11/05/2025
Chaco: una abogada, junto a familias de la comunidad, logró que un emblemático colegio de varones permitiera el ingreso de mujeres

Fuente: telam
Se trata del Instituto Politécnico Juan XXlll, en la ciudad de Sáenz Peña, que depende de la diócesis de San Roque. Sus autoridades se oponían a que fuera mixto con el argumento de que ese tipo de educación era perjudicial para los estudiantes
>Adriana De Langhe es abogada desde 2012. Nació en la ciudad chaqueña de Quitilipi pero vive y se dice de Sáenz Peña, la segunda ciudad más poblada de la provincia. Hija de madre y padre docentes, siempre se sintió atravesada, sensibilizada, por los conflictos sociales, por los problemas de los sectores vulnerables, especialmente los que afectan a los niños y las niñas.
“Me involucré en la causa porque venía observando ciertos rasgos discriminatorios en la participación de mujeres en la institución, no solo con los docentes sino con las madres que se acercaban y buscaban la forma de que sus hijas iniciaran primer año en el colegio”. “Las familias nunca habían hecho acciones previas, no tenían los recursos, yo les había prometido que las ayudaría de forma gratuita, de corazón, para que esta discriminación terminara de una vez. Y así fue”, dice De Langhe.
El colegio, sus abogados, no estaban de acuerdo con lo que planteaba De Langhe ni las familias, ni con que la Justicia interviniera en los fundamentos que había tenido su institución desde su nacimiento. Creada en 1967, su objetivo era el de capacitar a varones, en su mayoría de orígenes humildes, mediante la enseñanza de actividades prácticas. En otras palabras, el pilar principal sobre el que los sacerdotes la levantaron fue suministrar un oficio a varones —y solo a varones— con pocos o ningún recurso.
“La lucha judicial fue dura, requirió mucho tiempo de trabajo, fue muy mediática. La sociedad se manifestaba en favor de este cambio y también existieron opiniones en contra que apoyaban al obispado y a la estructura de la institución. Aquí, en Sáenz Peña, hay un colegio industrial, con una formación similar, que es mixto, entonces muchos cuestionaban por qué las chicas no iban ahí. Pero el Politécnico Juan XXIII está ubicado en un sentido diametralmente opuesto a ese colegio industrial, están uno en cada punta de la ciudad. Lo que hizo que, hasta ahora, las madres que querían llevar a sus hijas a recibir ese tipo de formación técnica o industrial tuvieran que cruzar toda la ciudad”, explica De Langhe.
Y continúa: “El principal fundamento de las autoridades del colegio para negarse a este cambio fue que ellos tenían una institución destinada a educar a niños varones que venían de familias de padres holgazanes, con problemas de alcoholismo y drogadicción. Me llamó la atención semejante barbaridad ya que en esos hogares también existen mujeres, no entendía por qué solo era importante ayudar a los varones y no a las chicas”.La decisión acerca de si el Instituto Politécnico Juan XXIII debía transformarse en un colegio mixto o no estaba en manos de la Justicia. Eso era lo que De Langhe exponía en su amparo: ya que la situación negaba a las aspirantes al colegio un derecho fundamental como es el acceso a la educación, era deber de la Justicia restituirlo. En el otro polo, las autoridades del colegio negaban que la vía judicial fuese la mejor para dirimir el asunto. “Además de expresar, en varias oportunidades, que contaban con la certeza de que en ninguna parte del mundo a nadie se le ocurriría suprimir la educación diferenciada y menos acudir a un juez para que lo hiciera”, dice la abogada.
Finalmente, los magistrados coincidieron con los argumentos de De Langhe y fallaron a favor de las familias. Determinaron que la vía judicial era pertinente porque el colegio estaba discriminando a las aspirantes a ingresar solo por el hecho de ser mujeres, que sus argumentos no eran convincentes, su comportamiento era arbitrario y que les cercenaba el derecho a la educación.En la sentencia, los camaristas también resaltaron que el Instituto Politécnico Juan XXIII era el único que quedaba a nivel provincial empecinado en mantener unas bases educativas excluyentes y segregadoras, que muestran una concepción “basada en estereotipos de género y cargada de prejuicios que resultan discriminatorios”.
Pero el asunto no terminó ahí.Para no permitir el ingreso a las mujeres el Politécnico también se resguardaba en el derecho de admisión, en “la libertad de contrato de enseñanza”, en el hecho de ser una institución privada.
Los jueces respondieron que estos motivos eran contrarios a la Constitución y al paradigma de derechos humanos. Que una institución fundada en la educación diferenciada quizás hacía sentido cincuenta años atrás, cuando la sociedad se erigía sobre otros pilares e ideales socioculturales, pero que en la actualidad había perdido toda legitimidad.Entre otros puntos centrales, este documento también hizo hincapié en “el principio de no regresividad en materia de derechos humanos” señalando que negar el ingreso de mujeres a una institución técnica subvencionada “es un retroceso que el Estado no puede permitir ni por omisión”. También recordó que “garantizar una educación inclusiva y de calidad” es parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que conforman la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para lograr un mundo mejor y que la igualdad de género es insoslayable cuando se habla de que todas las personas “deben tener acceso a los distintos niveles de enseñanza” y a adquirir “las mismas competencias en la educación”. “Los Estados parte tienen la obligación de proteger a las niñas y a las mujeres de todas las formas de discriminación que les impidan acceder a cualquiera de los niveles de la enseñanza y de velar por que, cuando se dé esa discriminación, puedan recurrir a la Justicia”, se lee allí.
El Ministerio de Educación provincial también se plegó al fallo y dio su apoyo a las alumnas para que pudieran comenzar sus estudios en la institución. El máximo tribunal de Chaco ratificó la sentencia y las primeras tres estudiantes mujeres fueron matriculadas en el Politécnico Juan XXIII.“Fue un proceso escrito en el que se obtuvo una sentencia ejemplar —recuerda con satisfacción De Langhe—. Este era el único colegio que quedaba con educación diferenciada en Chaco. Hoy ya es mixto”.
Fuente: telam
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