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10/05/2025

Comercio en crisis: por qué la Argentina exporta cada vez menos y qué tiene que hacer el país para torcer el rumbo, según expertos

Fuente: telam

La inserción comercial es débil pese a su potencial agroindustrial. La concentración de productos, los costos internos y la falta de acuerdos globales limitan el crecimiento. Qué dicen los expertos

>Durante más de un siglo, el comercio internacional fue una de las fuerzas motrices del desarrollo económico global, pero la Argentina tuvo una inserción intermitente en ese proceso.

¿Podrá hacerlo en los próximos años? Los desafíos actuales en materia de competitividad son importantes, no sólo por problemas de la economía doméstica (cuyos costos en dólares se encarecieron mucho, el Gobierno aún no avanzó con las reformas estructurales y el peso se aprecia cada día más), sino también por el Según repasa un informe de Fundar, en 2024 las exportaciones argentinas alcanzaron a USD 96.899 millones, de los cuales el 82% correspondió a bienes, fuertemente concentrados en el complejo agroindustrial, y el 17,7% restante fueron servicios, especialmente los basados en el conocimiento y el turismo. Los productos primarios -como soja, maíz y trigo- y las manufacturas de origen agropecuario -aceites, pellets, carnes- conforman aproximadamente la mitad del total exportado.

El crecimiento de las exportaciones argentinas ha sido muy desigual en las últimas décadas. Mientras que entre 1880 y 1915 el país logró insertarse con fuerza en el comercio mundial, alcanzando una participación del 4% en los envíos globales, esa tendencia se revirtió a partir de la segunda mitad del siglo XX.

En el plano regional, el retroceso también es evidente. En 1948, Argentina era la economía más exportadora de América Latina; hoy ocupa el cuarto lugar detrás de México, Brasil y Chile. Estos países, a diferencia de Argentina, lograron insertarse mejor en cadenas globales de valor a través de tratados comerciales e integración regional efectiva.

Uno de los principales desafíos que enfrenta el país es la concentración del patrón exportador. La mayor parte de las ventas al resto del mundo sigue dependiendo de un grupo limitado de sectores tradicionales.

La baja competitividad actual es una limitante clara, pero Elizondo confía en que una vez que se logre estabilizar la economía, llegará la etapa de las reformas estructurales que le permitirán al Gobierno bajar impuestos y otros costos que compensarán así lo que no se gana por la vía cambiaria. Los planes de estabilización llevan habitualmente a Los industriales vienen reclamando “nivelar la cancha” desde hace varios meses, más aún en un contexto en el que no sólo se les dificulta competir con el mundo para exportar sino que también en el mercado interno, frente a la competencia de los productos importados. Días atrás el Gobierno hizo un gesto al sector industrial mediante la baja a 0% de los derechos de exportación de más de 4000 posiciones arancelarias de Manufacturas de Origen Industrial (MOI), y en la UIA aplaudieron la medida, pero plantean que es apenas una pequeña señal en el camino de la competitividad, según precisó su flamante presidente, Martín Rappallini.

Los economistas de la consultora FIEL expertos en comercio exterior, Marcela Cristini y Guillermo Bermúdez, destacaron en un reciente informe que, pese a las oportunidades que tiene, la Argentina enfrenta una “paradoja productiva-competitiva”. Remarcan que si bien el país tiene capacidad para producir a precios competitivos en origen, los costos logísticos internos, la infraestructura deficiente y la volatilidad macro impiden que esa oferta llegue en condiciones favorables a los mercados globales. La baja inversión pública en conectividad y transporte -apenas 16% del PBI en la última década, por debajo de la media regional- ha sido un freno estructural para el desarrollo exportador.

Asimismo, Argentina presenta uno de los coeficientes de apertura más bajos del mundo: solo el 12% del PBI proviene de exportaciones e importaciones, frente a un promedio mundial superior al 30%. Esto refleja no solo barreras internas, sino también una política comercial históricamente cerrada, agravada por la escasa participación en acuerdos de libre comercio de escala internacional.

En el plano coyuntural, el gobierno de No obstante, el impacto de esta apertura aún se considera limitado. En el primer trimestre de 2025, las exportaciones crecieron apenas 5,3%, mientras que las importaciones aumentaron 35%, reduciendo el superávit comercial a USD 761 millones. Parte de este deterioro fue compensado por la mejora de los términos del intercambio, ya que los precios de importación cayeron más que los de exportación.

El informe de FIEL también subraya que Argentina sigue siendo uno de los 10 principales exportadores de alimentos del mundo, pero no ha logrado diversificar su canasta exportadora ni aprovechar los ciclos favorables de precios para impulsar inversiones.

El escenario global agrega incertidumbre. La intensificación de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, combinada con la caída de precios de commodities agroindustriales, minerales y energéticos —alrededor de un 5% en promedio— complica aún más las perspectivas.

La última reunión de cancilleres del Mercosur en mayo fue un paso en ese sentido. Coincide con este punto Elizondo, quien insistió en retomar el acuerdo con la UE y avanzar con Estados Unidos, si ése es el objetivo. “Hoy es muy difícil exportar si no pertenecés a los grandes acuerdos de impacto internacional”, remarcó el analista.

La Argentina enfrenta un doble desafío: salir del estancamiento exportador crónico y aprovechar las oportunidades que ofrece el mundo, incluso en un contexto de tensiones geopolíticas. La estabilización macroeconómica es una condición necesaria, pero no suficiente.

Fuente: telam

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