29/04/2025
¿Dónde están las canciones de protesta?: del fin de la guerra de Vietnam a la actualidad

Fuente: telam
Una historia de la música que no le tema a la política: himnos combativos, una revolución inminente y la necesidad de contar lo que está ocurriendo. Pero, ¿qué ocurre hoy?
>De entre las muchas protestas contra la guerra de Vietnam en las que actuó durante los años 60 y 70, Judy Collins nunca podrá olvidar una en Washington, D.C., donde se paró frente a miles de personas y cantó “Masters of War” de Bob Dylan.
El final de la guerra de Vietnam, hace 50 años, también ayudó a cerrar una era extraordinaria de música de protesta.
Las causas han perdurado y se han multiplicado: el control de armas y el apartheid, los derechos de las mujeres y la globalización, el cambio climático y la violencia policial. Y se han escrito canciones de protesta sobre ellas, desde “Alright” de Kendrick Lamar hasta “Sun City” de Steve Van Zandt. Pero pocas, si acaso alguna, han entrado en la memoria cultural colectiva como la música de décadas anteriores. Las canciones de protesta son tan comunes como siempre, pero los himnos de protesta son raros.
“Hoy día tienes todos estos géneros y todas estas identidades, y las cosas son más descentralizadas”, dice Ginny Suss, quien ayudó a organizar la Marcha de las Mujeres de 2017 en Washington y fundó el Resistance Revival Chorus, un colectivo de decenas de cantantes especializado en música de protesta.Ronald Eyerman, profesor de sociología de la Universidad de Yale y coautor del libro de 1998 Juventud y Movimientos Sociales, dice que ha pasado mucho tiempo desde que surgió una canción como “We Shall Overcome”, una tan universal en su mensaje que pueda adaptarse a numerosas causas. “Las canciones de protesta tienden a ser muy específicas para un tema y un momento y lugar en particular”, observa, añadiendo que no puede pensar en “ningún himno relacionado con la movilización por el cambio climático o los derechos LGBTQ+”.El auge de la música de protesta en los años 60 encaja en la narrativa más amplia de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. La creciente prosperidad y tecnologías emergentes como la televisión y las radios portátiles ayudaron a dar a la generación del “baby boom” un sentido sin precedentes de autonomía y experiencia común, mientras que la guerra de Vietnam y los movimientos por los derechos civiles unieron a millones de personas a través de razas, clases y geografías.“Había una intensidad increíble de sentimientos sobre la situación política”, dice Dorian Lynskey, autor de 33 Revoluciones Por Minuto: Una Historia de las Canciones de Protesta, publicado en 2011. “Mucha gente esperaba una revolución inminente”.
Las canciones de protesta de los años 60 y 70 no solo se escuchaban en las manifestaciones. Desde “Blowin’ in the Wind” hasta “People Get Ready” y “Ohio”, también figuraban en los primeros lugares de las listas Billboard.Bill Werde, exdirector editorial de Billboard y director del programa de negocios musicales Bandier de la Universidad de Syracuse, dice que la música de protesta aún existe en Estados Unidos, pero no está seguro de que haya el apetito suficiente para que sean éxitos convencionales.“Esto ha llevado a un llamado nacional por una mayor libertad de expresión bajo un régimen cada vez más autoritario”, dice sobre la canción de Sukatani. “Puede ser difícil para algunas personas entender o aceptar esto, pero creo que una de las realidades simples podría ser que las cosas no están lo suficientemente mal aquí en Estados Unidos como para que la gente realmente sienta esa urgencia, comparado con lugares como ese”.
El año pasado, Residente lanzó “Bajo los Escombros” con la artista palestina Amal Murkus, dedicada a los niños asesinados por la guerra en Gaza. “No hay muchas canciones que hablen de esto”, comenta.
Eyerman se pregunta si las recientes manifestaciones masivas contra Donald Trump se “convertirán en una fuerza nacional”, con un “himno de protesta distintivo”.Como en los años 60 y 70, el país está profundamente dividido, política y socialmente. Pero Werde percibe un panorama más limitado para la música de protesta. Cita la creciente consolidación de la industria musical y el declive de los medios tradicionales, lo cual significa que “los éxitos de hoy son más pequeños que antes” y hay menos oportunidades para que las canciones de protesta se conviertan en himnos completos. Esto solo sucede si “las cosas alcanzan cierto punto... como con George Floyd y Black Lives Matter”.A menudo, las canciones de protesta se convierten en himnos debido a su recepción.
“Rich Men North of Richmond”, de Oliver Anthony, es un ejemplo, una canción sin vínculos explícitos con ningún partido político que se convirtió en un himno para los republicanos en 2023. “Habla sobre la difícil situación del trabajador”, dice Werde. “Demuestra cómo la música puede ser manipuladora en ciertos momentos y cómo gran parte de la política se trata de comercializar una idea, sea cierta o no”.Su ejemplo más convencional de protesta en la música pop es la actuación de Lamar en el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl, con un guiño al himno de los años 70 “The Revolution Will Not Be Televised” de Gil Scott-Heron y su simbolismo indirecto, presentado de una manera en que los patrocinadores corporativos estuvieron de acuerdo y que no dejaría a una gran parte de la audiencia “profundamente ofendida”.
“Espero que en Estados Unidos haya más (canciones políticas)”, dice. “Es extraño. Tal vez estén muy concentrados en los negocios”.
Canciones que alguna vez fueron de protesta han sido despojadas de su contexto original y reutilizadas con fines opuestos. El himno anti-Vietnam de Creedence Clearwater Revival, “Fortunate Son,” fue usado en mítines de Trump, a pesar de las objeciones del compositor John Fogerty. Además, “Blowin’ in the Wind” de Dylan fue la banda sonora de un comercial de Budweiser transmitido durante el Super Bowl de 2019.
Fuente: AP
Fuente: telam
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