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07/04/2025

Los jóvenes estudiantes que se preparan para representar a la Argentina en un Mundial aeroespacial avalado por la NASA

Fuente: telam

Diez alumnos del Instituto Tecnológico de Buenos Aires fueron seleccionados como finalistas de la CanSat Competition. Buscan sponsors para viajar en junio a Virginia, Estados Unidos. El evento desafía a equipos de todo el mundo a diseñar y construir un satélite del tamaño de una lata de gaseosa

>Cuando los diez estudiantes del ITBA comenzaron el proyecto no se conocían entre sí y ahora se preparan para viajar en junio a Virginia, Estados Unidos, para participar en la final de la competencia internacional CanSat Competition, organizada por la American Astronautical Society. El certamen convoca a universidades de todo el mundo a desarrollar una misión aeroespacial a pequeña escala, replicando el diseño, armado y lanzamiento de un dispositivo que simula un satélite.

Este grupo—seleccionado por sus antecedentes académicos y experiencia en iniciativas previas— está integrado por estudiantes de ingeniería mecánica, electrónica, industrial, informática y bioingeniería, divididos en subgrupos responsables de estructuras, hardware, software y operaciones. Hasta el momento, pasaron una primera evaluación en la que obtuvieron un 99% de cumplimiento de los requerimientos técnicos, quedando en segundo lugar junto a sus pares de otras tres naciones.

Daniela recuerda que en la primera reunión del grupo casi no se conocían entre sí. “Fue principalmente de presentación”, dice. Sin embargo, no tardó en aparecer la motivación compartida por un objetivo en común: construir desde cero un artefacto que simulara una misión espacial. “Hicimos un plan de tareas pendientes en orden de prioridades y con eso nos guiamos. Por suerte rindió, porque nos fue muy bien”, asegura la joven de 23 años.

El grupo argentino que participa este año fue seleccionado por sus pares, quienes compitieron en la edición anterior y alcanzaron el quinto puesto. “Nosotros fuimos los que quisimos anotarnos”, cuenta y admite que la experiencia previa de esos estudiantes fue clave. “Fueron como padrinos del proyecto y tienen roles como el resto del grupo. Somos todos pares aunque ellos nos guían por la experiencia”, agrega y aclara que el trabajo se organizó de forma horizontal.

La iniciativa que arrancó en enero de este año, que no forma parte de ningún programa obligatorio de la carrera, reunió a estudiantes de distintas especialidades. “Es un proyecto multidisciplinario. Hay alumnos de las carreras de ingeniería mecánica, electrónica, industrial, informática y bioingeniería”, detalla y destaca que, además, están divididos en subgrupos, se reparten las tareas según el área de formación. “Yo estoy en el grupo de estructuras y materiales, junto con todos los chicos de mecánica. Nos encargamos del diseño y la fabricación del CanSat”.

Respecto a qué pasará es día, explica que durante el lanzamiento, cada equipo deberá analizar en tiempo real los datos transmitidos por su dispositivo. “Durante el lanzamiento tenemos que recibir las señales y analizarlas”, explica Daniela. El evento se realiza en una zona descampada habilitada para prácticas educativas, alejada de interferencias.

Uno de los aspectos que más valoran los estudiantes es el apoyo institucional recibido tanto por los profesores como por las autoridades del instituto. “Nos prestan los laboratorios y todos los talleres que necesitemos. Los profesores siempre están dispuestos a darnos una mano. Les encanta que podamos poner en práctica las cosas que aprendemos en la facultad”, destaca orgullosa por ser una de las dos mujeres argentinas que forman parte de este desafío.

“Estamos en busca de sponsors. Tuvimos una reunión en Cancillería donde nos pusieron en contacto con la Marca País y con distintas empresas interesadas en ayudarnos”, explica Daniela. Gran parte del equipo cuenta con becas estudiantiles, por lo que el acompañamiento externo fue determinante para ellos. “Si no fuese por los sponsors, a más de uno se le complicaría viajar”, asegura la joven y se ilusiona con la posibilidad de que los diez puedan cumplir el sueño de viajar juntos.

A sus 23 años, Daniela sueña con dedicarse a la industria aeroespacial. La competencia no solo representa para ella una instancia de aprendizaje técnico, sino también una posibilidad de construir vínculos con jóvenes de otras universidades del mundo. “Nuestros compañeros que participaron el año pasado nos contaron que es algo increíble. Está buenísimo conocer gente con tu misma pasión pero de un contexto completamente distinto”, dice emocionada pensando en lo que vendrá.

Aunque el cierre de este proyecto será en Virginia, lo que se pone en juego va más allá de un resultado: es la posibilidad de construir futuro con herramientas propias y el trabajo en equipo. “Probablemente busquemos proyectos nuevos. Somos chicos a los que nos interesa esto. Este tipo de competencias son una fuente de aprendizaje enorme”, finaliza.

Fuente: telam

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