta fase se realiza un transbordo: es lo que se denomina trasbordo de buque a buque, es decir, la carga ilícita es transferida desde el buque madre, que realizó la travesía transoceánica, a embarcaciones más pequeñas, denominadas ‘hijas’, que provienen del país de destino. Por ejemplo, se utilizan buques pesqueros con bandera de Senegal o Camerún, posiblemente en África, que pueden ingresar a los puertos marítimos de manera totalmente lógica”, dice el experto.

Fuente: telam

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