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28/04/2025

“La historia la escriben los vencedores, y yo quiero contar el otro lado”: la novela gráfica de Keum Suk Gendry-Kim sobre las esclavas sexuales de guerra

Fuente: telam

La autora surcoreana transformó el trauma colectivo de su país en una obra poderosa que viaja del dolor a la memoria con una sensibilidad impactante

>La Guerra del Pacífico, iniciada con el ataque japonés a Pearl Harbor -territorio de Hawái- en diciembre de 1941 y culminada en agosto de 1945 con la rendición del Imperio nipón, redefinió por completo el mapa político de Asia oriental.

Durante esos años, quedó totalmente subordinada a las necesidades coyunturales del aparato bélico japonés​. Más de La dominación colonial japonesa había transformado profundamente la economía, la política y la sociedad coreana. Sin embargo, fue durante la guerra —cuando la maquinaria imperial se reconfiguró completamente para el esfuerzo bélico— que la violencia llegó a su punto más extremo. En ese contexto de militarización total, germinó la explotación sistemática de las mujeres coreanas como esclavas sexuales del ejército japonés.

Eufemísticamente llamadas “mujeres de consuelo”, decenas de miles de niñas y adultas coreanas fueron reclutadas por la fuerza, engañadas o secuestradas por agentes militares para ser utilizadas en burdeles instalados por el ejército imperial en toda Asia y el Pacífico.

Muy pocas fueron las que sobrevivieron; Lee Ok-Sun fue una de ellas y Hierba de Keum Suk Gendry-Kim es el libro que retrata su historia de forma ilustrada, cruda y en blanco y negro.

Infobae entrevistó a la ilustradora en su llegada a Argentina para la La historia detrás de Hierba, una de las obras más impactantes de Keum Suk Gendry-Kim, nace de un deseo profundo por comprender y transmitir los traumas invisibilizados de su país y de su propia historia familiar.

“La generación de mis padres sufrió la guerra”, explicó Keum Suk cuando se le preguntó sobre su conexión con el libro. También, recordó cómo fue el contexto en el que creció: escuchando historias fragmentadas, muchas veces dolorosas, de la experiencia de su madre durante la ocupación japonesa.

En 2013, Keum Suk escribió una primera versión breve de lo que más tarde sería Hierba, basada únicamente en referencias indirectas, como documentales. Pero ese acercamiento no fue suficiente. “Cuando terminé esa novela, me di cuenta de la necesidad de encontrarme con esas mujeres y escuchar sus historias”, comentó. Fue entonces cuando emprendió un camino difícil, emocionalmente exigente, para entrevistarse con sobrevivientes reales de los abusos.

El proceso no fue fácil. La intención de Keum Suk siempre fue clara: “Mostrar la historia concreta sin dañar a nadie”. Su obra rechaza el odio y el resentimiento: “No sentir rencor hacia Japón, sino entender que lo que quedó en el pasado fue decisión de las personas que vivieron en esa época”.

El impacto de Hierba no se limitó a Corea del Sur. En Japón, su publicación generó un movimiento inesperado. “Después de que saqué el libro en Japón, hubo movimientos en los que se reunían japoneses, hicieron la traducción del libro y bajaron los precios para que todos los adolescentes tuvieran acceso”, contó con sorpresa y gratitud.

En su relato, Keum Suk enfatiza también su rol como narradora responsable. “El autor o la autora no tiene que estar agarrado emocionalmente a estas historias. Desde el costado, el lector puede sentir más y entender mejor”, explicó.

Aunque el término feminismo ganó terreno recientemente en el ámbito público coreano, Keum Suk lo reconoce como una fuerza silenciosa que la atravesó desde siempre. Su formación como artista y autora estuvo profundamente influida por mujeres que nunca se proclamaron feministas, pero lo eran en su esencia.

En una cultura tradicional como la surcoreana, hablar de feminismo sigue siendo desafiante. Pero Keum Suk no rehúye esa conversación. “Hay una diferencia entre hombres y mujeres todavía, aunque fue cambiando mucho”, reconoció.

Desde esa conciencia, observa también cómo la literatura coreana contemporánea, especialmente la escrita por mujeres, comenzó a ganar visibilidad en el mundo. El fenómeno de Han Kang, galardonada con el Premio Nobel en Literatura en 2024, es un claro ejemplo de como las voces femeninas surcoreanas se están haciendo oír del otro lado del mundo.

La visita de Keum Suk Gendry-Kim a Argentina la sorprendió profundamente. “Las mujeres latinoamericanas están muy interesadas en mi historia”, contó, todavía emocionada por la calidez y el reconocimiento que recibió durante su paso por la Feria del Libro de Buenos Aires.

La conexión no es fortuita. En sus palabras, queda claro que el público argentino encontró en sus historias algo más allá del exotismo de Corea: “La mayor cantidad de gente que me viene a ver no es gente que dice ‘quiero conocer Corea’, sino que dice ‘estas son nuestras historias’”. Ese sentimiento de apropiación afectiva, donde la distancia geográfica se disuelve, es quizás una de las pruebas más claras del poder universal de su narrativa.

Lo que yo trabajo en mis libros son cosas que ni siquiera en Corea se conocen muy bien”, explicó. Y en esa misma línea, responde con claridad cuando se le pregunta si en Japón ocurre algo similar: “La población desconoce la historia porque estudió de libros escolares con información modificada por el gobierno”.

La autora no cree en las verdades absolutas ni en los relatos cerrados. Ella elige narrar desde la grieta, desde lo que no encaja del todo. “Me interesa la historia escondida, lo que está en lo oscuro, lo que diríamos tabú”, dijo. Su literatura es, entonces, una invitación a mirar donde nadie suele mirar. A escuchar donde otros callan. A contar lo que los manuales ignoran.

Fuente: telam

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