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17/05/2025

¿Se reconciliarán Estados Unidos y Venezuela en el último momento?

Fuente: telam

El presidente Trump debe sopesar los intereses políticos, económicos y de seguridad estadounidenses y elegir el curso que mejor se adapte

>Los refinadores de petróleo estadounidenses de la costa del Golfo preveían un camino más fácil bajo Trump 2.0. La realidad, sin embargo, ha demostrado ser más compleja. La empresa de inteligencia de datos Kpler ha informado de que una creciente escasez de crudo venezolano está desatando la alarma entre las refinerías; sustitutos como los grados colombianos y canadienses pueden ayudar, pero conllevan primas de precios significativas y pueden ser aún más costosos si la demanda aumenta. Sin embargo, ninguno de los dos proveedores puede sustituir a Venezuela, que cuenta con las mayores reservas probadas de petróleo del planeta.

El compromiso del presidente Trump de bajar los precios de la energía sugiere un acercamiento inevitable, creando presión para renovar -si no ampliar- la licencia de explotación de Chevron allí. Pero la política es difícil. Republicanos como el secretario Marco Rubio, los congresistas Carlos Giménez y Mario Díaz-Balart, y la congresista María Salazar quieren castigar al Gobierno de Maduro, y por razones comprensibles. Destacan el retroceso democrático y el papel del chavismo en el colapso económico de Venezuela. Sin embargo, la solvencia de las refinerías de la Costa del Golfo -y por extensión los precios en el surtidor para el estadounidense medio- dependen de esta tensión entre el movimiento realista MAGA y el flanco neoconservador del GOP.

Es probable que la vuelta de Trump a un enfoque de máxima presión deshaga la difusión del petróleo venezolano lejos del control chino que se ha producido en los últimos años de alivio de las sanciones. Este era el enfoque correcto y Venezuela en general merece una mayor atención. En su gira por Oriente Medio, el Presidente se ha comprometido esta semana con el nuevo gobierno sirio. Conservar el acceso a las prodigiosas reservas de petróleo, gas y minerales de Venezuela -sin parangón con ninguna nación de Oriente Medio, y menos aún con Siria- debería ser sin duda su próxima prioridad.

Además, limitar la producción de Venezuela beneficia inadvertidamente a Rusia. Moscú dispone actualmente de casi 8 millones de barriles diarios de capacidad de exportación excedentaria, lo que le permite cubrir cualquier déficit y reforzar su cuota de mercado mundial.

La doctrina America First se encuentra en una posición difícil. Quiere conseguir las tres cosas: aumentar el suministro de petróleo, contener a China y a otros rivales y castigar a los gobiernos antidemocráticos. Pero estos objetivos se excluyen mutuamente. Gobernar es elegir, y la Casa Blanca debe aclarar ahora su jerarquía de prioridades.

El presidente Trump debe sopesar los intereses políticos, económicos y de seguridad estadounidenses y elegir el curso que mejor se adapte. Rara vez hay una solución perfecta en geopolítica. Las realidades energéticas nacionales y la necesidad estratégica de contrarrestar la influencia china, iraní y rusa en Venezuela apuntan a un acuerdo, pero el tiempo se acaba.

El autor es director del Instituto Gordon, de la Universidad Internacional de Florida (FIU)

Fuente: telam

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