Miércoles 19 de Marzo de 2025

Hoy es Miércoles 19 de Marzo de 2025 y son las 12:12 ULTIMOS TITULOS:

19/03/2025

El ojo surrealista de Dora Maar, más allá de las luces y sombras de Picasso

Fuente: telam

El Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires presenta una serie de fotografías inéditas de la artista que vivió en Buenos Aires: su legado en la publicidad y en la exploración artística, imágenes del célebre pintor español que fue su pareja y el registro de la creación del “Guernica”

>Hay mucho sobreY en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (Macba) surge una oportunidad inédita por estos lares, con Dora Maar inédita: luces y sombras surrealistas, un conjunto de fotografías que son exhibidas, por primera vez, por fuera de Londres.

Que Buenos Aires haya sido elegido como el primer destino de estas imágenes, que luego circularán por otros países, no fue una casualidad, sostuvo Jonathan Feldman, curador de la exhibición que forma parte de Kabinet, en el quinto piso del espacio de San Telmo, en donde se reúnen dos series que dan un vistazo general al mundo creativo de la artista francesa: en un conjunto su trabajo sobre fotogramas y, en otro, sobre retratos.

“Toda la colección, que proviene de Amar Gallery, está compuesta por fotos inéditas que no se mostraron jamás. Solamente en Londres a donde hubo una exposición, pero el interés de que itinerará la muestra era especialmente en Buenos Aires se vincula con que ella vivió acá mucho tiempo”, dijo.

Y es que antes de ser Dora Maar, Henriette Markovitch (1907) vivió en Argentina, entre las décadas del 10 y del 20, junto a su padre, un arquitecto de procedencia croata que realizó varias obras en CABA, y una madre que manejaba una tienda de moda y violinista, que debió dejar de lado sus intereses para seguir el mandato social.

Cuando murió en 1997, a los 89 años, el periódico francés Le Monde tardó 10 días en publicar la noticia, que se replicó en otros medios también como “la mujer de”. Para The New York Times fue “una musa de Picasso” y la “modelo principal para muchos de sus llamados retratos de mujeres llorosas de finales de los años 30 y principios de los 40″, mientras que para el británico The Independent sería “recordada como la más conmovedora de las amantes de Pablo Picasso”.

En 2006, el Museo Picasso de París reunió por primera vez la obra de ambos artistas, con un eje curatorial puesto en cómo se inspiraban mutuamente, para la que se revelaron por primera vez muchas fotografías de Maar que permanecían fuera de los registros históricos o se habían perdido en el tiempo.

A partir de allí, comenzó a despegarse de una herencia que aún, ya reconocida por su propia obra, la acecha. Cinco años después, importantes museos, como el Centro Pompidou y la Tate Modern, realizaron retrospectivas en torno a su legado.

Pero en el medio, hubo una vida de creatividad, de experimentación, que también aplicó a la pintura. Cuando regresó a París, alrededor de los 20 años, comenzó un proceso de formación artística. Pasó, por ejemplo, por el taller del pintor André Lhote, maestro de toda una camada de artistas como Tamara de Lempicka, Henri Cartier-Bresson o Tarsila do Amaral y que tuvo también bajo su ala a algunos referentes del icónico Grupo de París comoPor entonces, Maar entabló amistad con figuras como Henri Cartier-Bresson y Brassaï, y en 1931 tomó la decisión de abrir su propio estudio profesional. En ese momento, adoptó el nombre artístico de Dora Maar, una elección que reflejaba su deseo de proyectar una imagen más sofisticada y moderna.

“A ella le interesaba explorar la técnica de la no-escritura, el automatismo y los sueños. Pero si observamos sus colecciones anteriores, ya tiene una pulsión experimental muy fuerte cuando se empieza a vincular con el movimiento”, dijo Feldman.

Por otro lado, en la “serie de retratos y paisajes urbanos pertenecen a la época en la que trabajaba en publicidad, moda y fotografía comercial” aparece la inevitable figura de Picasso, quien fue su pareja entre 1936 y 1940.

Así, en la muestra del Macba aparecen tres retratos de Picasso, uno de ellos en la tapa de la revista Time de 1939, y a un costado, una de las famosas capturas que Maar realizó mientras pintaba el Guernica, la obra más reconocida del malagueño.

En En busca de Dora Maar (Taurus, 2022), Brigitte Benkemoun realizó una biografía poco ortodoxa de la artista. En entrevistas relató que deseaba comprar una agenda de tapa de cuero que ya no se producía en masa, por lo que adquirió una vieja agenda de manera online y que de los contactos allí anotados llegó a la conclusión de que había pertenecido a la artista. A partir allí, fue entrevistando a los herederos de los emblemáticos personajes que aparecían listados para reamar un perfil y sus historias.

En el libro, entonces, la periodista reconstruyó lo sucedido en torno a la pintura que se encuentra en el Reina Sofía, entre mayo y junio de 1937. De acuerdo a la autora, el pintor de filiación comunista no estaba muy implicado con los acontecimientos de la guerra civil española y fue ella, quien tenía una posición política, quien le habló de los desastres de la guerra, sobre Franco y le mostró algunas imágenes de la destrucción de la localidad vasca.

“El único registro que existe del proceso de producción del Guernica son las fotos de Dora Maar. No existe otro. Le dedicamos una cédula justamente por eso, porque siendo una obra de las más importantes de la historia del arte moderno no tiene reconocimiento en la manera en la cual nosotros podemos enterarnos. ¿Cómo fue ese proceso? No hay mucho contado respecto de cómo nosotros, como estudiosos, como público, llegamos a ese tipo de producción, a ese ciclo de productividad, y por eso queríamos destacarlo”, dijo el curador.

Tras la separación con Picasso, que se produjo casi en simultáneo con la muerte de su madre, la artista Maar sufrió un colapso nervioso. Picasso le ayudó a adquirir una casa en Provenza, donde se retiró parcialmente de la vida pública y si bien hubo rumores de que se había vuelto una ermitaña, la realidad es que continuó creando.

La exposición abrió la temporada de nuevas muestras del Macba, que también estrenó su calendario con hasta ahora la mayor retrospectiva realizada sobre Cecilia Biagini, desde los ´90 hasta la actualidad, con Enredo Simple, con curaduría de Fernanda Laguna, y Mujeres en la colección: Pulsaciones, con curaduría de la coordinadora general del museo Sol Santich.

*Todas las muestras pueden visitarse hasta el 06 de julio en Macba, Av. San Juan 328, San Telmo. Lunes a viernes de 12 a 19 h; sábados, domingos y feriados de 12 a 19 h. Martes cerrado. Entradas: General: $5.000 / Estudiantes, docentes y jubilados acreditados: $3.000. Niños de 6 a 12 años: $3.000 / Menores de 6 años: sin cargo. Miércoles: general: $3.000 / Estudiantes, docentes y jubilados acreditados: sin cargo. Niñxs de 6 a 12 años: sin cargo.

Fuente: telam

Compartir

Comentarios

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!