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13/04/2025

Cómo funcionan los “taxi partidos”, los frentes políticos que “alquilan” sus siglas a candidatos para las elecciones en Bolivia

Fuente: telam

En medio de la crisis del sistema de partidos en el país sudamericano, hay organizaciones políticas que resurgen en los periodos electorales y ofrecen su espacio a cambio de cuotas de poder, cargos de representatividad o dinero

>En los meses previos a las elecciones presidenciales en Bolivia resurgen lo que localmente se denominan “taxi partidos”, aquellas organizaciones políticas que no tienen gran militancia ni estructura, pero que están legalmente habilitadas para participar en la votación. De esa forma, los potenciales candidatos que no tienen partido buscan alianzas con organizaciones políticas que no tienen liderazgos competitivos para realizar acuerdos pragmáticos en busca del poder, sin consideraciones ideológicas ni programáticas de por medio.

El acuerdo entre ambas partes tenía el objetivo de postular a Morales a la Presidencia en las elecciones previstas para el 17 de agosto, a pesar de los impedimentos legales que lo inhabilitan para disputar el voto.

¿Qué hay detrás de estos acuerdos que naufragan incluso antes nacer? ¿Qué principios unen a los partidos con sus candidatos? ¿Cómo responde el electorado a estas prácticas?

Entre estas organizaciones hay algunas que ponen a disposición su sigla para las elecciones nacionales como un método de “supervivencia administrativa”, según explica la analista y ex diputada Erika Brockmann.

En Bolivia, crear un nuevo partido de alcance nacional es casi tan difícil como mantenerlo vivo porque requieren cierto respaldo popular. Para inscribir una nueva organización se necesita una identidad, algunos documentos constitutivos y un registro de militantes que sea equivalente al 1,5% del padrón nacional -lo que equivale a algo más de cien mil firmas- y estas además deben representar al menos el 1% del padrón de cinco regiones del país.

En tanto, para mantener las siglas vigentes, además de cumplir requisitos organizacionales y administrativos, éstas deben superar el 3% de la votación en los comicios nacionales. De lo contrario, pierden la personería jurídica y hay partidos históricos, como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, que han corrido esa suerte.

“Son como franquicias a cambio de número de representaciones y son transacciones muy frágiles porque no son ideológicas, dependen de intereses, no de valores o principios”, explica el investigador y ex presidente del Tribunal Supremo Electoral, José Luis Exeni, que apunta que los “taxi partidos” no son algo novedoso en la política nacional y que están relacionados con la crisis de los partidos.

En estos acuerdos al parecer no existe ningún componente de orden ideológico. El FPV, que hasta la semana pasada estaba dispuesto a postular al izquierdista Morales, en la elección de 2020 presentó a Chi Hyung Chung, un empresario y pastor evangélico de origen coreano que tiene un discurso liberal y ultraconservador. Esto demuestra que los acuerdos son netamente pragmáticos y no responden a convergencias programáticas ni de visión de país.

El sistema de partidos políticos en Bolivia atraviesa un momento de inflexión con la división del MAS, el partido que protagonizó la política boliviana en los últimos 20 años y que batió récords de votación a nivel nacional, llegando a tener dos tercios en el Congreso. Con la implosión del MAS, los analistas observan que el campo político en Bolivia entra en una fase de transición en la que dejará de tener un partido dominante para volver a ser multipartidista, en el que los pactos entre las minorías serán necesarios para la gobernabilidad.

Sobre los nuevos escenarios, Brockmann agrega que hay que tener en cuenta a la ciudadanía activa en los asuntos públicos que está al margen de la política partidaria, pero puede tener espacios de poder importantes, como los sindicatos, los comités cívicos o las iglesias evangélicas. “Hay que lidiar con todo eso, porque hacen parte del escenario político y hay que saber canalizar la gobernanza con estos actores de poder real”, apunta.

Fuente: telam

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