26/04/2025
Cómo fueron los funerales de Juan Pablo II y Benedicto XVI

Fuente: telam
Por diversos motivos, las exequias de los antecesores de Francisco marcaron un antes y un después en la historia contemporánea de la Iglesia Católica
>El En abril del año pasado, el Sumo Pontífice aprobó una nueva edición del libro litúrgico para las exequias papales, conocido como el “Ordo Exsequiarum Romani Pontificis” (Rito de las exequias del Romano Pontífice). Este documento, publicado en noviembre pasado, establece directrices que simplifican los ritos funerarios de los pontífices, con el objetivo de destacar su papel como pastores y discípulos de Cristo, en lugar de figuras de poder terrenal.
Uno de los cambios más notables en las exequias papales es la eliminación del uso de tres ataúdes, una práctica que había sido parte de los funerales de los pontífices durante siglos. Esta tradición, que simbolizaba la dignidad y el poder del papa, será reemplazada por un único ataúd, en línea con la visión de Francisco de un entierro más sencillo y acorde con los valores cristianos.La decisión de Francisco de reformar las exequias papales no solo refleja su visión personal de la Iglesia, sino que también establece un precedente para futuros pontífices. El impacto de estas reformas va más allá del simbolismo. Al simplificar los funerales papales, Francisco envía un mensaje poderoso sobre la naturaleza de la Iglesia y su misión en el mundo.
El 2 de abril de 2005, a las 21:37 horas, el Vaticano anunció oficialmente la muerte de Juan Pablo II, marcando el inicio de un periodo de “sede vacante” tras el fallecimiento del pontífice a los 84 años. Este suceso no solo significó el fin de un pontificado de 27 años, sino que también dio paso a un evento sin precedentes en el siglo XXI: el primer funeral de un Papa en esta nueva era. El entierro de Karol Józef Wojtyła, conocido como “el Papa bueno”, se convirtió en un acontecimiento de relevancia mundial, reuniendo a líderes de más de 80 países y representantes de ocho casas reales.
El estado de salud de Juan Pablo II había generado preocupación en las semanas previas a su fallecimiento. En sus últimas apariciones públicas, el deterioro físico del pontífice era evidente, al punto de que ya no podía articular palabras. Su muerte marcó el inicio de un complejo protocolo fúnebre en la Santa Sede, que no se había activado en casi tres décadas. Este proceso incluyó la organización de un funeral de Estado que congregó a miles de personas en la Plaza de San Pedro, en el corazón del Vaticano.El día del funeral se estima que en la plaza hubo cerca de medio millón de personas, y otro medio millón siguió el histórico evento por las pantallas ubicadas en diferentes partes de la ciudad.
El pontificado de Juan Pablo II dejó una huella imborrable en la historia contemporánea. Durante su mandato, el Papa polaco desempeñó un papel crucial en algunos de los cambios políticos más significativos de la segunda mitad del siglo XX. Su influencia fue especialmente notable en la caída del comunismo en Europa del Este, donde su apoyo al movimiento Solidaridad en su natal Polonia fue determinante. Este legado político y espiritual quedó reflejado en la magnitud de su funeral, que fue descrito como un homenaje global a su figura.El entonces cardenal Joseph Ratzinger, quien más tarde sería elegido como Benedicto XVI, ofició el funeral de su predecesor. En su homilía, que quedó grabada en la memoria colectiva, destacó la figura de Juan Pablo II como un líder espiritual de alcance global.La diversidad de los asistentes subrayó el impacto universal del pontífice, cuya labor trascendió las fronteras del catolicismo para influir en la política y la sociedad global.
Durante el funeral, celebrado en la explanada de la basílica de San Pedro, la multitud pedía su canonización inmediata, gritando en italiano: “¡Santo súbito!” (“¡Santo ya!”).
La ceremonia fue retransmitida por todo el mundo, como en Cracovia, su ciudad natal en Polonia, donde 800.000 personas la siguieron en pantallas gigantes.El impacto de este evento se sintió más allá de las fronteras del Vaticano. La cobertura mediática global permitió que millones de personas en todo el mundo siguieran el funeral en tiempo real, convirtiéndolo en uno de los eventos más vistos de la historia. Este nivel de atención mediática subrayó la importancia de Juan Pablo II como una figura no solo religiosa, sino también cultural y política.A 20 años de aquel histórico evento, el recuerdo del funeral de Juan Pablo II sigue vivo como un testimonio de su legado. Su figura continúa siendo un símbolo de unidad y esperanza para millones de personas, y su funeral permanece como un ejemplo de cómo un líder espiritual puede trascender las barreras religiosas y políticas para dejar una marca indeleble en la historia.
El 31 de diciembre de 2022, a las 9.34, el papa emérito Benedicto XVI murió en su residencia del monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano. A diferencia de los otros pontífices, su fallecimiento no fue anunciado en la Plaza de San Pedro, sino por Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa del Vaticano.El funeral de Benedicto XVI, celebrado en la plaza de San Pedro del Vaticano el 5 de enero de 2003, no solo representó un momento solemne para la Iglesia católica, sino también un evento cargado de simbolismo histórico. Presidida por el papa Francisco, la ceremonia evocó inevitablemente el recuerdo de las exequias de Juan Pablo II, realizadas en el mismo lugar en abril de 2005.
No obstante, no estuvo exento de complejidades, ya que su fallecimiento puso fin a una década de equilibrio entre dos figuras papales que convivieron en el Vaticano.
Durante los años de convivencia en el Vaticano, Francisco había descrito a Benedicto XVI como “un sabio abuelo” cuya presencia era una fuente de consejo y apoyo.
Fuente: telam
Compartir
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!