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10/04/2025

El campeón de patinaje que desafía los límites entre los vagones del subte B y el escenario: “Siempre me acepté como soy”

Fuente: telam

Lucas Benítez nació con un angioma que reduce su visión y fue cinco veces campeón argentino de patinaje artístico en su categoría. Desde 2014, sorprende a los pasajeros de la línea B con sus shows, algunos musicalizados con canciones inéditas de Disney

>Desde hace unos 10 años, Lucas Benítez convierte los vagones de la línea B del subte en una pista de patinaje. Con música que elige especialmente y movimientos ensayados, su cuerpo se desliza entre los pasajeros, salta, gira, se cuelga de las barras y sonríe. Avisa a los que estiran las piernas que pasará por allí, claro, para que nadie salga lastimado.

Nació con un angioma que reduce su visión y fue cinco veces campeón argentino de patinaje artístico en su categoría. Sin sentirse especial por todo lo que superó, cuenta que vive su discapacidad con total normalidad y que nunca permitió que opacara sus sueños: “¿Cuántas personas son felices por trabajar de lo que les apasiona? ¡Yo lo soy!”, afirma.

Lucas nació y creció en Villa Bosch, una localidad del conurbano bonaerense. Cuenta que siempre tuvo una vida feliz y que está agradecido por todo lo que tiene. “Siempre me acepté como soy”, asegura hoy a sus 35 años, y revive una anécdota: “En la escuela secundaria, un compañero me puso Mancha de apodo. Y hasta ahora me dicen así. Incluso en el club y no me molesta. Los más chiquitos también me llaman Mancha”.

Su primer contacto con los patines fue a los ocho años, en un club cercano a su casa. “Vivía al lado de un club donde daban clases de patín. Mi mamá me inscribió; yo estaba feliz pero empecé con unos rollers y después seguí con los patines de tirita, que me los compré con la plata de la comunión”, recuerda entre risas. “¡Eso fue hace muchos años ya!”, agrega dejando ver su buen humor. Pero con el tiempo dejó de sentirse feliz por lo que hacía y, más adelante, se alejó completamente de ese deporte: “No me enseñaban bien”, resume sobre sus primeras experiencias que tuvo cuando ya había comenzado a participar en torneos de liga de patinaje artístico.

Desde que comenzó a competir de manera profesional, Lucas ganó una medalla de plata y cinco de oro; fue campeón de la Copa Uruguay 2018 y participó en numerosos torneos. También representó al Team Bosch en competencias grupales. “En Funes, Santa Fe, ganamos el Grand Prix en show, dúo y cuarteto. Ahora vamos a competir en el torneo Nacional de Clubes en Villa María y a mí me toca hacer la apertura del torneo”, cuenta emocionado.

Una parte fundamental de su sustento económico proviene del dinero que gana recorriendo la ciudad en los distintos vagones de la Línea B del subte. Esa es una zona —o pista de patinaje— que conoce muy bien: allí empezó cantando a los 16 años, más tarde sumó coreografías, y desde 2018, patina y despliega su arte.

También, Lucas explica que los ingresos que recibe tras pasar la gorra le permiten cubrir los costos de su carrera, que son elevados. “¡Una malla de gala cuesta 600 mil pesos!”, cuenta, y el dato sorprende. Sin necesidad de hacer números, dice que el tipo de tela y los materiales que usan para confeccionarla a medida son costosos.

Hoy, gracias a un video viral cumplió otro deseo. “Pude comprar la malla que quería sin trabajar tres meses seguidos”, dice y agradece las colaboraciones que recibió de quienes vieron su publicación en la cuenta de Instagram lucasbenitez.patin, donde lo siguen unas 30 mil personas. Pero ese no es único gasto: los patines de alta gama que necesitan pueden alcanzar los 8 millones de pesos debido a las características que los hacen ideales para las competencias.

Actualmente, Lucas vive en una casa propia en la localidad de Pablo Podestá, que logró comprar tras un litigio familiar. “Fallecieron mis viejos, y tuve que pelear con mi hermana —aunque no es mi hermana biológica—. Con ayuda de la gente del patín y un abogado, pude vender la casa familiar, dividir la plata en dos y tener mi casa propia. Ahora tengo un techo gracias a ellos”, agradece. “Aunque no tengo familia de sangre, sí tengo la familia del patín. Si necesito algo, ellos están ahí”.

Pese a que padece un angioma que le genera glaucoma en un ojo y que tiene una válvula que regula la presión ocular, el joven hombre cuenta que nada de eso hace que deba tener más cuidados de los habituales en su deporte. “No uso gotas por el glaucoma, sólo me hago controles. Pero no me limita en nada. Tengo cinco medallas nacionales”, recuerda.

Orgulloso de sus logros revive el momento de 2022, en el cual un video suyo patinando con la canción de Frozen se hizo viral y llegó a Disney: “Desde entonces, mi vínculo con esa empresa es oficial: empecé a recibir canciones inéditas para coreografiar. Recibo los temas dos semanas antes de que salgan y comienzo a armar coreografías. Además, como tengo muy buen oído, a veces improviso en función de la música. Por ejemplo, el sábado pasado patiné sin coreografía marcada, y saqué buen puntaje igual”, detalla sobre su última presentación.

*Lucas también se sustenta de donaciones que recibe en el alias patin.subte

Fuente: telam

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