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25/04/2025

De vendedor de flores a compositor y gran promotor del tango argentino: la apasionante vida de Ben Molar

Fuente: telam

El productor musical y autor de más de 100 canciones, entre ellas famosos boleros como “Volvamos a querernos”, falleció el 26 de abril de 2015 a los 99 años. A lo largo de su carrera, se encargó no solo de impulsar artistas de diferentes géneros, sino también de lograr el reconocimiento de los grandes de la música popular e instaurar el Día Nacional del Tango

>“El tango es un regalo que Argentina le hizo a hombres y mujeres de muchas partes del mundo, que inmediatamente se adaptaron y amaron esta tierra”.

Hijo de un matrimonio de inmigrantes polacos, había nacido el 3 de octubre de 1915 en el barrio de San Telmo, en Buenos Aires. Sus primeros trabajos fueron como vendedor de flores y operario de una fábrica. Sin embargo, su pasión era la música. Comenzó su carrera como bolerista en los años ‘40, cuando la mayoría de las canciones de este género venían de México y Centroamérica. Sentía que nadie le iba a prestar atención a un compositor oriundo de la Argentina e inventó una mentira piadosa que, con el tiempo, terminó rebautizándolo.

Desde su propio sello discográfico, Fermata, promovió a artistas tan disímiles como Mercedes Sosa, Sandro, Los cinco latinos, Palito Ortega, Juan Ramón, Los Abuelos de la Nada o Las Trillizas de Oro. Pero, de alguna manera, él sentía que la sociedad estaba en deuda con el tango, ese que su propia madre le había enseñado a amar de chico. Cabe señalar que, por su iniciativa, se colocaron en 40 esquinas de la calle Corrientes, placas de bronce con el nombre de reconocidas figuras del género, entre ellas: Libertad Lamarque, Mariano Mores, Enrique Cadícamo, Horacio Salgán, Tania, Tita Merello y Raúl Lavié. Pero lo que lo enorgullecía, por sobre todas las cosas, era haber logrado que se colocara un monumento de más de dos metros de Carlos Gardel en el barrio del Abasto.

Luchó durante 11 años para lograr instaurar el 11 de diciembre como el Día Nacional del Tango. “Yo estaba parado una noche de 1965 en La esquina del tango, es la que mis amigos Francisco Pacránico y Celedonio Flores hicieron que se llamara Corrientes y Esmeralda. Estaba esperando un medio de locomoción que me llevara a la casa de Julio Decaro que vivía en Callao y Guido, porque iba a festejar el cumpleaños de él. Y ahí pensé: ‘Hoy nació él y también, aunque diez años antes, Gardel. Y son dos de las grandes vertientes del tango: la voz y la música. Los dos más importantes del tango. Dos creadores’. Entonces empecé a perseguir a los secretarios de cultura”, contaba.

Por aquellos años, también, creó el proyecto 14 para el tango, un movimiento artístico que incluía música, pintura y escritura. Participaron los escritores León Benarós, Jorge Luis Borges, Nicolás Cocaro, Córdova Iturburu, Florencio Escardó, Baldomero Fernández Moreno, Alberto Girri, Leopoldo Marechal, Carlos Mastronardi, Manuel Mujica Láinez, Conrado Nalé Roxlo, Ulises Petit de Murat, Ernesto Sábato y César Tiempo. Ya con las letras terminadas, fueron convocados los músicos José Basso, Miguel Caló, Juan D’Arienzo, Alfredo De Angelis, Julio De Caro, Enrique Delfino, Lucio Demare, Osvaldo Manzi, Mariano Mores, Sebastián Piana, Astor Piazzolla, Armando Pontier, Héctor Stamponi y Aníbal Troilo. Y, como final, le acercaron la propuesta a los artistas plásticos Carlos Alonso, Héctor Basaldúa, Carlos Cañás, Santiago Cogorno, Zdravko Duckelic, Raquel Forner, Vicente Forte, Mario Darío Grandi, Julio Martínez Howard, Onofrio Pacenza, Leopoldo Presas, Luis Seoane, Raúl Soldi y Carlos Torrallardona. El resultado fue un álbum con 14 títulos, que incluía un texto con el pensamiento de los artistas sobre el tango y las láminas que reproducían las creaciones pictóricas que se expusieron en distintos bares.

Realizó la música de las películas Días calientes (1966) y Punto y banca (1959) y compuso temas para los films Un elefante color ilusión (1970), Yo soy el criminal (1951), Fascinación (1949) y Navidad de los pobres (1947). Por su trayectoria ha recibido el título de Ciudadano Ilustre de Buenos Aires y distintas distinciones en la Academia Nacional del Tango de la República Argentina, además de ser Presidente Honorario de la Asociación Gardeliana argentina y de la Academia Porteña del Lunfardo. Y se esforzó por lograr que los lugares porteños más icónicos fueran preservados. “Si uno va a España, Francia, a otros lugares del mundo, ve con que esmero cuidan las esquinas, los cafés, los edificios históricos”, decía.

Había estado casado con la actriz Pola Neuman, madre de sus hijos Daniel y Rubén Brenner. Y aunque fue muy exitoso, hasta el día de su partida se esforzó por mantener la sencillez. Un rasgo que me enseñaron mi papá y mi mamá, era que tenía que pisar en la tierra, nunca decir que estoy medio metro más arriba. Y yo logré demostrarles eso a los que estaban a mi lado, que también tenían que pisar en la tierra, con toda humildad”, remarcaba el letrista.

Fuente: telam

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