17/03/2025
El gran maestro argentino Oscar Panno, leyenda del ajedrez, cumple 90 años: sus recuerdos, enseñanzas y legado
Fuente: telam
Entrevista con el mejor ajedrecista nacido en estas tierras. Conquistó el primer título mundial de ajedrez para el país y fue rival de siete campeones mundiales. Por qué renunció a ser profesional y eligió la docencia
>Oscar Roberto Panno, Ingeniero Civil de profesión y ajedrecista por convicción, es una de las grandes leyendas del milenario juego. El primer campeón mundial juvenil del continente americano y el último bronce del historial argentino. El gran maestro más longevo del país y que hoy cumple 90 años.
Su paso es el de un monarca emérito; su amabilidad y la falta de prisa atestiguan que, si bien el ajedrez no permaneció del todo ajeno a los embates de los tiempos modernos de la ansiedad e inmediatez, sus fieles mejor dotados aún conservan un aura difícil de extinguir. Al estrechar sus manos uno percibe de inmediato el privilegio del calor compartido por siete campeones mundiales; unas veces victorioso, y otras, derrotado. Al saludar al maestro Oscar Panno uno cree rozar mágicamente el linaje del pasatiempo más insondable; que está saludando a Bobby Fischer, a Vasili Smyslov, a Mijaíl Tal, a Tigran Petrosian, a Boris Spassky, a Anatoly Karpov, a Garry Kasparov…
“El ajedrez entró en mi vida a finales de los años 40 y, a partir de 1951, tuve a mi primer maestro, Julio Bolbochán. Me tocó actuar en los años cincuenta, la que fue calificada como la época dorada del ajedrez argentino. En ese entonces interpretaba al juego como un estimulante desafío intelectual que, con el tiempo, debido al deterioro educativo en nuestro medio, fue derivando a recomendarlo como una herramienta educativa debido a sus fuertes beneficios en la formación de los jóvenes y en la notable economía de su práctica. Por eso, hoy considero fundamental aspirar a la alfabetización ajedrecística de los educandos, para que todos sepan o interpreten lo que es el ajedrez, no para llegar a ser un gran maestro si no para que todos sus jugadores sin exclusiones sepan de qué se trata”, sostuvo.
La charla continúa con Oscar Panno sentado frente a un tablero y un juego rústico de ajedrez, con piezas que atestiguan el paso de los años y otras más relucientes que llegaron en su reemplazo. Paciente, contó los motivos de su renuncia a ser un profesional del ajedrez. Su voz, grave y resquebrajada tiene el don de la persuasión en cada acentuación. Por eso habla y convence con fe de predicador.
“La geografía del país nos aleja de los grandes conflictos políticos del mundo, pero también es una rémora para un contacto más directo con la meca del ajedrez. Todo está en el Norte, en Europa y acá no pasa nada. Jugamos sólo entre nosotros. Esto hace imposible una auténtica profesionalización del jugador de ajedrez. Por eso muchos jóvenes decidieron emigrar. Mi decisión fue la de quedarme en el país y contribuir al desarrollo del ajedrez con fines educativos, además de entrenar a muchos jóvenes maestros”.-Pero muchos se atrevieron a dar el salto-Lamenta no haber sido un profesional del ajedrez
Cultor del perfil bajo, el único ajedrecista argentino que mantuvo score favorable frente a una de las mayores glorias de este juego, el ruso Boris Spassky (1937-2025), eludió las comparaciones a la hora de señalar sus virtudes.
-¿Sus inicios fueron tanto o más brillantes que los del niño Faustino Oro, la gran atracción del ajedrez mundial en la actualidad?-Porque Faustino en cuatro años de aprendizaje llegó al título de maestro internacional, pero usted empezó a los 12 y a los 16 tuvo su primer entrenador, y dos años después ganó ese título junto con la conquista del Mundial Juvenil, el Argentino Superior y el Sub 20, y dos campeonatos más en el Club Argentino. Todo en sólo seis años.
-Bueno, en mi época no había tanto marketing. Esa es la diferencia (risas)-¿Está informado de los logros de los chicos argentinos, de Ilan Schnaider, los hermanos Fiorito, Ernestina Adam, Candela Francisco, de Oro y otros más?
-No de todos; no me llegan las partidas de ellos; sí, las de Faustino. Justamente ahora estaba analizando su actuación en Wijk Aan Zee.-En Holanda le fue mal, pero le veo condiciones. Me parece fantástico que no esté atado a un estilo, juega tanto peón rey como peón dama. Estamos frente a un prodigio. Acá, en Argentina, no he visto otro como él, incluso más que Huguito Spangenberg, que a los 10 ya jugaba muy bien. Tal vez viendo sus partidas, yo diría que está necesitando un profesor de mayor nivel y no tantos especialistas. Recuerdo que Kasparov a los 10 conoció a Botvinnik y comenzó a entrenar fuerte con un gran maestro, los especialistas que tuvo eran otros grandes maestros que se destacaban en determinadas líneas de una apertura o defensa y que le enseñaban sus secretos. Bueno, todos sabemos muy bien cómo funcionaba entonces la maquinaria rusa.
-¿Pero los chicos ahora entrenan con módulos?La charla transcurre en una de las habitaciones de su casa, atiborrada de libros, enciclopedias, revistas, diarios, recortes y decenas de hojas impresas con la nomenclatura algebraica para leer las partidas de ajedrez. Su prodigiosa memoria es capaz de reflotar detallados recuerdos que aún permanecen vivos, aunque pertenezcan a una historia de otro siglo
-¿Y cómo serán los festejos por el cumpleaños 90?
-También desde la Federación Argentina de Ajedrez (FADA) declararon a 2025 como “el año Panno del ajedrez argentino”
-¿Cree que no fue bien tratado por la dirigencia argentina?
-¿Después de más de 50 años de su vida dedicados al ajedrez, cuál es su legado para las nuevas generaciones de ajedrecistas?
Oscar Roberto Panno, el gran maestro del ajedrez argentino cumple 90 años; una vida dedicada a los análisis, cálculos, gambitos y celadas sin descuidar lo que mejor sabe: transmitir sus enseñanzas. Por eso todavía sueña con nuevas ideas, nuevas jugadas para la memoria. Sin dudas, su mejor legado.
El 17 de marzo de 1935, el pequeño Oscar Roberto llegó al humilde hogar, que Sara Díaz y Francisco Panno levantaron en el barrio de Saavedra; el segundo varón después de César y anterior a Marta, su única hermana mujer. Tenía seis años cuando su papá le compró una serie de juegos de mesa, entre ellos el ajedrez. A los 12, como consecuencia de una recomendación médica comenzó la práctica de la natación, en el Club River Plate. Allí conoció una sala dedicada a la enseñanza del juego. Aprendió con Alfredo Espósito, que sucedía en el cargo a Grau (fallecido en 1944), pero más tarde River designó a un nuevo profesor para la sala de ajedrez, el periodista y ajedrecista Julio Bolbochán. A partir de 1951, el alumno y el maestro trabaron una amistad que los acompañó por el resto de sus vidas.En 1963 se casó con Guillermina Bink (una joven holandesa que conoció en el torneo de Amsterdam en 1956) y juntos formaron un hogar con la llegada de tres hijos: Ernesto, Sergio y Ricardo. Un año antes se recibió en la UBA de Ingeniero Civil
Logró el título de gran maestro a los 20 años, y en 1957 su nombre se ubicó entre los mejores 18 ajedrecistas del mundo. Fue campeón de los torneos Zonales Mar del Plata 1954 y Río de Janeiro 1957. Se adjudicó el Sudamericano de Mar del Plata 1969, los magistrales de Palma de Mallorca (1971 y 1972), y el Panamericano de Bogotá (1958), entre otros más. En 1978, a los 43 años, fue analista de Víktor Korchnoi en el rocambolesco duelo con Anatoly Karpov, en Filipinas. En 2003 ganó su última competencia, el II Memorial Pereyra Puebla, en Mendoza. En 2008 jugó oficialmente el último certamen (finalizó 3°) en el Memorial a Bobby Fischer.
Fuente: telam
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