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13/04/2025

El Malba camino a sus 25 años: muestras, proyectos y desafíos internacionales

Fuente: telam

El nuevo director artístico, Rodrigo Moura, y el fundador y actual presidente honorario, Eduardo Costantini, reflexionan sobre presente y futuro del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires

>Fundado por Tras la salida de la venezolana Moura es el quinto director y el cuarto internacional, tras el mexicano Agustín Arteaga (2001-2002), el argentino Marcelo Pacheco (2003-2013), el español Agustín Pérez Rubio (2014-2018) y Rangel (2019-2021), lo que marca desde sus inicios un proyecto de internacionalización que se sostiene en relaciones con museos de otros países y que, en esta entrevista con Infobae Cultura, Costantini y Moura comentaron que crecerá a partir de “una política coherente con relación a los préstamos” “con la finalidad también de buscar una reciprocidad” con otras instituciones.

Sin embargo, la búsqueda del museo que posee verdaderas joyas del arte regional como Moura también tendrá a su cargo la supervisión de los programas de Publicaciones, Educación y Programas Públicos, y la articulación con los departamentos de Cine y Literatura, que lideran Fernando Martín Peña y María Soledad Costantini, con quienes, confesó en este encuentro, buscará “hacer exposiciones multidisciplinares”.

Además, el presidente honorario del museo y el nuevo director adelantaron que habrá una muestra de pop brasileño para cerrar el calendario 2025 y anticiparon algunos de los proyectos más importantes para el aniversario, entre los que se encuentra la llegada de obras de la Colección Costantini que jamás se mostraron en el país, entre otros temas.

Primero preguntarle a Eduardo, ¿cómo fue el proceso de selección de Rodrigo? ¿Qué es lo que tenían en mente a priori para la elección?

Claro, si uno mira los directores artísticos que tuvo el Malba alrededor del tiempo, se ve como ya en los últimas tres, incluyéndolo a Rodrigo, tienen un perfil más internacionales. Es un poco la búsqueda para el museo, reforzar el posicionamiento dentro de la escena del arte latinoamericano y en los museos en sí, ¿no?

E.C.: — Bueno, no necesariamente tiene que ser alguien no argentino, digamos. No tiene nada que ver. Pero no es fácil. Obviamente, dentro del segmento argentino hay menos posibilidades. Cuando uno amplía ese arco de búsqueda hay muchas personas que saben mucho de arte latinoamericano, que no son argentinos. Después también es importante una persona que tenga contacto, conocimiento del ámbito internacional, referido a lo latinoamericano, pero también en general. Entonces ahí también se hace más fácil, porque son personas que tal vez estén viviendo en el exterior o han vivido. Y aparte que aportan el conocimiento de su país. Agustín Pérez Rubio era español, pero en el caso de Rodrigo es brasilero. Y entonces trae además la especificidad de todo el conocimiento aún más acabado del arte brasilero, que es una piedra angular del arte latinoamericano. Y aparte, él vivió en Nueva York seis años. Entonces eso le da una característica internacional global que suma a los requerimientos del Malba.

Rodrigo, quería preguntarte por cuál fue tu motivación personal para aceptar el desafío.

Siempre tuve mucha admiración por el Malba. Y siempre me pareció que podría contribuir con este proceso tan importante que comenzó hace casi 25 años o antes incluso porque Eduardo empieza como coleccionista y desarrolla su visión. Así que el Malba es un poco también como la culminación de un proceso, pero de hecho yo tenía muchas ganas y ya pensaba en algún momento hacer una contribución para este proyecto. Y tuve la suerte que estaban buscando un director y ahí, como comentó Eduardo, empezamos a conocernos, algunos meetings en Nueva York, donde él estaba viendo obras. Ahí nos conocimos. Ya habíamos estado juntos socialmente en Buenos Aires, en fiestas, cosas así. Pero nunca habíamos hablado más claro y le expuse un poco mi visión, lo que podría hacer por Malba y coincidimos en lo que se podía hacer, en la subida de perfil en el panorama global de las instituciones en el siglo XXI. Yo creo que también en todas las cuestiones de diversificación de la colección. Si uno la mira, ves que las artistas mujeres son tan importantes para la colección moderna: Tarsila, Varo, las surrealistas, Frida y todo eso es un legado que uno tiene que seguir interpretando y seguir explorando con nuevas visiones.

A partir de esa experiencia en el Museo del Barrio. ¿Qué es lo que podés tomar de allí? ¿Qué crees que se puede aplicar al Malba?

R.M.: — Raramente se transfiere de una manera así, 1 a 1, lo que pasa de una a otra institución. Son muy diferentes, pero sí aprendí un montón ahí. Y la cultura de museo en Estados Unidos, sobre todo la cultura de trabajo, es muy diferente a la cultura del trabajo del museo en América Latina.

¿En qué es diferente?

Dentro de estas estructuras diferentes, debe haber un montón de desafíos que te van a marcar cuáles son las posibilidades que te puede dar el espacio.

Eso ha sido muy importante porque incluso les dio a estos artistas mucha proyección global en un momento donde se encuentra un interés renovado de instituciones y que se monta una institución nueva en el escenario. Ahí trabajar con artistas vivos ha sido una cosa fundamental. También con legados de artistas contemporáneos, que empezaron a trabajar de los años 60 y hasta el siglo XXI, como Cildo Meireles, Tunga o Lygia Pape, entre los brasileños, y entre los latinoamericanos, los argentinos Jorge Macchi o Víctor Grippo con su familia o el cubano Carlos Garaicoa.

¿Es una experiencia que te gustaría ahondar más en el Malba?

Una de las características de este espacio es, justamente, el trabajo con artistas en diferentes estadíos de carrera. En este momento, por ejemplo, está la joven R.M.: — Totalmente, es un museo que tiene diversos compromisos con varias generaciones. Pero la colección me parece que es la línea maestra. Porque incluso en la colección se combinan cronologías del siglo XX al XXI. Así que se colecciona obras históricas. Pero seguimos coleccionando obras contemporáneas. Esa es una cosa fundamental, como la sala 1 que tradicionalmente es como un espacio de experimentación para el arte de América Latina. Me acuerdo que, por ejemplo, vi primero aquí una exposición de Carlos Motta, que es un artista colombiano que hoy tiene una retrospectiva en Barcelona, que recién había enseñado en la Bienal de San Pablo. Así que es un estar conectado con los artistas emergentes, eso siempre ha sido un compromiso de Malba y lo va a seguir siendo.

R.M.: — Y ahora está con una exposición grande en el Guggenheim de Nueva York.

R.M.: — (Ríe) Se pueden decir los artistas con los que ya estamos trabajando este año para darte un panorama. Los que no están programados mejor no nombrarlos. Este año la programación empezó con Guillermo Kuitca, donde se hace una cosa que me parece fundamental en un museo que es tener un recorte claro, muy, muy preciso y dar relieve a un período de la producción de un artista. Es una cosa que ojalá sigamos haciendo en exposiciones y con enfoques claros de un período porque ya había tenido una retrospectiva hace como unos 20 años.

Generalmente, cuando asume un nuevo director artístico suele dar una nueva perspectiva a la Colección. ¿Eso lo tenés pensado?

La idea es extenderla, digamos.

E.C.: — Lo que está mencionando Rodrigo es para el aniversario de los 25 años del año que viene, que es en septiembre.

R.M.: — Sí, muy activo, dinámico. Eso me parece un desafío.

Claro, ¿y cómo va a ser el trabajo en tándem con Puertos y con la sede principal?

Más allá de las diferencias que puede haber entre un público más sajón o brasilero de tus experiencias anterires, ¿tenés una mirada de cómo te gustaría tentar más al público local?

¿Y para el Malba Capital?

¿Te gustaría lograr como una integración, digamos?

Generalmente, ese tipo de integración se da a través de los Programas Públicos, actividades donde se invita a pensar o conocer ciertos temas que por ahí al ojo común de uno no se las tiene en cuenta y que giran en torno a una muestra o a un artista. En este caso, ¿sería buscar que esos Programas Públicos de alguna manera ingresen en la muestra?

Volviendo al calendario que estaban comentando recién. Ya estamos sobre la fecha de la exposición en Qatar, ¿cómo se redistribuyó el espacio de las obras que se fuerom?

R.M.: — Va a pasar que se va a tener acceso a obras que jamás tuvimos. Todo lo que estaba en la Colección Costantini en Estados Unidos y todo lo que está en Malba serán opciones de obra para curar estas muestras, tanto la moderna como la contemporánea. El año que viene será fantástico.

¿De qué obras o artistas estamos hablando?

Muchos de los artistas que se fueron a Qatar.

Ese es el gran proyecto para los 25 años.

R.M.: — Son dos proyectos paralelos, un catálogo de esta muestra, pero a la vez un proyecto que influye en el otro, en términos de investigación y todo. Pero sí, estamos preparando un nuevo libro de la Colección y un libro hecho también de una perspectiva más de divulgación y difusión internacional de la Colección, para lo cual vamos a colaborar con una editorial internacional. Así que me parece que sería una oportunidad también de poner a la Colección un poco al servicio de la difusión del arte latinoamericano en formato de publicación para un público más amplio, en versiones en español y en inglés.

Para cerrar. En la entrevista que tuve con Eduardo, por los 20 años del Malba, le pregunté cómo había sido inicio en la relación con el arte y el coleccionismo. En este caso, Rodrigo, me gustaría hacerte la misma pregunta, ¿tenés algún recuerdo que sea iniciático o que vos reconozcas que fue el que despertó este interés?

[Fotos: gentileza prensa Malba]

Fuente: telam

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