Viernes 11 de Abril de 2025

Hoy es Viernes 11 de Abril de 2025 y son las 10:57 ULTIMOS TITULOS:

04/04/2025

Ahora le toca a él: expresidentes y líderes políticos escriben sobre el pensamiento liberal de Mario Vargas Llosa

Fuente: telam

El libro “El polemista arriesgado“ reúne textos de María Corina Machado, Mariano Rajoy, Vicente Fox y Mauricio Macri entre otros, dedicados al escritor peruano premio Nobel como referente intelectual

>Catorce destacados políticos de España y América Latina se han reunido en torno a una obra colectiva que rinde homenaje a Mario Vargas Llosa, no solo como novelista de talla internacional, sino como pensador comprometido con la defensa del liberalismo y la libertad individual. El libro, titulado El polemista arriesgado: catorce asedios liberales a Vargas Llosa, ha sido editado y prologado por su hijo, el también ensayista Álvaro Vargas Llosa.

La obra reúne textos de figuras con experiencia en la alta política de sus países, tanto desde la presidencia como desde el parlamento. Entre los participantes se encuentran la dirigente opositora venezolana María Corina Machado, el expresidente del gobierno español Mariano Rajoy, y exmandatarios como Mauricio Macri (Argentina), Guillermo Lasso (Ecuador), Laura Chinchilla (Costa Rica), Andrés Pastrana (Colombia), Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica), Jamil Mahuad (Ecuador), Iván Duque (Colombia) y Vicente Fox (México). Todos ellos reflexionan, desde la experiencia política, sobre el pensamiento de un escritor que ha influido de manera singular en el debate público contemporáneo.

El libro ofrece un retrato coral de Vargas Llosa como intelectual que ha asumido la confrontación ideológica no desde el adoctrinamiento, sino desde la apuesta por el diálogo, la crítica y la razón. Su participación en el debate público ha sido, según los colaboradores, una forma de resistencia ante lo que él considera el avance de los “bárbaros”: aquellas corrientes que pretenden desmantelar los pilares de la democracia liberal.

Lejos de erigirse como portavoz de una doctrina cerrada, el escritor peruano premio Nobel de literatura ha reivindicado un liberalismo fundado en la pluralidad de valores, la moderación y la autocrítica. Los textos que componen esta obra buscan precisamente dar testimonio de esa postura, inspirada en pensadores como Isaiah Berlin, quien advirtió que los grandes ideales humanos no siempre son compatibles entre sí. Desde esa convicción, Vargas Llosa aboga por fórmulas de convivencia que preserven la libertad sin sacrificar el respeto mutuo.

Mario Vargas Llosa ha sido una figura que trascendió el campo literario para involucrarse activamente en los asuntos políticos de su tiempo. En la década de 1980, se convirtió en un referente del liberalismo en América Latina, distanciándose de las posturas colectivistas que en ese momento predominaban en ciertos sectores intelectuales del continente. Su pensamiento, influido por autores como Karl Popper, Friedrich Hayek e Isaiah Berlin, postula un camino de políticas ejecutadas por economías abiertas, democracias representativas y un Estado de derecho fuerte pero no invasivo.

Durante las décadas siguientes, el Nobel de Literatura no abandonó su compromiso cívico. Desde sus columnas en medios internacionales hasta su intervención en foros políticos, ha defendido una visión del liberalismo que rechaza tanto el dogmatismo económico como la demagogia autoritaria. Su participación en debates sobre Venezuela, Cuba o Nicaragua, así como su oposición a gobiernos con tendencias iliberales, ha sido constante.

La publicación de este libro-homenaje subraya que, más allá de sus logros literarios, Mario Vargas Llosa se ha consolidado como una de las figuras más influyentes en el pensamiento político iberoamericano contemporáneo. Los catorce textos que lo celebran son, en última instancia, una reafirmación de su lucha constante por un ideal: el de la libertad como valor civilizatorio esencial.

Este es un fragmento del texto que presenta el libro El polemista arriesgado: catorce asedios liberales a Vargas Llosa, escrito por el hijo del escritor.

Ese mundo exigía del tipo de escritor que él se consideraba promover ciertas causas, defender ciertos hechos, personas o ideas, fustigar lo que andaba mal, para que de esa confrontación surgiera, poco a poco, el progreso. La civilización, por tanto, no eran solo un conjunto de valores protegidos de la acción cotidiana, etéreos, encerrados en la torre de marfil: también, indesligables de ellos, ciertos actos, pronunciamientos, dejar constancia pública de sus posturas y convicciones, reaccionar frente a la provocación de la actualidad para dar a esos mismos valores vigencia, carnalidad.

Es verdad, como dijo Goya, sí, que el sueño de la razón engendra monstruos. Pero también hicieron estragos nacionalistas y colectivistas, aunque de otra manera, los filósofos más racionales, los pensadores más “científicos”, los intelectuales más discursivos. Por lo demás, un creador puede contribuir, con el arma de su sensibilidad literaria, a los valores de la civilización mucho más que el más racional de los pensadores, porque, como lo escribió y dijo tantas veces el propio autor de La fiesta del Chivo, la literatura apela a la insatisfacción humana agitando en ella el deseo de superación del mundo limitado, empobrecedor, insuficiente, de que se compone la vida verdadera.

Una de las tesis que ha sostenido consistentemente Mario Vargas Llosa es que a la hora de crear uno actúa con todas las zonas de su personalidad, incluyendo las más oscuras y escondidas, las menos racionales y conscientes. Pero, según él, a la hora de intervenir en el debate cívico, de proponer ideas políticas, de convocar a otros ciudadanos a perseguir ciertos objetivos en el orden social, es decir, a la hora de pensar la “ciudad”, el escritor debe domar esos instintos oscuros de que está hecha la sensibilidad literaria y actuar preponderantemente con la sensatez, la razón y el conocimiento. Elementos “aburridos” que, si no estuvieran acompañados de la sinrazón a la hora de inventar historias, se traducirían en una literaria sumamente pobre, pero que en la lucha política son indispensables para evitar utopías imposibles y estropicios cruentos.

Esa integridad lo llevó, a menudo, a corregir, modificar, su propio pensamiento y exponer con impudicia su evolución política aun si ello daba armas a sus detractores. Es lo que hizo, por ejemplo, en los volúmenes de que se compone esa vasta compilación de artículos recogidos bajo el título de Contra viento y marea. Su evolución desde el socialismo hasta el liberalismo no fue un proceso clandestino sino un acto visceralmente público: digo “visceralmente” en el sentido casi literal de la palabra, pues, cuando mudó sus convicciones, lo hizo de un modo descarnadamente autocrítico, exponiendo sus vísceras. Eso le ganó feroces detractores, pero también, como lo atestigua este conjunto de textos, muchos admiradores que se inspiraron, unos más, otros menos, pero todos en parte, en su defensa apasionada de las ideas de la libertad.

Los jefes de Estado y de Gobierno que aquí reflexionan sobre él —gracias, hay que decirlo, a una iniciativa original del expresidente colombiano Iván Duque— en muchos casos abordan esos dos aspectos de la vida pública de mi padre, el creador y el hombre cívico, poniendo más énfasis en lo segundo que en lo primero, lo que no es de extrañar tratándose de hombres y mujeres de Estado que valoran al Mario Vargas Llosa que pasó décadas propugnando las ideas de la libertad en todos los campos: el político, el cultural, el económico, el religioso, el personal. Eso mismo prueba en cierta forma que se puede, desde una sensibilidad literaria, desde una personalidad poblada de fantasía creadora,

Fuente: telam

Compartir

Comentarios

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!